El 24 de marzo de 2022 se provocó el derrumbe de parte de un muro de cuatro metros de altura en la calle Lautaro, de la población Alerce en Puerto Montt. El desplome se produjo luego del incendio de una de las casas del sector y en esa ocasión, afortunadamente, no hubo que lamentar la ocurrencia de desgracias humanas; el único dañado fue un automóvil que quedó aplastado e inutilizado bajo los bloques de cemento. Las fotos de tal emergencia fueron elocuentes en su momento: daban cuenta del gracioso azar que evitó que algún peatón estuviese caminando por el sector, como también que las viviendas aledañas al muro se sumaran al derrumbe y terminaran, con sus eventuales ocupantes dentro, tal cual le ocurrió al solitario automovil.

La lógica debiera indicar que a un año y dos meses de aquel evento, el muro ya fue reparado y que los 35 habitantes de las diez casas que colindan con el muro Lautaro recuperaron rápidamente la tranquilidad perdida desde el día del siniestro. Mal que mal, esa es una obra que tiene un claro responsable, con una adecuada provisión de recursos para tales fines -sobre todo cuando se trata de garantizar la vida de las personas- y que en un caso de tal magnitud, las diferentes reparticiones involucradas habrían actuado con total celeridad.

Pero Puerto Montt a veces no resulta ser lógico. Con todo el riesgo que implica el eventual desplome de diez viviendas en algún día de mal tiempo (algo totalmente probable en esta parte del sur de Chile), los departamentos municipales implicados en esta situación, tanto la Secretaría de Planificación como la Dirección de Obras, parecen no haber comprendido el sentido de urgencia y la burocracia ha contaminado una decisión que debía ser certera y eficiente. Se ha argumentado que los costos se han incrementado, que los permisos deben pasar por los órganos de control y que cada documento debe tener su correspondiente timbre. ¿Es que acaso la supervivencia de las personas enfrentadas a un peligro diario amerita la espera de un timbre?

Si el Estado impone sus tiempos, pues los organismos públicos debieran entonces correr desde el día uno para evitar tales dilaciones que ya son temerarias.

Parte de mi rutina diaria es encender la televisión a la hora del despertar. Un breve baño de actualidad, en el que me informo de la condición meteorológica del día y algunas noticias. Ayer jueves a primera hora tomé conocimiento de una explosión de gas en el sector Cerro 18, en Lo Barnechea, en la Región Metropolitana.

El lamentable saldo de esa emergencia fue de 10 lesionados y cinco viviendas afectadas. Incluso una persona quedó atrapada en las estructuras colapsadas y debió ser rescatada por Bomberos. La causa aparente de la explosión sería la fuga del combustible desde cilindros de gas, según informó el Cuerpo de Bomberos de Santiago.

Esta noticia generada mil kilómetros al norte de nuestro Puerto Montt, debe hacernos reflexionar sobre las mantenciones adecuadas en artefactos, reguladores y redes de gas. Ello especialmente en las estaciones de otoño e invierno, cuando la demanda de calefacción se incrementa en nuestros hogares.

El Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt informó a través de su tercer comandante, Daniel Hurtado (especialista en emergencias con materiales peligrosos), que durante el año 2022 se registraron 138 salidas en nuestra ciudad por escapes de gas.

La fuga de un gas combustible puede tener trágicas consecuencias si no se detecta a tiempo y se aborda de manera adecuada. Por ello ante cualquier duda lo recomendable es abrir puertas y ventanas para ventilar, no encender luces o equipos eléctricos y llamar al 132 de Bomberos. Los voluntarios cuentan con los instrumentos para detectar la presencia de distintos gases en el ambiente, evaluar adecuadamente el riesgo y encontrar la fuente de emisión en caso de existir una fuga. No basta sólo con confiar en nuestro olfato para determinar la ausencia o presencia de gas, los instrumentos son mucho más precisos.

El 9 de enero, Puerto Montt fue el escenario de una emergencia de estas características. Una explosión de gas originó un incendio donde, pese a los esfuerzos de Bomberos, perdió la vida un adulto mayor quedando otra persona con lesiones que la mantuvieron hospitalizada por meses. La casa quedó destruida en un 95%.

Esta semana debieron ser evacuadas 18 personas desde un jardín infantil de Alerce por fuga de gas. Bomberos de la Segunda, Cuarta y Novena compañías de Puerto Montt respondieron al llamado, comprobando que la emanación provenía desde un cilindro de 45 kilos. Afortunadamente el evento no ocasionó ningún siniestro. Debemos adoptar una actitud preventiva frente a estas situaciones, para evitar emergencias que puedan costar la vida o lesionar a quienes amamos y destruir nuestros bienes. La prevención es tarea de todos.

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