Un día de furia
El trabajo cotidiano del ministro de Transportes y Telecomunicaciones de Chile… es ser seremi de Transportes y Telecomunicaciones de la Región Metropolitana. Sus preocupaciones habituales, aquellas que lo llevan a despertar antes de salir el sol por la mañana y le impiden conciliar el sueño por la noche, van desde la evasión en el sistema de transporte público, "Transantiago", a los desperfectos en el Metro… sí, de Santiago.
¿Tendrá el ministro alguna remota noción de las características del transporte público en Puerto Montt? ¿O de la congestión vehicular en Puerto Varas? ¿O de las horas que pierden los habitantes de Los Lagos desplazándose cada mañana desde sus lugares de residencia suburbanos hasta sus sitios de trabajo en Osorno, Puerto Varas o Puerto Montt? ¿Sabrán las autoridades de Santiago que, según el INE, entre 2010 y 2018 el parque vehicular en la comuna de Puerto Montt aumentó de 41.681 vehículos a 78.376? Y ello antes de la pandemia, período en que, lo sabemos todos en Puerto Montt, aumentó enormemente la cantidad de vehículos en circulación. Y seguramente tampoco saben esas autoridades que, entre esos mismos años, el parque vehicular de la provincia de Llanquihue se incrementó de 66.682 unidades a 124.084; una cifra que esconde la escalofriante realidad que pueden comprobar todos quienes se trasladan cada mañana a nuestra ciudad por motivos laborales, académicos, comerciales o de búsqueda de servicios, aumentando el flujo vehicular en sus arterias.
Si algo de eso supieran el ministro o las autoridades de Santiago, quizás habrían hecho algo, pero probablemente no lo saben porque no han hecho nada. Mientras tanto, el deterioro de la calidad de nuestras vidas se acelera al mismo ritmo con que aumentan los baches en nuestras calles, envejecen los vehículos de nuestro transporte público y aumenta el número de automóviles hasta casi hacer inviable la circulación en nuestras ciudades.
Cuando ocupo la frase "inviable circulación", no es en sentido metafórico. Es una realidad que se refleja a diario y a toda hora en nuestra capital regional. La congestión automovilística en las inmediaciones de la población Pichi Pelluco, calle Egaña, avenida Ramón Munita o el eje Sargento Silva- Guillermo Gallardo, no es exclusiva de las primeras horas de la mañana o del final de cada jornada.
Obstáculos
Los accesos y salidas de Puerto Montt, como la rotonda de Parque Industrial con Salvador Allende o el ingreso desde la Ruta a Pargua, son un obstáculo para los conductores. Lo tiempos de espera en la vía hacia El Tepual, en sectores como Población Fresia, Puerta Sur o Lagunitas, son extremadamente extensos. Muchas veces el llegar desde el aeropuerto al centro de la ciudad tarda lo mismo que el vuelo entre Santiago y Puerto Montt. Quienes residen en Bosquemar saben que el traslado entre el centro y sus hogares (o viceversa) puede tomar más de una hora en momentos de alto tráfico, cuando las filas de vehículos se extienden por kilómetros. Lo mismo ocurre con Alerce y La Vara. Prácticamente ya no hay sector que escape a esta estresante realidad.
¡Esta no es la forma de vida que estábamos acostumbrados en el sur de Chile!
El problema, lo sabemos todos, se llama centralismo. Un centralismo que lleva a que se decida destinar $ 113 mil millones para la recuperación del "Eje Alameda" de Santiago (no se crea que es toda la Alameda, es sólo un nuevo trazado en reemplazo de la rotonda Baquedano), mientras que todo el presupuesto de la Región de los Lagos para 2023, aprobado en la sesión del 28 de diciembre de 2022 por el Consejo Regional, alcanza a sólo a algo más de $100 mil millones.
Es ese mismo centralismo que lleva a que sean noticias nacionales la recuperación de la casona en que está situada la sede del Colegio de Arquitectos en la Alameda -sí, de Santiago- o el debate acerca de la apertura, o no, de una puerta de la estación Plaza Italia del Metro. Seguramente quienes se congratulan de ver nuevamente limpias las paredes de esa casa, o los polemistas que discuten lo apropiado o no de hacer de la entrada al Metro un memorial dedicado a la "primera línea", no saben que en Puerto Montt la Catedral permanece tapiada desde el estallido y que esa tapia sigue grotescamente manchada.
Alzar la voz
El exagerado centralismo podría verse de alguna manera mitigado si nuestras autoridades regionales alzaran la voz para protestar, pero para ello se necesita tener una voz que alzar y eso no parece suceder. Quizás, sin protestar, podrían haber susurrado al oído de sus superiores información acerca de nuestra realidad regional, pero tampoco eso parece haber ocurrido. ¿Qué queda, pues, para nosotros, los ciudadanos de a pie?
Ojalá nuestras autoridades hayan visto la película "Un día de furia", estrenada en 1993, con Michael Douglas como actor principal. Por si no la han visto o no la recuerdan, les puedo decir que muestra que la frustración y la ansiedad que pueden llegar a provocar en personas comunes y corrientes adversidades como las que estamos sufriendo en nuestras ciudades de la región de Los Lagos, y particularmente en Puerto Montt, pueden llegar a traducirse en macabros estallidos de violencia individual o colectiva.
Desde luego, es algo que no queremos. Queremos, en lugar de ello, que nuestras autoridades locales estén a la altura de la circunstancia y nos representen frente a las autoridades nacionales. Queremos que esas autoridades nacionales comprendan que Chile debe crecer armónicamente en todas sus regiones y no concentrar las decisiones y las soluciones en la capital. Y ya que estamos en plena campaña para elegir consejeros constitucionales, queremos también una Constitución que obligue a esas autoridades a comportarse de esa manera.
Mientras tanto, ya que el ministro está ocupado de lo que ocurre en Santiago, sería conveniente que el seremi de Transportes de nuestra región y las autoridades locales se aboquen con sentido de urgencia en buscar soluciones efectivas.
Para evitar un día de furia. O muchos.