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El tormento de vivir sin agua en un país que tiene demasiada

Guatemala produce más agua que el promedio mundial, pero el 90% de sus fuentes están contaminadas y son millones los habitantes que solo pueden tener el líquido limpio un par de veces a la semana.
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Guatemala tiene el doble de disponibilidad de agua que el promedio mundial, pero el 90% de sus fuentes están contaminadas y millones de personas sufren un calvario diariamente para obtenerla, debido a décadas de deficiente administración estatal.

"El río trae desechos y hasta cadáveres del basurero de la Ciudad de Guatemala", cuenta a Efe Migdalia Hernández, una profesora maya que vive en San Antonio Las Flores, una comunidad convertida en el drenaje de la capital del país.

Hernández y 1.200 familias de esta aldea viven rodeados por tres ríos contaminados y solo tienen agua una vez a la semana, que a duras penas alcanza para cubrir sus necesidades.

Similar crisis vive Magdalena González, en San Pedro la Laguna, a orillas del lago de Atitlán, en el oeste de Guatemala, donde solo llega agua tres veces por semana.

La historia se repite incluso en el corazón de Ciudad de Guatemala en zonas residenciales, donde el servicio no es regular.

Guatemala es un país lleno de recursos hídricos pero donde seis de cada 10 hogares no tienen agua potable y cinco de cada 10 no están conectados a la red de drenajes, según datos de Naciones Unidas de 2021.

Buscan alternativas

"No hay autoridad que responda a la crisis", cuenta Hernández con molestia.

Los vecinos de San Antonio Las Flores, una aldea del municipio de Chinautla en la periferia de la capital guatemalteca, han tenido que ingeniarse su propio sistema de distribución para obtener agua.

En 2022, los vecinos, la mayoría albañiles, taxistas, guardias de seguridad y costureras, reunieron fondos para conectar sus casas a un nacimiento de agua en las montañas que los rodean, lejos de la contaminación del río Las Vacas.

El caudal espeso y café de Las Vacas lleva unas 9.000 toneladas anuales de desechos sólidos procedentes de la Ciudad de Guatemala e invade con un fétido olor las casas de quienes viven a la orilla de este río de aguas negras.

"El municipio no arregla nada, nosotros tenemos que ingeniar soluciones para tener agua", dice Enrique Monroy, un vecino de 52 años de San Antonio Las Flores.

Monroy, ante la escasez del agua, construyó su propio pozo de 25 metros de profundidad en el patio de su casa y así abastece a su familia desde hace cuatro años.

Lagos en peligro

"El lago está enfermo y se va morir", dice Magdalena González mientras llena dos costales con botellas, jeringas y todo tipo de plásticos encontrados en la orilla del Atitlán.

El Atitlán es un lago rodeado por tres volcanes y el segundo más grande Guatemala con 130,1 kilómetros de extensión en la provincia de Sololá.

González es parte de un grupo de 300 mujeres mayas tz'utujiles que desde 2009 realizan jornadas voluntarias para retirar desechos sólidos de la playa de San Pedro La Laguna, ubicado en la cuenca del lago.

El Atitlán, endiosado por miles de turistas extranjeros, sufre un serio deterioro ecológico a raíz de aguas residuales, desechos sólidos, escorrentía agrícola, entre otros problemas que preocupan a las comunidades que lo habitan.

"Para nosotras el lago Atitlán es como nuestra madre, tenemos una conexión muy fuerte", explica Nancy González, quien coordina a las mujeres que se han organizado en defensa del agua.

En los bares, hoteles y restaurantes del pueblo, abarrotados por visitantes, el agua no es un problema, pues el servicio es constante por ahora.

En contraste, en las casas de los pobladores originarios el líquido apenas llega tres veces por semana y en cantidades mínimas, denuncias las mujeres indígenas.

Crisis golpea a la capital

Ciudad de Guatemala no se escapa de la creciente crisis y desde hace años, vecinos de colonias populares en el centro y norte de la urbe han comenzado a denunciar la escasez.

"No podemos cocinar, bañarnos o lavarnos las manos", dice Aarón Aguilar, vecino de la colonia Ciudad Nueva, donde al menos 400 casas sufren de un servicio irregular de agua potable desde 2019.

Aguilar asegura que la municipalidad ha justificado racionar el agua dos veces por semana diciendo que "se está agotando a nivel nacional".

