Correo
Decadencia de Puerto Montt
Hace un tiempo que sigo en redes sociales a la página de Instagram "El pasado de Puerto Montt", y es impactante el cambio que ha tenido nuestra ciudad con el tiempo y con ello también se suma cierta lástima y rabia de como nuestra ciudad se ha convertido en lo que muchos de nosotros hablamos con nuestros cercanos que "Puerto Montt es cuma"
No quiero entrar en definiciones semánticas sino describir un hecho: nuestra ciudad se ha convertido, y especialmente el centro, en un lugar desagradable, feo, peligroso y absolutamente despreciable, con venta de drogas en plena plaza de nuestra ciudad, a estudiantes y menores de edad, grupos de personas sin hogar bebiendo alcohol y consumiendo drogas frente al acceso de la delegación presidencial ( y con esto ahora se debe entrar por un costado para no molestar a dichos personajes en su jarana), un centro grafiteado y sucio, y para qué hablar de la pileta de $1.400 millones de pesos tirada y sin ningún futuro, una catedral tapeada en zinc y un centro desbordado de ambulantes que lucran injustamente en competencia con aquellos que sí pagan impuestos y respetan las reglas. Un servicio de transporte público indigno para las personas con buses contaminantes, sucios, ruidosos y sin ningún tipo de control de horarios o flotas.
Un centro de Puerto Montt oscuro, con focos quemados y que a las 18 horas sus ciudadanos se guardan (o van al mall) porque se pone inseguro.
Como pyme y emprendedor contribuyente que pago mi patente en esta ciudad, y ciudadano que pago mis impuestos, no me merezco ni mis conciudadanos este nivel de desprecio y despelote de nuestras autoridades por nuestra ciudad, que claramente no tienen interés en tratar de terminar con estas formas, es por ello que convoco a los ciudadanos que estemos aburridos de esto para presionar a las autoridades, darle el mandato legal y moral a nuestros carabineros, PDI y Seguridad Municipal y terminar de una vez por todas con este "dejar hacer" que ha convertido a nuestra ciudad en un lugar feo e inseguro.
Juan José González
Reingreso escolar
Más difícil que pellizcar un vidrio. Los modismos chilenos son tan pertinentes cuando necesitamos explicar en simple cosas complejas. Muchos de los que trabajamos en reingreso escolar, en tratar que niños, niñas y jóvenes recuperen su derecho a la educación y regresen a la escuela, a ratos, sentimos que pellizcamos vidrios.
Es cierto: nuestro rol es visibilizar lo invisible. Dar cuenta de la realidad de los niños, niñas y jóvenes más pobres y vulnerables, que no marchan ni protestan, que no piden reivindicaciones, que no tienen esperanzas. Antes de la pandemia, eran 186 mil, en 2021 se habló de unos 40 mil más. Hoy no sabemos. Las autoridades sacan cuentas sobre los deudores del CAE, compromisos sin compromisos, entonces, ¿dónde está la prioridad con este grupo excluido de nuestra sociedad?
Esto es hacerse cargo de un tipo de estudiante que tiene todo en contra: repeticiones, expulsiones, bullying, inasistencias, anotaciones, fama de conflictivo. Adversidades que son producto de una diversidad de problemas: sociales, económicos, familiares, de aprendizaje. O sea, un niño, niña o joven, que a todos les parece "un cacho".
Pero el mundo, sobre todo el que vive en pobreza y exclusión, está lleno de "cachos" y para que dejen de serlo se requiere una oferta educativa especializada de reingreso. Una atención dedicada, financiada y ad hoc a su realidad.
Cuando enfrentamos las problemáticas en educación suele pasar que lo urgente se come lo importante y el dilema es siempre por dónde partir. Ese es el principal desafío de los tomadores de decisiones y diseñadores de políticas públicas. La pandemia ha dejado grandes brechas de aprendizajes en lo cognitivo y en lo socioemocional; también en lo académico. Pero además ha dejado a muchos por el camino. Fuera.
El gobierno habla de justicia educativa y de la instalación de un nuevo paradigma de educación. Todo relevante, pero no prioritario si pensamos en los que están fuera del sistema y debemos recuperar. Lograr que vuelvan, que reingresen al sistema mediante experiencias educativas reparadoras y significativas, debería ser de vida o muerte para todos.
Liliana Cortés, directora de Fundación Súmate
Plebiscito y desinformación
Chile está frente a un plebiscito fundamental para el futuro de nuestra sociedad, que concluye el próximo 4 de septiembre cuando se abran las urnas para decidir sobre una nueva Constitución de la República.
Ante la proliferación de desinformación que circula en torno a los contenidos de la propuesta de Nueva Constitución, el Tribunal Nacional de Ética del Colegio de Periodistas de Chile manifiesta su inquietud por la manipulación informativa y las transgresiones al Código de Ética de la Orden, que es el marco de valores y conductas deseables en el ejercicio de la profesión periodística.
Considerando que el debate sobre la propuesta constitucional es una gran oportunidad para enriquecer y aportar al diálogo ciudadano, profundizando a la vez en la educación y la amistad cívicas, instamos a nuestras y nuestros colegas a que, al informar, contribuyan al conocimiento del texto en debate, evitando su distorsión y haciendo las preguntas pertinentes a entrevistados y entrevistadas que incurran en errores que desinformen, falseen o insistan de manera contumaz en la repetición de noticias falsas.
Nuestro Código indica: El compromiso y el deber del periodista de entregar información veraz y verificable a la ciudadanía, es irrenunciable. Es su obligación impedir que bajo circunstancia alguna (…) la verdad sea alterada. Nos preocupan las distorsiones, interpretaciones y la ocultación de información que impide o anula el libre acceso al conocimiento de la propuesta de Nueva Constitución. En especial, las denominadas fake news (informaciones falsas) y la vulgarización de su texto, recurrente en las redes sociales Todo ello ensucia la sana decisión republicana más gravitante de las últimas décadas en nuestra vida institucional. Lesiona, además, gravemente la convivencia nacional.
De acuerdo a lo expresado, llamamos a las y los periodistas -colegiados o no-, así como a los medios de comunicación, a observar los principios que recoge nuestro Código de Ética para sustentar una información veraz, oportuna, responsable y al servicio del bien común. Chile lo merece.
Ethel Pliscoff , Jorge Montealegre, Abraham Santibáñez, Luis Schwner y Paulino Ramírez. Tribunal Nacional de Ética, Colegio de Periodistas de Chile