Un dato preocupante salió a la luz tras un estudio que buscaba averiguar por qué los hogares y las empresas no reciclan ni reparan los aparatos electrónicos y eléctricos en desuso (RAEE), realizado por el WEEE Forum, consorcio que agrupa a las empresas que gestionan su reciclaje, y cuyos resultados fueron respaldados por el Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (Unitar).

Según la encuesta, unos 5.300 millones de teléfonos celulares y "smartphones" dejarán de usarse este año y, pese a estar fabricados con materiales altamente valiosos, como oro, cobre, plata, paladio y otros componentes, sólo una mínima parte de ellos será reciclada. El resto acabará en contenedores, incinerado con la basura o perdido en un cajón, siendo los teléfonos móviles los artículos más acaparados por los consumidores.

¿Qué quiere decir esto?: que cuando una persona cambia su teléfono celular (una práctica bastante frecuente, por lo demás), ese aparato que ya no usará no es reciclado ni reutilizado, sino que queda abandonado en algún rincón del hogar.

Si bien el estudio fue realizado entre los meses de junio y septiembre de 2022 en 8.775 hogares de la Unión Europea, esto es Portugal, Países Bajos, Italia, Rumania y Eslovenia, además de Reino Unido, entrega indicios de lo que ya puede estar ocurriendo en el país, donde los artículos electrónicos y eléctricos se han convertido en elementos indispensables de la vida diaria de la gran mayoría de las personas.

Por ello se hace necesario realizar investigaciones de este tipo a nivel local y, a la vez, incentivar la reutilización de los aparatos eléctricos y electrónicos que puedan ser refaccionados y tener una extensión de su vida útil. Esto, además de fomentar el reciclaje de este tipo de productos que -como se sabe- generan una alta contaminación al medio ambiente si no cuentan con una correcta disposición final, también ayudará en la economía familiar, al bajar los altos niveles de consumo de estos utensilios.

Inspirados en el trabajo territorial con todos los vecinos de nuestra comuna, en 2021 emprendimos con el programa Ciudadanía Joven un espacio de reflexión, acción y articulación, con el foco puesto en el desarrollo de las oportunidades para los niñas, niños y adolescentes de nuestra comuna.

Hoy, cerrando el segundo año del programa estamos ad portas de celebrar en grande junto a La Ciudad En Mis Manos, proyecto dentro del programa Ciudadanía Joven, con el que trabajamos desde Frutipark Los Volcanes, usando el deporte como puente para gestionar habilidades de liderazgo, colaboración y organización de los jóvenes ciclistas.

Así, durante estos meses hemos trabajado con un grupo de deportistas que se reúne en torno al parque para dar forma a "Rodando Frutipark 2022", un evento para difundir y potenciar las disciplinas deportivas que conviven en el lugar y que contempla actividades recreativas y competencias en bicicleta, skateboard, longboard y rollers, para todas las edades y niveles.

La apuesta no sólo tiene que ver con el deporte como herramienta de cambio social, sino principalmente de volver a poner el foco en la reunión, en la acción presencial, en habitar el espacio público desde la acción y la articulación en pos de vivir una comuna para todos y todas.

Hoy Rodando, junto con La Ciudad En Mis Ojos y la Ciudad en Mis Sentidos, han sido también espacios de aprendizaje para nuestra organización. El poner las manos al servicio de los sueños de los más jóvenes de la comuna nos ha permitido entender el entramado de cambios generacionales y migratorios que estamos viviendo.

Un buen espejo para entender la realidad y poder ayudar en la articulación de espacios que estén al servicio de estos desafíos, y que abre oportunidades de replicar esta metodología en otros territorios.

El campeonato es también parte de algo más grande, parte de las actividades de Vibra Sur, festival que tendrá lugar del 19 al 21 de octubre en Frutillar, organizado por KetrawaLab y en el que participan cerca de ocho organizaciones que incluyen una decena de artistas locales, líderes sociales, vecinos, empresas y colegios.

Es una buena oportunidad para mostrar que la comunidad articulada es la base de la transformación de las oportunidades en los territorios.

Margarita Gross, directora de Territorio

y Comunidades de la Fundación Plades

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