Tenencia responsable
Prácticamente no hay ciudad del país en que no se dé el fenómeno de los perros vagos deambulando por el centro y las periferias. La primera barrera para evitar esta proliferación de perros vagos pasa por los propietarios de las mascotas, para que actúen con responsabilidad.
La presencia de perros vagos en las ciudades del país, ya sea en las zonas céntricas como en los sectores periféricos, es un problema de larga data que ha sido abordado con distintas herramientas por las respectivas administraciones municipales, con pocos resultados, hay que decirlo, en el balace general.
Se trata de animales sin dueño que al no tener un hogar viven en las calles de la ciudad, generando una serie de problemas. En primer lugar, en su mayoría son perros que no cuentan con sus vacunas ni están esterilizados, de modo que podrían ser transmisores de diversas enfermedades a los seres humanos en caso de posibles mordeduras. A ello se agrega que se alimentan en la calle, por lo que buscan en la basura su comida, rompiendo las bolsas donde se depositan los desechos domiciliarios y esparciendo estos residuos en las veredas, o bien acechando donde están los contenedores, en el caso de Puerto Montt, por ejemplo. El problema es complejo de enfrentar, toda vez que si bien se han implementado iniciativas tendientes a buscar soluciones, lo cierto es que los resultados han sido relativos y la presencia de perros vagos persiste.
Un paso necesario en la búsqueda de soluciones es involucrar a la propia comunidad, ya que un porcentaje importante de estos animales que vagan por la ciudad tienen un dueño que simplemente no ejerce una tenencia responsable sobre su mascota. Tampoco se debe desconocer que muchos de estos animales también tuvieron un hogar y fueron luego abandonados por sus propietarios.
De ahí que sea necesario reforzar la tenencia responsable de mascotas para combatir la presencia de perros vagos en las calles. En la medida que haya real conciencia de los cuidados y cariños que una familia debe brindarle a sus mascotas, no sólo debería haber menos perros en las calles, sino que también podría incentivarse la adopción de aquellos que aún vagan sin dueño por las ciudades.