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¿Qué le pasó don José?

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Quienes conocen a don José Bengoa hablan de él como una persona correcta e intelectualmente sólida. Y si bien su obra intelectual probablemente no ha alcanzado al gran público, ha servido a muchos para conocer mejor la historia y la cultura del pueblo mapuche. Yo mismo he disfrutado de la lectura de algunos de sus libros y creía haber aprendido de ellos. Por eso resulta desconcertante lo que ha hecho. Casi imposible de creer en alguien como él.

¿Cómo ha podido un intelectual, alguien que se mueve en el espacio del conocimiento, los principios y la moral, no repudiar, no rechazar, la violencia criminal que grupos violentistas practican en La Araucanía, sino que pedirles que por unos días dejen de quemar, destruir y matar para no perjudicar la opción Apruebo en el plebiscito de salida? ¡En definitiva, les solicitó una tregua!

Su demanda fue dirigida directamente a Héctor Llaitul, el líder de uno de estos grupos, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), a quien calificó de "querido compañero y amigo" en su misiva. Ese texto, repleto de elogios explícitos a la acción criminal de Llaitul y sus cómplices, es implícito en otorgar un salvoconducto -el salvoconducto del intelectual, del sabio- para que después de esa fecha esos grupos continúen su acción criminal.

Con ese gesto, qué duda cabe, don José Bengoa dejó caer, tristemente, su condición de intelectual; la posición de alguien de quien podíamos esperar serenidad en medio de la tormenta, indicaciones para hallar la unidad y restablecer el equilibrio que nuestro país parece haber perdido en estos días.

En lugar de ello, con su actitud nos ha demostrado que incluso intelectuales de fuste pierden su templanza en momentos de crisis, y también el hecho de que nuestro país se está acercando peligrosamente al extremo del "todo vale", del "no me importa el daño que pueda causar con tal de que yo gane".

Extremismo

Seguramente de manera involuntaria, con su actitud don José ha demostrado, además, por lo menos dos cosas. Primero, que para las chilenas y chilenos el extremismo de los violentistas de La Araucanía no se distingue del extremismo intelectual que sentó sus reales en el texto constitucional que nos propuso la Convención, sobre todo en materia de indigenismo. Y segundo, y esto lo digo como un hombre del sur, que la indefensión en la que comenzamos a vivir quienes habitamos esta parte de Chile, inevitablemente se nos aparece vinculada a la desidia o lentitud con que ha actuado la autoridad para protegernos, y eso a su vez, y sobre todo, como consecuencia de la actitud del propio gobierno de entrar a la lisa apoyando el Apruebo, se vincula inevitablemente a esa opción. En realidad, lo que hizo don José Bengoa fue reconocer culpas que, al decir de los abogados, relevan cualquier prueba.

Lo más relevante de todo este penoso episodio quizás haya sido la pronta respuesta de Héctor Llaitul, el líder de la CAM, al "intelectual" Bengoa, el mismo que les solicitaba realizar una tregua de sus acciones.

En una "carta abierta" publicada en el portal "Werkén Noticias", en la que el "querido compañero y amigo" se refiere al "intelectual" diciendo: "A primera vista se nota que el señor Bengoa nos ha usado de objeto de estudio para posicionarse académica y políticamente, pero se nota que no ha leído nuestros comunicados y menos sabe de nuestra práctica política. Debe ser que sólo conoce la parte de la historia mapuche que le es útil para remodelar el multiculturalismo chileno y que resulta funcional al poder dominante. Su propuesta lo ubica en la típica posición del colonizador hablándole al colonizado…"

Brutalmente, no era de esperar otra forma, don José Bengoa fue puesto en su lugar. El lugar de alguien que en definitiva no entendió nada. Que creyó que los terroristas representaban al pueblo mapuche, el objeto de sus estudios, y no una opción de independentismo anticapitalista que no tiene nada que ver ni con la cultura ni con las necesidades de ese pueblo. Para entender lo que ocurre en La Araucanía en nuestros días, a don José Bengoa le convendría dejar de estudiar las costumbres e historia del pueblo mapuche y comenzar a estudiar la historia de grupos como la ETA o el IRA.

Quizás así ya no cometa disparates monumentales como el que acaba de cometer y nos permita seguir considerándolo una persona correcta e intelectualmente sólida.

" Lo digo como un hombre del sur, que la indefensión en la que comenzamos a vivir quienes habitamos esta parte de Chile, inevitablemente se nos aparece vinculada a la desidia o lentitud con que ha actuado la autoridad para protegernos"