Prevención ante estafas telefónicas
Mientras la delincuencia sofistique cada vez más sus técnicas, persistirá el peligro para las familias chilenas.
Las estafas telefónicas y los llamados con el "cuento del tío" se han hecho cada vez más frecuentes y afectan sin distinción. Hay familias que aseguran haber recibido llamados donde les indican que tienen secuestrado a uno de los hijos y exigen un rescate, que algún integrante del grupo ha sufrido un accidente y hay que pagar una fianza, o que el dueño de casa envió a alguien a retirar artículos de valor.
La delincuencia es cada vez más sofisticada y usa metodologías osadas. Las bandas operan incluso desde las cárceles y pese a que el reglamento penitenciario lo prohíbe, los celulares son frecuentes, pues son llevados desarmados por los familiares, hasta que los reclusos rearman las piezas. Es un claro indicio de que la organización delictual no se extingue con la reclusión de sus integrantes y que, por el contrario, recurren a la tecnología para seguir delinquiendo desde el interior, con la seguridad de que esto no aumentará su castigo.
Hoy es posible obtener a través de internet todos los datos de una persona, mientras que las redes sociales entregan mucha información. Así, los delincuentes pueden reconstruir el entorno de sus potenciales víctimas, mientras demuestran la habilidad de ir logrando más antecedentes que las mismas personas proporcionan en forma espontánea en la conversación.
Por eso, las instituciones policiales han advertido a las personas que no deben creer inmediatamente en este tipo de llamados, a tener otro teléfono para verificar dónde se encuentra el familiar y verificar si está bien, a no entregar ninguna información del domicilio, nombres, ni decir con quién están. Los delincuentes se nutren de datos que obtienen en la guía telefónica o de internet, sobre todo de redes sociales, pero también de la misma información que van entregando sus víctimas.
Es evidente el grado de sofisticación que alcanzan los delincuentes en algunas acciones y los recursos de que disponen para emprenderlas. Por eso, es necesario que estos temas sean conversados en la familia, para establecer un protocolo de prevención, advirtiendo especialmente a los niños, que suelen ser los que proveen más información en el caso de esos llamados.