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ONU: Legalizar el cannabis no reduce mercado ilegal y aumenta el consumo

PREOCUPACIÓN. Advertencia surge junto a la entrega de nuevas cifras sobre el mercado y consumo de marihuana.
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Agencias

Mientras un país europeo tan importante como Alemania prepara el camino para legalizar el cannabis, un órgano de la ONU advirtió ayer que esa política aumenta el consumo entre los jóvenes no reduce el mercado ilegal ni la criminalidad y, en general, es dañina para la salud pública.

En los últimos años Uruguay, Canadá, Malta y 19 Estados de EE. UU. han aprobado el consumo recreativo de cannabis, una tendencia global que va en aumento pese a estar prohibido por los tratados internacionales contra las drogas.

En respuesta a esta situación, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el órgano de la ONU que vela por el cumplimiento de las Convenciones internacionales sobre drogas, muestra en su más reciente informe, difundido ayer en Viena, su preocupación por los peligros que ve detrás de la legalización.

El empleo del cannabis, la droga más popular del mundo con unos 209 millones de consumidores, sólo está permitido en los tratados para investigaciones médicas y científicas, pero en ningún caso para fines recreativos.

La JIFE, que se define como un órgano "cuasijudicial" formado por 13 expertos, ha recibido críticas en el pasado de algunas ONG por su visión conservadora de este asunto, ya que es el guardián de los actuales tratados antidroga.

Un negocio millonario

La Junta sostiene que detrás de la actual corriente internacional a favor de la legalización está el cabildeo de una industria que mueve decenas de miles de millones de dólares al año.

"La industria del cannabis, en plena expansión, comercializa productos para atraer a los jóvenes, lo que es un motivo de gran preocupación, al igual que la forma en que se minimizan los daños asociados al consumo de cannabis de gran potencia", advierte la presidenta de la JIFE, la india Jagjit Pavadia.

En EE. UU., según la JIFE, la venta legal de productos derivados del cannabis es una de las industrias de más rápido crecimiento y facturó unos 25.000 millones de dólares en 2021, un 43% más que el año anterior.

El informe de la Junta señala que el efecto "más preocupante de la legalización del cannabis es la probabilidad de que aumente el consumo, sobre todo entre los jóvenes".

En EE. UU. la JIFE considera demostrado que los adolescentes y los adultos jóvenes consumen mucho más cannabis en los Estados que han legalizado su venta en comparación con otros territorios donde sigue siendo ilegal.

La media de consumo entre la población mayor de 12 años en los Estados de EE. UU. donde se legalizó el cannabis era del 24,55%, según datos de 2020, mientras que en los territorios donde su venta era ilegal se situaba en el 16,46%.

Al mismo tiempo, asegura que la disponibilidad de la marihuana de forma legal disminuye la percepción de riesgos asociados con su consumo.

"Los nuevos productos, como los comestibles o los vaporizadores comercializados en envases llamativos han aumentado esa tendencia. La JIFE considera que esto ha contribuido a una banalización de los efectos del consumo de cannabis en la opinión pública, especialmente entre los jóvenes", concluye la Junta.

En el caso de Uruguay se señala que es el modelo de regulación de venta de cannabis más restrictivo. El informe, sin embargo, no ofrece en general un análisis detallado sobre el incremento del consumo de cannabis en los países que legalizaron el consumo, y se limita a mostrar, en muchos casos, datos sin elaborar ni contextualizar.

Pavadia reconoció que había grandes problemas por la falta de datos, pero consideró que los estudios existentes respaldaban de forma clara las preocupaciones de la JIFE sobre la legalización del cannabis.

Una droga dañina

Los expertos sostienen que en todos los lugares donde se ha legalizado el cannabis se ha detectado un aumento de problemas de salud relacionados con su consumo.

Entre 2000 y 2018, los ingresos médicos globales relacionados con el cannabis se multiplicaron por ocho, mientras las terapias por trastornos psicóticos por esa droga también se han cuadruplicado.

