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El Diario en el corazón de la comunidad puertomontina

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Acerca de este domingo 12 de febrero, en amena plática con mi amigo Archibaldo Toloza, coincidimos en los tres hitos importantes que confluyen en la historia de la ciudad puerto. Por cierto su propio cumpleaños 170, en que se declara la fecha fundacional de una ciudad que sin duda ya existía territorialmente muchos años antes. Muy bien lo ha investigado el historiador regional Pablo Fábrega. Recordar el asentamiento de Monte Verde, para ahorrar todo tipo de comentarios. Sin embargo, qué duda cabe que desde el 12 de febrero de 1853, con el inicio de la colonización alemana, comenzó a abrirse la inmensa senda de conectividad y crecimiento, como desarrollo y poblamiento humano más importante que no se detuvo y hoy mantiene una pujanza indeterminada.

Desgraciadamente, la vorágine veloz del progreso, las nuevas tecnologías y el emprendimiento empresarial perdieron de vista la conservación de las vetustas mansiones que verificaban el ADN de quienes vinieron con la esperanza de dejar una huella imborrable de sus sueños y aspiraciones. Puerto Montt, una ciudad joven para las que lo rodean, como Calbuco, Maullín y Castro, quizá pudo advertir el rescate de un museo viviente de su pasado colonizador. Hoy aquello es una interesante pinacoteca, donde las brochas y pinceles brillantes de sus más preclaros hijos se guardan con celo en algún museo y casas particulares de la ciudad puerto, como en Chile y el mundo. Ellas son atesoradas y cada cierto tiempo se les recuerda con el inigualable cariño. Nadie que viene a visitar estas tierras puede dejar de saber de los pintores que conservaron un pasado que niega disolverse.

Así nace luego un segundo hito en las manos, visiones y plumas de connotados vecinos, la creación de un medio de comunicación escrito, como lo es El Llanquihue.

Nacido a las faldas de las cuatro colinas un 12 de febrero de 1885, incansable voceador de los acontecimientos más trascendentes de la historia del sur, 138 años de infatigable labor de servicio, que en sus días más tristes, un querendón del sur al verlo decaer eminentemente, gestiona su rescate a través de la empresa mercurial, en la década de los 90, manteniendo su misma impronta: seguir siendo el artífice del desarrollo, el progreso y el crecimiento de sus hijos, instituciones que así lo han requerido durante esta longeva vida, que a pesar de otros caminos quizá más ligeros, hoy fulgura con luz propia. Feliz cumpleaños.

Un tercer hito lo constituye cuando la sociedad musical de Puerto Montt, al centenario de la ciudad, convoca a concurso público para crear un himno oficial, que hoy por lo tanto cumple 70 años de dicha inspiración, recayendo dicha distinción con letra y música en el periodista Premio Nacional de Periodismo don Ewaldo Hohmann, en aquel entonces director del Diario El Llanquihue, al que dirigió por medio siglo. Los historiadores podrán reiterar de buen puño y letra con mejores herramientas y argumentos, pero este es un sencillo homenaje desde la tierra de las aguas azules, rindo a Puerto Montt, al Diario y al himno, que son una triada de acontecimientos de orgullo.

Diversos puertomontinos estarán recordando su ciudad natal y al mismo tiempo el Diario El Llanquihue en esta fecha de aniversario para ambos. Recuerdo el 12 de febrero de 1998 haber escrito en La Prensa Austral de Magallanes, mientras residíamos en la Patagonia, que se proyectaba la ciudad como virtuosa capital del país en 50 años, es decir, para el año 2050 aproximadamente. Había una tendencia por descentralizar capitales en varios países y Puerto Montt ofrecía su ventaja estratégica de concentrar un terminal vial, así como el área ferroviaria, marítima, aérea y un territorio disponible para ampliar la urbe.

Los tiempos cambian y se perdió la vía férrea, aunque se afirmaron las conexiones marítimas y aéreas. Sumado a factores de conveniencias políticas, el sueño que había imaginado se fue esfumando. Sin embargo, continúa vigente y permanece en el limbo de la ilusión de los porteños optimistas. Hoy día la ciudad enfrenta desafíos impensados en la época del 98', pero que también invitan a sus autoridades y futuras generaciones a mantener las ambiciones para constituir a Puerto Montt como ciudad mayor que es capaz de vencer sus propias limitaciones. Todas superables, por cierto. Cuando el impulsor del sur de Chile, Manuel Montt y su ministro del Interior, Antonio Varas, dispusieron que viajara Vicente Pérez Rosales allá por el año 1851-1852, tenían como objetivo consolidar el pueblito que había nacido.

Visionarios, seguramente pensaron en el potencial que ofrecería Puerto Montt al país y además geográficamente al mundo porque la vieja Europa había puesto su atención en potenciales territorios que no estaban consolidados. Así ocurrió antes con Magallanes en al año 1843, que estuvo a punto de ser colonia francesa.

El potencial que exhibía tuvo un eco fundamental: el año 1885 se funda el periódico El Llanquihue, que abasteció de información a todo el sur junto a La Discusión de Chillán (1870) y El Sur de Concepción (1882). Si bien tuvo una aparición semanal -hasta 1910 se imprimió diariamente-, generó el interés de habitantes y visitantes por el marcado énfasis local para emprender crecimiento social, económico y concentrar un amplio mercado marítimo incorporando a las islas a salir del aislamiento.

Este apretado resumen motiva a los auténticos puertomontinos a homenajear a sus antepasados y rendirles tributo por su abnegación en tiempos donde el sacrificio y tenacidad eran sus fieles colaboradores. En el caso del Diario, a sus antiguos cronistas y periodistas. Quienes hemos emigrado por diferentes motivos, no olvidamos el barrio, los amigos y las pichangas de población. Menos las escuelas con número ni las calles tradicionales donde hoy quedan reminiscencias de aquellos tiempos de niñez.

Desde Temuco, elevamos una plegaria familiar por el desarrollo de nuestra ciudad natal y a nuestro periódico.