Los 150 años del templo San José, el más antiguo de Puerto Montt
En solo un año se construyó y se inauguró la capilla, coincidente con la Navidad de 1872. Se trata de un inmueble que marca la presencia de una congregación que ha sido relevante en la historia de la ciudad.
El 10 de enero de 1869 fue designado el padre Enrich como superior de la comunidad Jesuita de Puerto Montt el artífice de la construcción del templo principal de Puerto Montt y Puerto Varas (incinerado posteriormente). Estuvo ocho años con esa responsabilidad. Él nació en Manresa, Cataluña y arribó a Chile en 1848 misionando en Chiloé durante 1860, toda esta experiencia y su admiración por el trabajo de la Compañía de Jesús durante la época colonial quedó registrado en su libro: Historia Contemporánea de la Compañía de Jesús en la República de Chile, el que fue publicado en 1891 tras su fallecimiento en Concepción en 1883.
En el libro Historia de la Residencia y Colegio Incoado de la Compañía de Jesús de Puerto Montt 1859-1914' -escrito en gran parte por el mismo padre Enrich SJ - destaca el aporte del Arzobispo de Colonia (Alemania) de 1869 así como de otro benefactor que dio un mayor aporte pero "…sin que hayamos podido averiguar quién sea este bienhechor insigne", aportes que en total sumaron $4.194 francos de la época (casi $3.000 pesos chilenos). Ante ello, "la gente de por acá nos instan para que comencemos cuanto antes la obra, ofreciéndose a pesar de su pobreza a cooperar con sus limosnas a ella", según detalla en el texto.
Sobre el plano de la iglesia, como indica la Historia de la Residencia…1859-1914, el padre Enrich al escribirle al general de la compañía y al provincial en Argentina, solicitando los infructuosos permisos para construirla ha modificado posteriormente este plano "…con el objeto de hacer más remoto el peligro de incendio y dar más estabilidad a esta obra, ha proyectado trabajarla en parte de material y no de pura madera…" para lo que "…ha buscado con gran diligencia piedra de cancagua con que rellenar las paredes entre poste y poste, al modo que lo hacen en Valparaíso con los adobes y en Concepción con ladrillos. Aunque ella abunda en estos países, no ha hallado ninguna cantera que la tenga en suficiente cantidad y buena calidad más cerca de Ancud", expresa.
Inicio de la construcción
En la página 49 se registra en detalle el inicio de la construcción del templo San José: "Feliz ha sido el año 1872 para la Residencia de Puerto Montt, así en lo material como en lo espiritual. Los trabajos de nuestra iglesia, cuya primera piedra se había colocado el 25 de diciembre de año pasado de 1871, se han continuado con tanta actividad que ha podido bendecirse al cabo de un año a pesar de haberse tenido que dar un gran corte en el cerro para formar el plano del terreno en que se iba a edificar y de no tener acopiado ninguno de los materiales, ni haber en este naciente pueblo depósitos de donde poderse proveer.
A uno y otro lado del presbiterio se levantaron dos piezas de 8 varas de largo y 6 de ancho para Sacristía y Contrasacristía. Esta servirá de bautisterio y capilla parroquial, mientras no se habilite la parroquia. Las paredes están formadas con postes de nueve pulgadas en cuadro de roblé cudé (ciudad de Bosnia), es decir apellinado y de alerce los de las esquinas, y los de junto a las puertas. El intermedio entre los postes se ha rellenado con piedras labradas de cancagua asentadas en cal".
El gran zócalo de la fachada es todo de la misma piedra labrada a cincel. El pavimento es de tablones de mañiu, de pulgada y media y algo más de espesor. El orden de arquitectura en el interior es Corintio. Por la noche de Navidad solo estaban acabadas y pintadas las bóvedas del presbiterio.
La principal es un semicírculo perfecto, asentado sobre una pequeña moldura compuesta de un rodón y media caña con su filete intermedio. Entra esta moldura y la cornisa corre un zócalo de 17 pulgadas a fin de que el vuelo de la cornisa no tape el arranque de la bóveda. Un tercio de esta, por cada costado, está cortado por las bovedillas elípticas que se han trabajado para paso a la luz de las ventanas que están en el fondo de ellas y para poner las celosías de las dos tribunas contiguas al presbiterio. La cúpula del crucero y las conchas de las 4 esquinas sobre que aquella ha de descansar, solo estaban indicadas. En Navidad, las cornisas de ésta estaban trabajadas, pero no colocadas por impedirlo el andamio. 3 de las bases de las columnas y la moldura de los chapiteles quedaban puestas; pero no las demás por haber sido mucho más trabajoso de lo que se creía en razón de haberse encogido como una pulgada cada una de sus piezas. No estaba bien seca la madera de muermo de que se tornaron. Catorce ventanas en la parte superior de la nave principal, cuatro en los extremos de las naves laterales del crucero y redonda en la fachada y los medios puntos de las dos puertas de las naves laterales le dan luz suficiente.
En el centro de las dos inmediatas al altar mayor hay dos imágenes transparentes de Nuestra Señora, por lo cual se pintaron en contorno de ellas los temas correspondientes, adornados de un vistoso follaje. No fue posible colocar las tres grandes puertas de la fachada por no estar bien secas, pero si 2 de cada sacristía y al fin de cada uno de los corredores que dan en el crucero; todas ellas, así como sus pilastras y cornisas, de buen gusto y primorosamente labradas.
La torre que tiene tres cuerpos, el primero cuadrado, el segundo octagonal y el tercero redondo en forma de templete, estaba armada pero no concluida. Las lluvias no habían permitido fijar sus molduras. Ella termina en una vistosa cruz que en cuyo pie gira un ángel de perfil y bien pintado en una plancha de cobre en ademán de tocar una corneta, e indica el rumbo del viento. La altura total es de 26 varas 30 pulgadas sobre la calle. El piso de la iglesia estaba enrajado, es decir, entablado, con tablones de mañiu de 1 ½ pulgada de grueso. Ninguna de las paredes estaba revocada aún. Sin embargo, nos resolvimos a bendecirla para poder cantar la misa en aquella noche y celebrar los días festivos a fin de facilitar al pueblo la asistencia a distintos oficios y evitar el excesivo bochorno que en la capilla se sufría".
Al efecto, improvisamos cinco altares, dos de los cuales enseguida fueron perfeccionados y pronto serán pintados, a saber, los del Sagrado Corazón de Jesús y Nuestra Señora del Socorro. Y aunque trabajados a toda prisa, con las tablas y molduras desechadas, salieron cómodos y vistosos. Al anochecer, el día 24, comenzó la bendición solemne, según el ritual romano, y después de ella se comenzó la Novena del Niño Jesús, con pláticas que hizo el P. Teodoro. A la medianoche se dio principio a la misa solemne, después de la cual hubo adoración del Niño Jesús. El concurso fue numerósimo y sin embargo la iglesia no se llenó. La iluminación, aunque moderada, reflejándose en la blanca bóveda le daba mucho esplendor y los ánimos de este pueblo recibieron una expansión religiosa que rara vez se había sentido. Todos bendecían al Señor que les acababa de proporcionar un templo en que reunirse a celebrar los divinos oficios.
El domingo 18 pasado la comunidad celebró una misa para celebrar los 150 del Templo San José, presidida por Monseñor Fernando Pérez y con el que se cierra una etapa del proyecto 'Levantamiento Histórico- constructivo capilla San José de los Padres Jesuitas".