Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos

(viene de la página anterior)

E-mail Compartir

Respecto al rescate de esas preparaciones, Doepking reconoce que "no fue tarea fácil recorrer cocinas y escudriñar secretos familiares. Son años de investigación, prueba y error, años de práctica y responsabilidad rigurosa de aprendizaje del arte de la dulcería", asegura.

Su investigación, recuerda, comenzó en la adolescencia. "Tenía entre 13 y 15 años. Fui coleccionando recetas que me parecían interesantes, novedosas o que simplemente me habían gustado y quería replicarlas. Entonces, anotaba la receta y así fui apilando una gran cantidad, hasta que publiqué el libro", que incluye preparaciones de Valdivia, Osorno, Frutillar, Puerto Varas, Puerto Montt, entre otras comunas de la región.

Según cuenta, su libro no pretende ser, solamente, un compilado de recetas, sino más bien "yo escribo como eran las casas de campo antiguamente y cómo funcionaba la relación entre abuelas y nietas en el traspaso de esta información culinaria, que es la repostería que al final se ha difundido en todo Chile y que es parte del patrimonio cultural nacional".

Tradición repostera

En este sentido, Doepking cuenta que cuando los colonos alemanes llegaron al sur de Chile a mediados del siglo XIX, con la finalidad de favorecer al progreso, principalmente en materia industrial y agrícola, a través de sus conocimientos y experiencia artesanal e industrial, se hicieron famosos, entre otras cosas, por su arquitectura y gastronomía, especialmente por las preparaciones dulces.

De esta forma, la escritora agrega que los alemanes desplegaron en sus cocinas una variedad ilimitada de recetas que traían del viejo continente y que junto a las nuevas frutas que encontraban en la zona, fueron derivando en preparaciones, hoy, típicas de las regiones de Los Ríos y de Los Lagos. Los kuchen y strudel siguen siendo conocidos con sus nombres alemanes originales y ya son parte de la repostería nacional.

Así, los sabores de la cocina alemana de siglos de antigüedad pasaron a ocupar un lugar primordial en la Región de los Lagos, donde tortas, tartas, salsas, onces alemanas y recetas que fueron trasmitidas de boca en boca, comenzaron a formar parte de las atracciones del sur de Chile.

En la actualidad, Doepking asegura que con el aumento de las migraciones a la Región de Los Lagos "nos hemos visto sobrepasados de población. Eso de alguna manera genera una amenaza sobre las culturas locales, porque se empiezan a diluir y se corre el riesgo de que con el paso de los años muchas cosas se mezclen con las culturas que llegan. Entonces, creo importante poner en valor nuestra cultura local. Por eso se presenta en un libro de edición de lujo, más bien pensando en una biblioteca y que también sea un legado para las futuras generaciones".

A través de este libro, la autora también trata de mostrar la evolución que tuvo la cocina de ambas culturas, alemana y local, haciendo una especie de línea de tiempo con recetas antiguas y otras modernas, dejando en evidencia la evolución que ha tenido la repostería local. "Acá había muchos ingredientes que los chilenos no usaban, como las murtas por ejemplo, o las moras que fueron traídas por los colonos y que hoy crecen casi como una maleza. Pero también con su llegada a estas tierras, los alemanes comenzaron a incorporar elementos, como el yogurt, que antes no lo usaban para la repostería", afirmó.

150 años de la repostería alemana es el título del libro de Alejandra Doepking, que trae al presente antiguas preparaciones llegadas desde el viejo continente.

13 a 15 años tenía la autora del libro cuando comenzó a recuperar recetas que le parecían interesantes o novedosas y que replica en esta publicación.

1852 desembarcaron en Puerto Montt los primeros colonos alemanes, que llegaron en el marco del proceso de colonización que impulsó el Estado de Chile.