El absurdo deja de ser absurdo cuando se transforma en una constante, porque conduce a la normalización de lo que, en rigor, debiera ser excepcional. Nuestro Chile, en ese aspecto, vuelve a ser "ejemplo mundial", como señalaban majaderamente los propagandistas del régimen militar, respecto de cualquier tema. Recuerdo a un jefe de plaza reportando la muerte de 26 personas en una protesta, centenares de heridos y detenidos producto de manifestaciones y violenta represión.
Luego, subrayaba que "el país se encuentra en absoluta normalidad". Del absurdo, sabemos más de lo que nos damos cuenta, y no es sólo un tema de lenguaje. En los días que corren, el Parlamento, tal vez la institución más desprestigiada del país, tiene las riendas del proceso constitucional. Hace muy poco, en un plebiscito, el 80 por ciento de la población se manifestó en contra de que el Parlamento interviniera en el proceso.
Pero luego de deliberar y desvariar con tipos que no representan a nadie, autoerigidos en guías morales y espirituales del proceso, le hicieron al país un delicado "Dibu Martínez", versión extrema de lo que conocemos como un "Pato Yáñez", y dieron a luz -vía cesárea- un acuerdo entre ellos, no sólo para conformar el nuevo órgano constituyente, sino que poniendo sobre la mesa un engendro cíclope conocido como "los bordes", que advierte que hay una serie de puntos que no pueden ser "tocados" en la nueva propuesta. Antes que se constituya la Comisión, diputados y senadores decidieron que no se podrá tocar nada que afecte a diputados o senadores… O sea, algo así como "con nosotros, no". Ejemplar, ¿cierto? Pedro Carcuro diría: "… qué quiere que le diga Sergio".
Ese "órgano constituyente" no será tal. Será un Consejo. Y un tercio de ese Consejo estará compuesto por expertos que serán nombrados por los partidos, olvidando que el único partido que en Chile se respeta, es el partido que juegue nuestra selección de fútbol, aunque no haya llegado a Qatar, y aunque "nunca ganará un título mundial", como dijo un "hermano argentino". (A no olvidar que los argentinos son campeones mundiales de fútbol, humildad y sobriedad). Los expertos en Los Bordes, deberán ser indiscutidos, por su experiencia en rayados de cancha -independiente de las faltas cometidas y por cometer-, las cuestiones "penales" y las borracheras del Bar (perdón, VAR).
Todo esto hace predecir una avalancha de amor en la construcción de la "casa de todos". Y se entiende el amor como todo aquello que prodigan los dueños de la sartén, en la cocina. Atendidos todos estos factores, es bueno que en la Comisión de Expertos esté representada la FIFA, con derecho a voz, voto y veto. Porque la FIFA es la FIFA. Y si a alguien no le gusta, bueno…. "¡Andáte pachá, Bobo!"