Calle Regimiento
Después de tres años de haber aprobado el cambio de nombre de la calle Regimiento, y cuando todos creíamos que la medida había quedado sin efecto, la Municipalidad de Puerto Montt decidió comenzar a modificar la señalética. La calle Regimiento, así, ha dejado de existir oficialmente. Ahora su nombre es "Los Deportistas", en homenaje a Pedro Bahamondes, Héctor Maldonado, José Soto y José Mañao.
Hoy no deben ser muchos en Puerto Montt los que sepan a ciencia cierta quiénes eran esas personas. Yo sí sé. Eran nuestros vecinos y nuestros amigos. Y fueron cobardemente asesinados por miembros de una patrulla de la Fuerza Aérea de Chile, en la puerta de sus casas adonde los fueron a buscar para matarlos, uno por uno, después de que sostuvieran una disputa con integrantes de esa patrulla en un bar. Ellos eran futbolistas destacados de los clubes deportivos de nuestro barrio, además, el "Palillo" Bahamondes y José Mañao formaban parte de la Selección Amateur de Puerto Montt. Yo era sólo un muchacho de 15 años que disfrutaba tratando de imitarlos en nuestras pichangas en la cancha Skoruppa.
Y así ocurrió ese 31 de enero de 1974, jugamos una de las más largas pichangas de ese caluroso verano y después ellos partieron juntos… a enfrentarse con el abuso asesino, con el poder sin límites, con la sevicia criminal de quienes nos dominaban en ese momento. Al día siguiente muchos no pudimos hacer más que apretar los puños dentro de los bolsillos de nuestros pantalones, cuando escuchamos la voz engolada y cargada de autoritarismo del general de la Fuerza Aérea que afirmaba, mintiendo, que "después de ofrecer resistencia, habían sido abatidos unos peligrosos elementos subversivos". Subversivos ellos, que no eran más que unos muchachos buenos para la pelota a los que todos admirábamos.
Su funeral convocó a todo el barrio y a muchos de fuera del barrio. Y a pesar de que éramos una multitud, no se escuchó un solo un grito, un solo insulto dirigido a quienes todos sabíamos que eran los asesinos. Fue el silencio más elocuente que he escuchado en mi vida. El grito silencioso de un barrio que así honraba a sus muchachos y acusaba a los criminales.
No se me ocurre nadie más merecedor de un homenaje de nuestra ciudad, que nuestros cuatro amigos y vecinos del barrio Lintz. Pero desgraciadamente, tampoco se me ocurre un peor homenaje que el que la municipalidad pretende hacerles.
Historia y burocracia
La medida fue decidida en 2020, en plena pandemia y cuando aún el "octubrismo" parecía capaz de dominarlo todo y grupos identitarios levantaban las banderas de la "deconstrucción" cultural. Aquella que en otros países ha llevado a eliminar estatuas de Cristóbal Colón "por ser el precursor del colonialismo".
En nuestro país lograron que finalmente la estatua del general Baquedano desapareciera quizás para siempre de su pedestal y han intentado, hasta ahora sin éxito, hacer desaparecer la estatua de Pedro de Valdivia de la Plaza de Armas de Santiago. Aquí, quizás, la palabra Regimiento hería sus sentimientos antibélicos o algo parecido y no encontraron mejor pretexto para suprimirla que honrar a cuatro jóvenes asesinados por militares.
En el papel se ve bien. No pensaron, sin embargo, que la calle Regimiento está asociada a la historia del barrio Lintz y de Puerto Montt, y que no se puede borrar la historia por un decreto burocrático. La calle Regimiento pertenece a nuestra ciudad y al barrio Lintz. Allí nacieron y crecieron miles de puertomontinos. Es su calle y ellos debieron ser los primeros en ser consultados, antes de que en una oficina de la municipalidad o en una reunión inspirada por los gritos callejeros, se decidiera cambiarle el nombre.
Hay que proteger los barrios y sus tradiciones. Allí es donde comienza a construirse el tejido social de la ciudad. Allí tienen su sede las tradiciones; sus calles son las venas por las que circula la sangre que vitaliza a la comunidad.
Escribo estas líneas luego de participar en una reunión a la que me invitaron vecinos del barrio de mi niñez y adolescencia, el barrio Lintz. Ellos plantearon lo que acabo de escribir y, además, me hicieron ver el inmenso daño que muchos de ellos sufrirán con ese cambio, que los va a llevar a bregar por años con el Servicio de Impuestos Internos, con las notarías, con el Conservador de Bienes Raíces y un largo etc. Especialmente los adultos mayores, que son muchos, y a los que cada uno de estos trámites, sólo les complicara aún más su diario vivir.
¿Es que, entonces, no debemos honrar a nuestros cuatro jóvenes vecinos? Claro que debemos. Pero no al costo de "deconstruir" lo que la historia y las tradiciones han tardado tanto en construir.
Podríamos honrar su memoria, por ejemplo, dotando de buena iluminación al barrio que, por cierto, no la tiene, o aumentando la seguridad en sus calles. Pero hay otras formas. Un monumento puede honrarlos, una placa en el lugar en el que cada uno de ellos fue asesinado, pensiones de gracia para sus familiares que las necesiten. Una autoridad que quiera oír la voz de su comunidad podría consultar a los vecinos, llamar a opinar a las universidades, escuchar a los deportistas.
Todo es posible. Pero por favor, no hagan desaparecer nuestra calle Regimiento.
Señor alcalde y concejales, este homenaje bien intencionado sólo les está complicando la vida a nuestros vecinos, escuchen su respetuoso reclamo, y por favor, ¡reviertan la medida!