Correo
Educación rural
El viernes 7 de abril se conmemoró un nuevo día de la Educación Rural en Chile y no podemos olvidar que quienes han tenido un inicio de año más complejo son las comunidades educativas rurales, muchas de las cuales se vieron fuertemente afectadas el verano pasado por los incendios forestales. Tampoco podemos olvidar los casi 3 años de pandemia, y sus mayores efectos en las comunidades rurales, que, por su aislamiento y falta de conectividad, vivieron aún más dificultades que el resto del país.
A modo de ejemplo, sólo el 8% de los docentes rurales logró enseñar más del 90% del currículum priorizado el año pasado. Así, la reactivación de la educación rural es una urgencia.
¿Por qué es tan importante la educación rural en nuestro país? Porque de las 100 comunas más pobres de Chile, 99 son rurales. Porque hay 3.299 escuelas rurales en Chile, que equivale al 29% de los establecimientos educacionales del país. Y también porque de acuerdo a estadísticas del Mineduc, la exclusión escolar en contextos rurales de estudiantes entre 14 y 17 años es de 6,1%, casi el doble de la que hay en las zonas urbanas (3,8%).
Tras más de una década impulsando proyectos en comunidades rurales, en Fundación 99 creemos que estamos en un momento óptimo para pasar de la estrategia a un plan de acción enfocado en la Reactivación Educativa y al Plan de Fortalecimiento de la Educación Rural Gabriela Mistral.
Desde ya nos ponemos al servicio como articuladores de estas acciones, pues sabemos que esta tarea no es responsabilidad de uno solo.
Aún existen desafíos estructurales y pedagógicos que dificultan el desarrollo de la docencia en contextos de ruralidad. Creemos que la educación rural seguirá en deuda si las medidas que apuntan a la Reactivación Educativa no son contextualizadas a dicha realidad.
Gonzalo Plaza, director ejecutivo Fundación 99
Lo que viene
Tras el eco de las festividades espirituales, con los habituales momentos de ocio y sin perder el realismo cotidiano, pero con un talante positivo y esperanzado, me nace el deseo de paralizar los temores y peligros para promover otros sueños, como puede ser el de unir las voces para entonar un pentagrama esperanzador nuevo, que nos lleve a escucharnos más y a oírnos mejor. Dejémonos descubrir internamente. Aprendamos a cohabitar, que no hay oscuridades para los itinerarios de corazón, como tampoco hay tristezas cuando sientes la mano tendida del análogo.
Renazcamos como especie que se entusiasma por salir de este poder mundano, corrupto y anestesiante, que nos lleva a una desolación verdaderamente cruel e inhumana. Hay que volver al tejido de la palabra, con su abecedario de diálogos sinceros, a revivir y a coordinar esfuerzos conjuntos para hacer patente un entorno laboral justo y seguro sin dejar a nadie en el camino; puesto que en esto consiste la justicia social y los estados sociales, democráticos y de derecho.
Desde luego, si queremos hacer familia y lograr una prosperidad compartida de hogar, crecimiento inclusivo y paz universal y duradera, primero tenemos que alcanzar el abrazo de la justicia social. Activemos este culto, abramos bien los ojos y los oídos, y sobre todo pongámonos en disposición de ayuda, porque nadie puede hacer nada por sí mismo.
Tomado este camino, de maduración y crecimiento interno, volveremos a reconocer los caminos de la libertad plena, que son los que realmente nos hacen sentirnos bien y contrarrestar de este manera, en coalición con las fuerzas destructivas que nutren el extremismo.
Víctor Corcoba Herrero
¿Y si la hubieran aprobado?
La rechazada y mal formulada reforma tributaria milagrosa de Gabriel Boric, se ha convertido hoy en la excusa para la solución de la mayoría de los problemas nacionales, discurso usado y trillado en la fallida y nefasta propuesta constitucional.
Carolina Zanzana A. y Stephen S. Cortés
Estado de excepción
En relación con la proposición de Carlos Maldonado de "decretar estado de excepción en todo el país, para controlar la delincuencia y proteger a la ciudadanía", cabría comentar que ello -aparte de numerosas razones que desaconsejan tal medida- de poco y nada serviría, en circunstancias que los carabineros y los militares sólo pueden usar sus armas de fuego en casos de legítima defensa cuando esté en riesgo la vida de personas.
Legalmente ellos no pueden utilizar sus armas letales para resguardar instalaciones estratégicas, de servicios públicos esenciales o de la infraestructura crítica; o para evitar la destrucción o el incendio de maquinarias o de medios de transporte, de bosques o sementeras, de iglesias patrimoniales u otros monumentos históricos; o los saqueos de supermercados, asaltos a locales comerciales; la usurpación de predios o tomas de residencias particulares, ni contra quienes estén cometiendo o se apresten a cometer actos terroristas u otros graves crímenes
En tales casos, aunque los delitos sean flagrantes, los encargados de mantener el orden y la seguridad pública no usarán sus armas letales; no sólo porque se los impide la ley, sino porque saben que si lo hicieren serían defenestrados o condenados a severas penas de presidio por "abuso de la fuerza" o por "violar los derechos humanos".
Tampoco podrán usarlas para capturar a los delincuentes comunes o a terroristas que huyan para evitar su detención.
Con las precitadas restricciones, las fuerzas de orden y seguridad quedan sin capacidades disuasivas o represivas y los delincuentes con vía libre para cometer impunemente sus atentados.
Adolfo Paúl Latorre