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Boric da portazo a Apruebo Dignidad, que pidió evitar el alza en tarifas del transporte

GIRA. El Presidente respondió desde Tailandia, donde asiste a la cumbre APEC, y dijo que mantener congelados los precios "no es sostenible en el tiempo", llamó a su sector a no discutir estos temas por la prensa y que entregará solución "a la brevedad".
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Desde Tailandia, donde ayer iniciaba su participación en la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), el Presidente Gabriel Boric respondió a la petición de dirigentes de Apruebo Dignidad, uno de los pilares del Gobierno, para frenar una alza en el precio del transporte público, congeladas desde hace dos años y luego de haber sido este el detonante para las revueltas que se desataron el 18 de octubre de 2019 en el país.

Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social, partido en el que milita el Mandatario, planteó que "hay que evitar a toda costa el alza en el precio de los servicios básicos para ir a trabajar, para hacer tu vida. El pueblo está pasando por una situación crítica frente a la inflación y el Gobierno, y nosotros como parlamentarios, tenemos que encontrar todos los mecanismos para hacerla más liviana la vida".

A esa opinión se sumaron también los timoneles de Acción Humanista, Tomás Hirsch, y de Comunes, Marco Velarde. Sin embargo, Boric recalcó que "este no es un tema de Apruebo Dignidad, nosotros somos una alianza de Gobierno y lo que yo les manifiesto a todos los partidos es que es importante que nos comportemos como tal".

Tras ello, planteó que "en momentos de crisis económica, sabemos que hay que apoyar a las familias. A la vez, sabemos que el congelamiento de tarifas por más de tres años consecutivos no es sostenible en el tiempo. Tenemos que llegar a un equilibrio en función también de cómo esté la economía y la situación de las familias que más lo necesitan. Por lo tanto, estamos realizando estas evaluaciones. En estos temas no se responde a ningún tipo de situaciones que se discutan por la prensa".

"Proteger a las familias chilenas y proteger las arcas fiscales", es el objetivo que trazó Boric "y en ese equilibrio vamos a encontrar una solución que presentaremos a la ciudadanía a la brevedad", aseguró. Por lo mismo, mencionó que ya empezó a discutir el tema con los ministros de Transportes y de Hacienda.

En Chile, la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, señaló que adoptar o no la recomendación que haga el Panel de Expertos del Transporte en cuanto a tarifas, "son políticas privativas del presidente" y "todos estos llamados externos son complejos, porque van enturbiando la conversación"

Gloria Hutt, presidenta de Evópoli y exministra de Transportes que en 2019 anunció el alza de $30 el 18-O, defendió que "durante los últimos dos años la tarifa estuvo congelada y el sistema tuvo sus cuentas equilibradas, con números azules. Cualquier alza de ahora en adelante tiene que ver con la gestión actual".

Sumándose al "equilibrio" que pidió Boric, el diputado Raúl Soto (PPD) comentó que "toda herramienta que pueda utilizar el fisco para mitigar el costo que esto tiene para las familias, hay que analizarla en el camino, pero también hay que cuidar las arcas fiscales".

Tropiezos con TPP11

Otro tema que surgió en Bangkok fue el del TPP11, pues la canciller Antonia Urrejola reveló que ya hay dos países que se negaron a firmar las side letters que son parte de la estrategia de Chile para resolver eventuales conflictos entre miembros parte del tratado.

"Canadá no va a firmar side letters, pero sí va a abrir el debate acerca de los mecanismos al interior del CPTPP y en el tratado de libre comercio que tenemos con Canadá", indicó, refiriéndose al memorándum de entendimiento que al respecto firmarán ambos países.

Sobre si Boric pudo abordar el tema en la reunión que sostuvo ayer con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, la ministra enfatizó que "tal como hemos señalado, el primer país que nos dijo que no a las side letters fue Japón, así que no fue parte central de la reunión".

Sin embargo, "Nueva Zelandia no solo accedió a firmar estas side letters sino que también nos dará el apoyo de tener este debate al interior del CPTPP y Nueva Zelandia va a presidir el CPTPP el próximo año", explicó.

