Una vez conocidos los 78 diputados que fueron sorteados para realizarse el test de drogas, de los cuales tres corresponden a representantes de esta región, como Harry Jürgensen (Independiente-Partido Republicano), Daniel Lilayú (UDI) y Jaime Sáez (RD), el diputado Alejandro Bernales (PL) llamó a sus colegas y a toda la clase política a tomarse esta temática con seriedad y a evitar normalizar el uso de las drogas.

De hecho, el parlamentario le recordó a sus colegas que una de las temáticas más sentidas que le expresan las comunidades a la hora de recorrer los barrios, es precisamente los problemas que les generan las drogas.

Por lo mismo, el parlamentario recordó que se ofreció de manera voluntaria para realizarse el examen respectivo.

Tras la realización del sorteo que arrojó los primeros nombres para el test, entre los diputados partió el debate en torno a que se extienda también para los integrantes del Senado y del Gobierno, así como quienes trabajan junto a las autoridades.

Al respecto, Bernales plantea que lo relevante es que se adopten las medidas que permitan terminar con el negocio que realizan los narcotraficantes y que tanto daño causa, sobre todo en algunos sectores de la población y que es lo que más le expresan en las reuniones que sostiene con las agrupaciones vecinales del distrito 26, al cual pertenece.

En el fragor de la actual opinología -que traspasa con frecuencia el "tono" civilizado - aparece en las plataformas en que nos incomunicamos, una especie digna de "Cowboy versus Alien", película que a primera vista parece un engendro más, pero mirada con cierta perspectiva, es un engendro menos. La especie en cuestión es el Pistolero, que porta doble colt 45 al cinto, más una "canana", estilo bandido mexicano, y procede a "imponer el orden", aunque no exhibe chapa alguna que lo mandate y lo avale como Sheriff. Parece salido de la nada y no dice nada, pero lo hace con ruido e interjecciones varias. Cuando alguien le sale al encuentro, el tipo desenfunda y sólo Wyatt Earp podría detenerlo, aunque eso no es seguro. En todo caso, lo que más desentona de su irrupción, es que no se baja de un caballo, sino de un burro.

Cuando el tipo no tiene posibilidad de entrar por las puertas batientes del "saloon" Facebook, opta por entrar desde un costado, sector "Messenger", y desde allí dispara al objeto de su odio, lo que podría proporcionarle la recompensa que andaba buscando. Una solución es clausurar la entrada, lo que probablemente incremente su furia y lo lleve a buscar el rifle, que sobresale de la montura del burro. Su amor por los disparos, no se compadece con su puntería. Es como el cegatón caza-recompensas de "Los Imperdonables". O sea, no sabe muy bien hacia qué punto orientar el cañón. Es muy capaz de girar en 90 grados y dispararle al burro que lo transporta.

Uno advierte que este pistolero es fruto del cine actual, más que del antiguo, ese de los tiempos del Rex con sus rotativos dobles, donde te podías repetir las películas unas cuatro veces, un día sábado desde la galería, y por el mismo precio. De esa generación de espectadores, quedó cierta simpatía por el duelo, donde los adversarios, desde cierta distancia, procuran deshacerse uno del otro, pero frente a frente, y teniendo siempre de testigos a sus caballos, jamás un burro.

Hoy la cosa es distinta. El pistolero virtual llega al sitio exacto al que no lo han invitado, dispara escondido de todo y de todos, y usa expresiones que no provocan ofensa en el destinatario, sino un genuino sentimiento de asombro, porque nada cuadra con nada y se podría pensar que todo es una broma. Este escribidor ostenta el récord de haber recibido 77 amenazas de muerte, después de un articulillo publicado hace años en este diario. Se supone que era broma, pero me quedaron algunas dudas… Por lo anterior, las amenazas e insultos no me incomodan en lo más mínimo. La huida del pistolero es una certeza propia, una convicción a toda prueba. Otra gente "afectada" lo ve escapar, pero nadie le dispara, ni de cerca ni de lejos.

En el fondo, le tienen lástima al burro.

El senador Iván Moreira (UDI) solicitó al Gobierno entregar una propuesta que permita realizar modificaciones a la Ley Lafkenche.

Y es que a juicio del congresista, la actual normativa perjudica principalmente al desarrollo de la pesca artesanal y a la pequeña mitilicultura.

Moreira recordó que fue en 2008 cuando entró en vigor la ley de Espacios Costeros Marinos de los Pueblos Originarios (ECMPO), con el objetivo de permitir el reconocimiento de derechos territoriales de espacios costeros marinos en base a un uso por costumbre, reivindicando un derecho de uso de las comunidades en base al artículo 169 de la OIT.

Sin embargo, plantea que una de las dificultades que ha generado en la zona esta ley, es que se han solicitado grandes extensiones de territorio, abarcando, por ejemplo, la totalidad del borde costero de comunas como Puerto Montt, Calbuco, Cochamó y enormes extensiones en Chiloé, lo que dificulta su convivencia con varios sectores productivos.

"Las solicitudes abarcan prácticamente la totalidad del mar interior de nuestra región, y si bien, las concesiones que se han entregado no son de grandes superficies, hay algunos que han solicitado extensiones desproporcionadas y que distorsionan completamente el sentido de esta ley", argumentó el senador al momento de solicitar su revisión.