Municipios y delincuencia
La casa alcaldicia de Puerto Montt ha entrado a este campo con el anuncio de la destrucción de 185 casas abandonadas.
Empujados por la sensible crisis de seguridad en que está sumido el país, y claro, también por las evidentes posibilidades de ejercer mayor liderazgo (y visibilidad) en un ambiente político tan polarizado como el de hoy, los alcaldes, cual más, cual menos, han ido tomando las banderas de la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico. El gran sustento para esta decisión lo entregan periódicamente las encuestas de opinión, que sin distinción ubican a la inseguridad ciudadana como la principal demanda ciudadana, por sobre cuestiones como la salud, pensiones o educación, que hasta hace unos pocos años ocupaban las prioridades más notorias de la población.
A nivel nacional, hay casos emblemáticos de jefes comunales que han hecho del combate de la delincuencia su gran bandera. El de Rodolfo Carter, en La Florida, ha marcado la pauta, con su mediática política de destrucción de narco casas, que no es otra cosa que el derribo de viviendas que han vulnerado las normas de construcción allí donde hay investigaciones en curso de parte del Ministerio Público.
El alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, también ha comenzado a hacer lo suyo esta semana, luego que se conociera la decisión de la municipalidad para ordenar la destrucción de 185 casas que se encuentran en estado de abandono en distintos sectores de la ciudad. Tal detalle se consiguió luego de recibir las denuncias de vecinos y de Carabineros respecto de viviendas que se han convertido en foco de delincuencia o en riesgo de incendio. Se elaboró un catastro, se recopiló información acerca de sus propietarios y se generó este plan de desmantelamiento que ha sido bien acogido en los barrios y poblaciones.
A los municipios no les compete gran responsabilidad para garantizar la seguridad ciudadana, para eso está el Gobierno y todos los órganos encargados de la prevención y persecución penal. No obstante, dada la situación que hay en el país, con una delincuencia desatada, más violenta y métodos cada vez más temerarios, todo esfuerzo es bienvenido, y más si viene desde el municipio, que más que nadie conoce el termómetro de las calles. Ahora, lo relevante es que se cumpla rigurosamente este plan y no quede sólo para los anuncios que la ciudadanía espera.