El tema de la conducción responsable de vehículos motorizados se debe abordar con frecuencia, de manera que quienes están detrás de un volante entiendan la gran responsabilidad que asumen cuando guían un automóvil. Esto es particularmente importante durante diciembre, cuando se incrementa la circulación de vehículos, debido a que las personas salen a realizar las compras de fin de año.

Por estos días, es frecuente ver en las calles cómo algunos conductores hacen caso omiso de la normativa del tránsito. Desde quienes se estacionan en lugares prohibidos, o en doble y hasta en tercera fila, los que aparcan arriba de las veredas, en los pasos de cebra de uso peatonal, en lugares de entrada de vehículos o en las esquinas. Tampoco se respetan los límites de velocidad, no toman las precauciones para realizar un adelantamiento seguro.

Mención aparte merece lo que se ha transformado en algo usual de circular con tubos de escape arreglados en autos o motos, que generan altos niveles de contaminación acústica. Probablemente los controles de estas y otras infracciones no son lo suficientemente rigurosos para terminar con estos excesos.

Según el Ministerio de Transportes, una de las infracciones más comunes es estacionar sobre la acera o en lugares prohibidos.

Más allá del control policial, se aprecia la falta de conciencia de algunos automovilistas y conductores de buses que no toman las providencias del caso.

Acciones de irresponsabilidad que parecieran tan simples, como conducir hablando por un teléfono celular o -peor aún - ir escribiendo mensajes, pueden desencadenar un accidente de insospechadas consecuencias.

Aunque no se puede desconocer que hay responsabilidades compartidas en la tarea de la educación vial, está claro que solo habrá resultados concretos si todos los esfuerzos emprendidos, tanto por Carabineros como por otros organismos del Estado y la sociedad civil tendientes a reducir las estadísticas de infracciones y de accidentabilidad, son realmente asimilados por los conductores y éstos, finalmente, toman conciencia de su responsabilidad.

En días pasados, la Fundación Región y Futuro dio inicio a un ciclo de conversaciones sobre el desarrollo productivo denominado "Diálogos sobre el Futuro", que en esta oportunidad tuvo por tema central la salmonicultura del siglo 21. La salmonicultura es, sin lugar a dudas, una de las actividades productivas mas relevantes de la región y del país. Y como tal, no ha estado exenta de problemas ni de críticas. De hecho, la dicotomía entre la protección ambiental y el crecimiento económico ha protagonizado, por años, el debate público en torno a esta industria.

Pero desde sus comienzos a la fecha, muchas cosas han cambiado. Nuevos procesos productivos y mayor regulación han redefinido el escenario del sector. Las crisis -como la del ISA- han incidido también en una evolución de la forma de producir y en los modos de relacionamiento con la comunidad.

¿Son suficientes estos cambios? Queda la impresión de que todavía falta por hacer, sobre todo si queremos que Chile siga siendo un país competitivo frente a Noruega, que se ha propuesto duplicar su producción de salmones al 2030.

El gobierno ha anunciado una nueva ley de acuicultura, separada de la ley de pesca, y ello genera expectativas que esperamos sean debidamente cubiertas. Allí habrá una discusión amplia, que tomará como base el conjunto de iniciativas ya existentes.

Esperamos que la discusión de esta iniciativa se enmarque en el clima de búsqueda de consensos que se está instalando en el país y cuya principal expresión es el reciente "acuerdo por Chile", para entregar una propuesta de nueva Constitución. Este debería ser el ánimo que nos impulse, la búsqueda de equilibrios por sobre las posiciones extremas. La experiencia nos ha demostrado que los fundamentalismos no son eficientes a la hora de resolver los problemas de la sociedad. Ese modo de hacer las cosas también es aplicable a la industria del salmón. Hoy, lo que debe convocarnos es cómo la salmonicultura, propone un plan de trabajo sintonizado con las necesidades del siglo 21, con la sustentabilidad como principio rector, que asegure crecimiento, riqueza para el país y seguridad y confianza para la comunidad. Este diálogo fue el primero de una serie de encuentros que esperamos realizar durante los próximos meses.

Rabindranath Quinteros Lara Presidente Fundación Región y Futuro

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