No obstante, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OPS), Guatemala produce 97 mil millones de metros cúbicos de agua, cantidad que está por encima de la media mundial.

"En los últimos años han construido tres gigantes edificios en la colonia y uno hasta piscina tiene", explica Aguilar.

Pese a la situación del agua, la municipalidad de Guatemala autorizó 3.307 construcciones de edificios habitacionales en la capital en los últimos 10 años, según datos solicitados por Efe.

Las comunidades indígenas y habitantes de la urbe más grande de Guatemala alertan una creciente crisis en un país donde no existe una ley nacional de aguas y en los últimos 30 años han fallado siete proyectos por reglamentar su uso.

En 2021, Naciones Unidas publicó que si Guatemala administrara correctamente el agua, podría ofrecer 31 litros diarios a cada habitante.

El lago de Amatitlán de color verde, que muestra la contaminación del agua.

Prueban con éxito un potencial tratamiento contra la marea roja

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Un grupo de expertos de la Universidad Central de Florida probó con éxito en la Bahía de Sarasota, en la costa oeste del estado, un potencial y "prometedor" tratamiento contra la marea roja, un fenómeno estacional cada vez más recurrente y devastador en el Golfo de México.

Las pruebas, lideradas por la bióloga y profesora de esa universidad Kristy Lewis y hechas en conjunto con el laboratorio marino Mote, son el primer test exitoso que se hace en aguas abiertas para reducir la marea roja, que suele producir la muerte masiva de peces y otros organismos marinos.

"Es bastante prometedor", dijo a Efe Lewis, sobre los resultados preliminares de las pruebas a gran escala hechas entre fines de febrero y comienzo de marzo, y que están basadas en una técnica llamada "clay flocculation" que se basa en el uso de un tipo de arcilla.

Durante la experimentación, los investigadores colocaron ocho tubos de plástico, de 1,8 metros de ancho, que se extendían desde la superficie del agua hasta el suelo marino. Unos "tubos de ensayo gigantes", en palabras de Lewis.

Los investigadores rociaron cuatro de esos tubos con arcilla tratada con un compuesto químico que, una vez en el agua, logró atraer al microorganismo Karenia brevis, que es responsable de la marea roja de Florida, y lo hundió en el fondo del océano.

Como explica Lewis, se han recogido muestras de agua para saber qué pasa con las toxinas de las algas cuando caen al fondo del océano y si es que permanecen latentes o activas.

Pero lo que parece seguro de señalar es que las pruebas "reducen un impacto agudo inmediato de la marea roja", dice Lewis, entre otras cosas porque las toxinas no se liberan en el aire, que es lo que genera irritaciones en las vías respiratorias y ojos.

Tres años de pruebas

Las pruebas se hicieron al cabo de tres años en los que Lewis comenzó con test en laboratorios, luego en tanques de 20 litros y así fue escalando a entornos cada vez más grandes.

Durante ese tiempo, probó además el impacto de la arcilla en el ecosistema oceánico, en especial en invertebrados como los cangrejos azules, los erizos de mar y las almejas.

"Queremos asegurarnos de que la cura no sea peor que la enfermedad", señaló.

Los próximos pasos se tomarán en función del resultado que arrojen las muestras, pero ya hay planes para investigar qué sucede si se usa este tratamiento cerca de lechos de pastos marinos y luego se distribuyen por la marea y las corrientes.

La experta muestra su confianza en que estas pruebas podrían dar paso a una "estrategia de mitigación" para un fenómeno que no hay manera de prevenir y supone un riesgo para la salud humana, entre otras cosas por las toxinas que liberan los peces que mueren a causa de la marea roja.

Pérdidas para turismo

Significa también pérdidas millonarias, como lo reflejó un estudio de la Universidad de Miami, según el cual en 2018, cuando se produjo uno de los recientes grandes fenómenos de marea roja, se registró una disminución del 61% de todo tipo de viajes a Florida.

La Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Salvaje de Florida ha advertido que hay marea roja en la costa oeste de este estado, en concreto en los condados de Pinellas, Sarasota, Charlotte, Hillsborough, Manatee, Collier y Lee, y más bajas en Monroe.

La marea roja es un fenómeno que también se produce en el sur de Chile, usualmente desde Chiloé al sur.