Dos nuevos sublinajes de la variante ómicron del covid-19 generan inquietud en el país. No sólo sus nombres inquietan ("pesadilla" y "perro del infierno"), sino también la posibilidad de que generen un alza de contagios de cara al verano y las vacaciones, donde se tiende a relajar las medidas de autocuidado, además de que aumentan las reuniones sociales y la movilidad de las personas.

Según el Informe de Variantes del Ministerio de Salud, ambas mutaciones ya circulan por el país. Se trata de la XBB ("pesadilla") y BQ.1 y BQ1.1 ("perro del infierno") y, según los especialistas, se puede determinar hasta ahora que ambos sublinajes son más transmisibles, pero no más mortales. El doctor en Microbiología e investigador del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor, Sebastián Reyes, advierte que efectivamente "es muy posible que exista un aumento de casos, pero no se debería traducir en cuadros más graves o en mayor uso de camas UCI", aunque advierte que las personas con algún compromiso inmune o las de mayor edad deben tener especial cuidado, en tanto pueden manifestar un cuadro más complejo de la enfermedad.

Por ello, si bien el país se encuentra en etapas avanzadas en el control de la pandemia, se hace necesario prevenir posibles contagios de la enfermedad. Y en ese sentido, los especialistas aseguran que la vacunación es clave, ya que los beneficios de la inoculación no sólo son individuales, sino también colectivos, ya que cuando un alto porcentaje de la población cuenta con esta protección sanitaria, se reducen las posibilidades de que aparezcan nuevas variantes.

A esto hay que agregar la mascarilla. Aunque su uso no es obligatorio, a juicio de los especialistas se recomienda utilizarla en ciertas situaciones de riesgo, como aquellas en lugares donde hay muchas personas y cuentan con poca ventilación, ya que esta protección es altamente eficaz para reducir los contagios. En los peores tiempos de la pandemia, fue sin duda un elemento clave.

Un reciente estudio de la Universidad de los Andes acaba de sumar un nuevo antecedente sobre los desastrosos efectos de la pandemia y el cierre de establecimientos educativos en los niños de Chile. Se indica que el 96% de los estudiantes de primero básico no conocen las letras del alfabeto, que los de segundo básico muestran retrocesos en cuanto a lectura y que el vocabulario de los niños de kínder ha disminuido en comparación a 2018.

Estos datos coinciden con las investigaciones que hemos hecho en la Fundación Familias Power en este período y que revelan que niños de entre 3 y 6 años presentan niveles muy por debajo a los esperados para su edad en cuanto a comunicación. Esto incluye la habilidad pre lectora y la capacidad de conocer, retener y repetir un vocabulario más nutrido.

¿Qué medidas se pueden aplicar para elevar estos niveles? Estrategias hay varias y van desde la política pública hasta lo que pueden efectuar, en lo inmediato, los padres, cuidadores y centros educativos. Me centraré en lo segundo.

Primordial es leerle todos los días a los niños antes de acostarse. Se trata de poner los libros al alcance de los niños a través de la lectura que hacen los papás y también mediante las imágenes que se van sucediendo para vayan intuyendo, desarrollando, pensando y relatando historias que hagan sentido con lo que están viendo.

Junto con ello, es cómo nos comunicamos con nuestros niños, de qué forma nosotros le contamos las cosas. Hoy, nos estamos comunicando con formas "express". En cambio, tenemos que volver a hablarles con frases largas y bien construidas, ojalá pidiéndoles su opinión, usando variados verbos y adjetivos calificativos, nutriéndolos de tiempos verbales y distintos sustantivos en una oración, que las hagan más completas y complejas, de manera que el niño pueda ir adquiriendo y manejando una mayor cantidad de vocabulario.

Lo tercero y tremendamente relevante es dejar las pantallas de lado para permitirles acercarse a los libros y diálogos y así habilitar el desarrollo de la creatividad. Por último, es muy importante ir desarrollando lo que se llama el juntar letras. De a dos, de a tres y así. La idea es ir repitiendo esas sílabas hasta que los niños las vayan entendiendo y haciendo suyas. Es urgente tomar acción. El nivel de la lectura y el vocabulario es uno de los principales predictores del desarrollo futuro de las personas.

Anne Traub, directora ejecutiva

de la Fundación Familias Power

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