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¿Balance o

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Ha finalizado el año y corresponde hacer balances de lo obrado. Las personas inteligentes hacen esos balances no sólo como un catálogo de recuerdos que luego han de guardar en algún baúl o como el momento de construcción de un pasado imaginario por el que cabe la autocomplacencia, sino como el necesario arqueo de aciertos y errores que permitirán ser orientados por los primeros y evitar los segundos durante el año que se inicia.

Nuestras autoridades también han hecho balances, que han divulgado nacionalmente. La ministra Camila Vallejo, haciendo el suyo, afirmó que "fue un año muy difícil, pero el Gobierno logró reencauzar al país", y el Presidente Gabriel Boric, en su saludo de fin de año, declaró solemnemente: "Hoy día nuestro país está andando".

Queda claro, luego de oírlos, que en el momento del balance nuestras autoridades han elegido la peor opción: la de imaginar una realidad sólo para autocomplacerse. Porque veamos: según la última encuesta CEP, la preocupación por la delincuencia aumenta significativamente a un 60%; sólo un 24% apoya la gestión del Gobierno; cae la confianza en las instituciones; y tal vez lo más preocupante, sólo un 9% de los chilenos cree que el país está progresando. Y no sólo la encuesta CEP: el factor común de todos los estudios de opinión es el temor y el pesimismo con respecto a las perspectivas a futuro.

Autocomplacencia y error. Porque la ministra Vallejo se equivoca (algunos dirán que falta a la verdad) cuando dice que el Gobierno logró reencauzar el país. Lo que en realidad sucedió es que fueron las chilenas y chilenos quienes dieron un fuerte golpe de timón cuando, abrumadoramente, rechazaron el texto constitucional el 4 de septiembre. Quienes reencauzaron el país fueron las ciudadanas y ciudadanos, en contra de un gobierno que impulsaba la aprobación de un texto constitucional que sólo generaba más incertidumbre, debilitaba la democracia y habría hecho más áspero y ripioso el diálogo ciudadano.

Reconocimiento

Si realmente hicieran un balance, nuestras autoridades deberían reconocer sus errores y admitir su lamentable ausencia de aciertos. Y como conclusión de ese balance deberían admitir la necesidad de algunas medidas urgentes.

Admitir, por ejemplo, la necesidad de cambios urgentes en sus equipos de trabajo. ¿Acaso alguien cree que la ministra de Justicia está en condiciones de seguir al mando de esa cartera, después de una serie de desaciertos como los fallidos nombramientos del fiscal nacional o los polémicos indultos? ¿O alguien cree sinceramente que el actual ministro de Educación es la persona adecuada para asumir la gigantesca crisis y el drama de la educación pública en Chile, como lo muestran los últimos resultados de la PAES?

Del mismo modo, cuando pronto se cumplirá un año de mandato, es preciso que el Gobierno fije sus prioridades. Dos o tres objetivos importantes y compartidos por todos, en los cuales se pueda enfocar, buscar acuerdos y sacarlos adelante. Y, por último, el Gobierno y su coalición tienen la obligación de acompañar el nuevo proceso constituyente con genuina buena voluntad y ánimo constructivo.

¿Y cómo estamos en nuestra región? ¿También estamos andando a la manera que nuestras autoridades nacionales entienden "andar"? Veamos.

No cabe duda que la delegada presidencial hace genuinos esfuerzos por sacar adelante su gestión en materia de seguridad pública y de trabajar de buena manera con otras autoridades locales como el Gobierno Regional y los alcaldes. Pero existen gigantescos problemas y lo más probable es que éstos no radiquen exclusivamente en ella, sino en el gabinete regional que la acompaña.

Región de los Lagos

En Los Lagos existen seremis desconocidos, que parecen estudiantes en práctica o adultos en la clandestinidad. Su gestión se desconoce y no se sabe qué están haciendo, si es que realmente están haciendo algo.

Los Lagos no merece alumnos en práctica, las urgencias de la región en conectividad, agua potable rural, pobreza multidimensional, vivienda, la adecuada comunicación de las políticas públicas, no pueden esperar. Necesitamos autoridades competentes y que trabajen con sentido de urgencia. Por otra parte, resulta sorprendente que, a casi un año de gobierno, no existan directores titulares en áreas tan relevantes para la región como las que aborda Sernatur, Indap o Sernapesca.

Lo cierto es que tenemos un gabinete regional débil, ausente y carente de experiencia, con algunas contadas excepciones. Es indudable que también se requieren modificaciones a este equipo regional. Porque resulta demasiado triste que tenga que fallecer un joven como Benjamín Talma para que la ministra de Salud se apersone en la ciudad y recién después de nueve meses de gestión se designe a un director titular del Hospital Regional. ¡Y lo mismo ocurrió con la directora del Servicio de Salud del Reloncaví… después de nueve meses!

Por eso es que mi mensaje de año nuevo para nuestras autoridades nacionales y regionales es: hagan un balance verdadero, sean sinceramente autocríticos y corrijan sus errores. Se los pido por Chile y por nuestra región.


autocomplacencia?