Escasez de lluvias coloca en alerta a sector agropecuario de la provincia
SEQUÍA. En enero precipitaciones cayeron a la mitad de lo que pasa en mismo mes de año normal.
La baja de precipitaciones es un fenómeno que se viene arrastrando por largos periodos en nuestro país. En la zona, las lluvias son cada vez más escasas, sobre todo durante la temporada de verano, generando diversos problemas, principalmente en sectores productivos importantes para la economía regional, como el caso del agro.
"Estamos con un enero con la mitad de las precipitaciones de un enero normal. Para quienes piensan que ha llovido harto, en realidad no ha llovido tanto", explica Rodrigo Mardones, gerente de la Asociación Gremial de Empresarios Agrícolas de la provincia de Llanquihue (Agrollanquihue). El ejecutivo agregó que, pese a que han existido inicios de año "más rigurosos", las cifras para la actual temporada no dejan de ser preocupantes.
La Dirección Meteorológica de Chile confirma lo dicho por Mardones a través de su informe climatológico diario nacional, de ayer lunes 30 de enero que, durante este mes, en la provincia hay un déficit superior al 50% de agua caída normal a la fecha.
Este informe, con base a registros de la estación climatológica "El Tepual" de Puerto Montt, da cuenta que, en total, se han registrado 34 milímetros de lluvia este 2023, cifra por debajo de los 70 milímetros que normalmente caen en este mismo periodo del año. Y que una sola jornada (9 de enero) acumuló casi la mitad de la lluvia caída hasta ahora.
La situación no debería ser diferente para lo que resta de la temporada estival, ya que en su boletín de tendencias climáticas del mes de diciembre del año pasado, la Dirección Meteorológica de Chile pronosticó que para el primer trimestre de 2023 se esperan lluvias "bajo lo normal".
Escenario complejo
Este escenario de déficit de precipitaciones, explica Rodrigo Mardones, es complejo para los agricultores a la hora de producir forraje para el ganado bovino. La pradera, al no contar con lluvia, se ve afectada en su crecimiento y finalmente repercute en la alimentación de la ganadería.
"En el verano, más o menos, uno está acostumbrado a que tenga menos precipitaciones, pero no es menos cierto que estamos acostumbrados a que nuestro sistema sea más húmedo", expresó Mardones.
Y agregó que "lo mejor que puede pasar para un agricultor es una distribución pareja del agua dentro del año y que ello vaya asociado a una temperatura no muy extrema, algo que era normal antes en el sur de Chile".
Sin embargo, el cambio climático en nuestro país ha generado un déficit promedio de precipitaciones del orden del 20% a 30% durante la última década, causando estragos en un centenar de comunas entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. Producto de aquello es que las praderas verdes que normalmente dominan los paisajes de la provincia de Llanquihue, hoy se mezcla con tonos amarillos.
Mardones explicó que los agricultores, cada vez más, han tenido que ir incorporando nuevas tecnologías para enfrentar la situación climática, como, por ejemplo, la del riego tecnificado.
"(La provincia de) Llanquihue -expresó- a pesar de ser históricamente un sector sin riego, y que no se había necesitado antes, es un hecho que vamos a tener que ir viendo e incorporando cada vez más", sin embargo, advirtió que la inversión es muy alta y que, lamentablemente no está al alcance de todos.
"Hace 20 años atrás la gente conservaba forraje de primavera-verano para el invierno y se hacia el ensilaje en noviembre-diciembre, y lo usaba al año siguiente en mayo. Hoy día hemos visto en los últimos años, que tienen que abrirlos incluso en febrero o marzo, dependiendo de la condición de la pradera", expresó.
50% es el déficit de agua caída en la zona, según la estación de El Tepual, comparando el actual enero con un año normal.