Carlos Peña

Boric en busca de sí mismo

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Uno de los rasgos más notorios -y pasto de críticas- del presidente Boric, son sus cambios de opinión. Un resumen se ha mostrado en su visita a la Araucanía: donde antes existía militarización, hoy existe terrorismo; allí donde la única víctima era el pueblo mapuche, hoy lo son todos quienes han padecido actos violentos; donde estaba el wallmapu existe ahora una región. Y así.

¿Cómo explicar esos cambios que, si se describieran todos, anegarían esta columna?

La manera más obvia es atribuirlo a una conducta de cálculo, un esfuerzo insincero por ponerse en consonancia con lo que piensa o teme la opinión pública. Esta es la forma menos piadosa -mejor sería decir mezquina- de describir su comportamiento.

Pero hay otra que es más verídica y más razonable. Aquí va.

El presidente Gabriel Boric es, por decirlo así, un presidente prematuro. De alguna forma (y si no hubiera tenido los competidores que tuvo) debió haber esperado antes de postularse o la ciudadanía haberlo elegido algo más tarde. El tiempo tiene muchos inconvenientes (¡no lo sabrán los viejos!); pero entre ellos refulge una virtud: la experiencia que enseña las asperezas de lo real y que ayuda a corregir las propias convicciones no en el sentido de abandonarlas, sino en el de hacerlas más plausibles, más probables de ser alcanzadas.

Y el presidente Boric -obligado, políticamente claro está, a madurar a la fuerza- está hoy en el proceso de elegirse a sí mismo.

Y hay dos figuras entre las que debiera elegir.

Una es la del político como hombre de estado, ese que se dedica a modificar las circunstancias más que a dejarse abrumar por ellas. Este político tiene sentido de los límites: no es que descrea de sus convicciones más íntimas, es solo que sabe que en esta vida, y en la vida política para qué decir, se hace lo que se puede de lo que se quiere. Este tipo de político tiene conciencia de que, cuando se mira a la historia, las mejores esperanzas han sido defraudadas, y que los mejores planes han fallado porque el puro ideal ciega y obnubila. Según este punto de vista -alguien debiera decirle al presidente- no se hace cualquier cosa, se hace lo que se quiere; pero con cuidadosa atención a lo que se puede.

La otra figura es la del político que se asemeja al profeta. Este tipo de políticos cree que la consistencia y la fuerza de sus convicciones es la prueba de la bondad o la corrección de lo que se propone, que todo lo que puede ser deducido de las premisas de su ideología es, por ese solo hecho, posible en la realidad. Es el político adolescente: todo lo que se deriva de los conceptos, es fácticamente realizable, y por eso confunde una buena frase con una buena política. Este tipo de político piensa que su tarea es redefinir los límites de lo que es posible, y por eso empuja las circunstancias o las desoye sin someterse nunca a ellas. Ignora que estas últimas son arenas movedizas. Este tipo de político -este es el error, habría que decirle al presidente- cree que la ciudadanía juzga sus convicciones, no sus actos.

El presidente Boric ha oscilado entre esas dos concepciones.

Como suele ocurrir en los inicios de las figuras que fundan una fuerza política, en él, guardando las distancias, predominó el tipo profético ( e incluso su apariencia física procuró deliberadamente decir lo que dicen todos los profetas: se os ha dicho ¡pero yo les digo!); sin embargo, ahora que alcanzó el poder está, poco a poco, imponiéndose el tipo de político que es más sensible a los límites, y que sabe que está en el poder no por sus ideas, sino por esa rara mezcla de virtud y de fortuna que es propia de los asuntos humanos.

Cuando se miran los treinta años de los que, por estos meses, se ha abjurado y a los que se ha abrazado con igual intensidad, se descubre que en ellos ha predominado el primer tipo de político, atento a las circunstancias y dócil a ellas no para someterse, sino para cambiarlas. Fue el caso de Aylwin, de Frei, de Lagos, de Bachelet. Y por eso quizá el presidente Boric acabe reivindicando los treinta años que ayer condenó no por la vía de adherir a las ideas de quienes los condujeron, sino por el camino más fructífero de adoptar la actitud con que esas figuras los condujeron.

Es lo que insinúa ese par de días y de declaraciones en la Araucanía.