Progresiva normalización
La desaparición de las mascarillas en los espacios abiertos debiera estar permitiendo una mayor conexión interpersonal. Aun cuando las mascarillas casi han desaparecido del paisaje urbano, vale la pena recordar que su uso es recomendable en varias situaciones.
La crisis sanitaria y el aislamiento en casa que significaron las cuarentenas durante los períodos más críticos de la pandemia, obligaron a las familias a adaptarse a un nuevo ritmo de vida, lo que cambió los esquemas de la sociedad y a la vez afectó la salud mental de las personas. El encierro, el distanciamiento social, la soledad, las dificultades para dormir y la sensación de agobio fueron algunos de los factores que hicieron que un tercio de la población tuviera algún tipo de enfermedad mental.
El deterioro de la salud mental ha tomado relevancia y sus distintas expresiones han impactado tanto en la calidad de vida familiar como en la productividad laboral y competitividad. Pero los avances en el programa de vacunación han permitido que se regrese paulatinamente a una mayor normalidad.
Como parte de este proceso de mayor normalización, desde el 1 de octubre en curso está vigente la liberación del uso de la mascarilla en los espacios abiertos. No obstante, en locales cerrados y especialmente en los centros de salud, es indispensable. En ese sentido, se ha llamado a la ciudadanía a recordar que la pandemia sigue y que es importante mantener los cuidados y adoptar las recomendaciones, como el uso de la mascarilla en la locomoción colectiva y en lugares de aglomeraciones.
Dejar de usar la mascarilla en espacios abiertos permite a las personas caminar y realizar actividades deportivas o recreativas en mejores condiciones. También ayuda a una mejor comunicación verbal y a observar los rostros de los interlocutores, lo que se traduce en la expresión de sentimientos y emociones y una mayor interacción. Y aunque muchos han agradecido el cambio de la norma, existe un 44% que prefiere mantener su uso en espacios cerrados, de acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Unab de Políticas Públicas. No obstante, las personas con alergias estacionales de primavera son las más beneficiadas si mantienen el uso de mascarilla, porque constituye una barrera para el ingreso de las partículas de alérgenos a las fosas nasales.
Las secuelas que dejará el covid serán grandes y su solución será de largo aliento. Es importante que la ciudadanía actúe con responsabilidad y considere que la pandemia no ha terminado, porque aún se conocen a diario las cifras de nuevos contagios.