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lición de los palafitos no representa "la desaparición del lugar, sino que responde a su actual mal estado. El lugar Angelmó, ya tiene su propia fuerza y vitalidad, que no la determinan sólo sus construcciones, sino -y por sobre todo- el patrimonio inmaterial que de ahí emerge".

Rammsy añadió que ese mercado se ha transformado "en un espacio icónico, tradicional y patrimonial de carácter nacional", por lo que la clausura por más de cinco años de los palafitos "merma ese espíritu", añadió, junto con observar que "una obra de arquitectura pública debe velar en su uso por el bienestar y la seguridad para sus habitantes".

En cuanto a lo que se debe hacer en esa zona, opinó que "si se piensa este lugar con mirada a largo plazo, las materialidades deben ser acordes al tipo de emplazamiento y a la gran concurrencia en su capacidad de carga".

Para la representante del Colegio de Arquitectos, esta demolición ofrece una posibilidad nueva de pensar y diseñar ese mercado, "desde una mirada que considere la importancia que Angelmó tiene para la ciudad, la región y el país".

"Desde nuestra mirada, el gran valor de Angelmó es su patrimonio inmaterial, vinculado al intercambio, al comercio, la fraternidad, atmósfera de olores, texturas y sabores: la expresión de las tradiciones de mar y tierra. Angelmó no es solo un lugar, sino una experiencia propia y arraigada", añadió.

Rammsy postuló que esas cualidades deben servir como insumo para definir ese proyecto, con la participación de la comunidad y de quienes están ahí diariamente, para lo que planteó "reforzar su identidad original, a través de un diseño colaborativo entre diversos actores. El sentido de pertenencia se potenciaría si las personas que habitan día a día se sintieran parte de ese diseño", aventuró la profesional.

Incertidumbre

En tanto que para el arquitecto Izidor Carlos Mora, la demolición del bloque sobre palafitos es un primer paso para la remodelación total del mercado, sobre el que admitió aún no conocer sus detalles.

Tal situación, agregó, "despierta una natural incertidumbre respecto de la validez de la medida, tanto para los puertomontinos en general, como para los visitantes y para quienes dan vida al lugar con el aporte de su trabajo".

El doctor en Ingeniería de la Universidad Técnica de Hamburgo opinó, que ante el comienzo de este proceso de desarme "no queda más que esperar que la obra que se ejecute -si es que se llega a hacer-, sea el producto de un concurso público, que tenga como determinante básica, el rescate y proyección de la idea original del proyecto del cual formará parte. Si es un mirador o un palafito, carece de importancia si el proyecto no se aborda desde una mirada respetuosa del entorno y de la mantención de lo existente".

En ese sentido, llamó a respetar el diseño original de su colega Nelson González, cuya primera etapa se materializó en 1994. "Se debiera optar por un diseño que mantenga la estructura palafítica original; sin embargo, siendo realista y tomando como base la tendencia histórica de la gestión municipal, tiendo a pensar que sería ilusorio pensar que se optará por una estructura que, estando expuesta a similares rigores, se le otorgará los cuidados que se merece".

Mora cuestionó si han existido "labores de mantención adecuadas y con la debida periodicidad, considerando su delicada materialidad (madera y acero) expuesta a las inclemencias del clima". Ante ello, definió que "la respuesta rotunda y evidente es que no se hicieron".

El también ex director del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Lagos estableció que al asumir esa tarea "la autoridad lo interpreta como un gasto y no como una inversión, por lo que la necesaria asignación de recursos queda relegada a un lugar secundario o simplemente no se considera. El resultado lógico es la total degradación material, para luego asignar recursos y hacer algo nuevo".

Proyecto completo

El ex senador Rabindranath Quinteros, quien ocupaba el cargo de intendente cuando se materializó el proyecto de ampliación de Angelmó, del arquitecto Nelson González, aseguró que comparte la determinación municipal.

"Creo que si los palafitos ya cumplieron su etapa útil, evidentemente que es un peligro público. Hace meses que eso está inhabitado. Entonces, creo que es lo correcto, está bien que se haga eso", afirmó.

El también ex alcalde de Puerto Montt (2000-2012) expuso su esperanza en que ese típico mercado porteño sea objeto de una intervención mayor, como se ha anunciado desde la actual administración municipal. "Hay que ampliarlo, mejorarlo, tener mayor número de estacionamientos. Un proyecto compuestísimo habría que hacer allí, tal como lo han anunciado", remarcó.

En cuanto a la posibilidad de reponer los palafitos, incluidos en el diseño del arquitecto González, en la gestión del alcalde Raúl Blanco, expuso que ello dependerá del diseño del nuevo Angelmó, lo que supeditó a la obtención de recursos, ya que se trata de una inversión cercana a $20 mil millones.

15 de marzo se realizó una sesión extraordinaria del Concejo, en la que se aprobó invertir 45 millones 785 mil pesos para demoler los palafitos de Angelmó.

260 metros cuadrados es la superficie de esa estructura de madera, soportada por seis palafitos de acero galvanizado, sobre el canal de Tenglo.

23 de septiembre de 1994 tuvo lugar la ceremonia de apertura de la primera etapa del proyecto del nuevo Angelmó, del arquitecto Nelson González.