El consumo de cannabis es especialmente nocivo para jóvenes y puede repercutir negativamente en sus resultados educativos y su comportamiento social, alerta la JIFE.

Otro dato que aporta el informe es que en Colorado, uno de los Estados de EE. UU. donde se legalizó el consumo en 2012, los accidentes de tránsico mortales con conductores bajo la influencia del cannabis casi se duplicaron de 2013 a 2020.

La JIFE considera que tampoco se ha alcanzado otro de los objetivos con los que se argumentó a favor de la legalización: reducir la economía ilícita y la criminalidad.

El mercado ilegal de cannabis, según la JIFE, continúa en niveles elevados en todos los lugares en los que se ha legalizado y supone el 40% en Canadá, casi el 50% en Uruguay y llega al 75% en el estado norteamericano de California.

"Los datos indican que la legalización del cannabis no ha logrado disuadir a los jóvenes de consumir cannabis, y persisten los mercados ilícitos", indica la Junta.

Por último, la JIFE pide que, antes de adoptar decisiones a largo plazo, se debería estudiar más a fondo los efectos del consumo de cannabis sobre las personas y su efecto en la sociedad.|

Hallan proteínas preservadas en fósiles de peces de hace 15 millones de años

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Una investigación dio con proteínas preservadas en biominerales de peces fósiles localizados en Polonia que habitaron la Tierra hace 15 millones de años, concretamente de la brótola de roca (Phycis), un pez de hábitos nocturnos que vive en los fondos marinos del Atlántico.

En el estudio participó el profesor Ismael Coronado, del Laboratorio de Paleontología de la española Universidad de León (ULe), quien explicó que dichas proteínas se conservaron en los llamados otolitos de peces fósiles, que son el oído interno de los vertebrados, un órgano cuya función principal es regular el equilibrio.

Para ello, los vertebrados crean pequeñas partículas formadas por biominerales, cuyo desplazamiento dentro de unos canales del oído interno avisa al cerebro de su posición o aceleración y, en el caso de los peces, estas estructuras pueden alcanzar tamaños de varios milímetros e incluso centímetros y se conocen como otolitos, señaló.

Además, los otolitos permiten a los peces escuchar y equilibrar el cuerpo dentro de la masa de agua y son habituales como fósiles en sedimentos y rocas tanto marinas como de agua dulce.

Estas estructuras, compuestas por pequeños cristales en forma de aguja del mineral aragonito, forman capas concéntricas alrededor de un núcleo, y durante su mineralización atrapan no sólo a las proteínas encargadas de la biomineralización, sino también a otras macromoléculas.

La investigación fue liderada por el profesor Jaroslaw Stolarski, del Instituto de Paleobiología de la Academia Polaca de Ciencias (PAN), con sede en Varsovia, ya que estos peces fósiles fueron hallados en sedimentos arcillosos e impermeables de la sierra de Santa Cruz, en Polonia, de edad miocena, unos 14,8 millones de años.

Allí se encontró una buena colección de otolitos fósiles de la brótola de roca (Phycis).

El profesor Coronado, encargado de la preservación de estos fósiles, destacó que los restos muestran propiedades químicas y cristalinas casi idénticas a las presentes en otolitos de las brótolas actuales, con los que fueron comparados. "Esta fosilización extraordinaria fue posible porque los materiales en los que se encontraban enterrados, las capas arcillosas de esta región polaca, sellaron los otolitos impidiendo su degradación por fluidos, y también ayudó la presencia de una climatología constante de la región, que evitó cambios bruscos de temperatura que podrían haber generado modificaciones en el fósil", detalló.

Por lo tanto, el estado de preservación de estos otolitos era óptimo para comprobar si quedaban proteínas no alteradas dentro de sus biominerales y el trabajo publicado por Stolarski en la revista Scientific Reports muestra que los fósiles estudiados contienen 10% de las proteínas de las brótolas actuales.

14,8 millones de años tienen los sedimentos arcillosos e impermeables de la sierra de Santa Cruz, Polonia, donde se hallaron los fósiles.