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en un área tan grande, por tantos años seguidos y de forma sistemática entonces eso es bastante innovador".
Ballena Azul
Esta investigación se desarrolló desde la zona norte hasta la Región de Los Lagos, esta última, lugar donde se ha avistado una gran cantidad de ejemplares de ballena azul, específicamente en Chiloé, donde según información del Centro de Conservación Cetácea, en 2019, se estimaba que la población de ballenas azules en esta zona era de entre 500 y 700 animales.
Sin embargo el alto tráfico de embarcaciones en estas aguas, principalmente por la actividad acuícola en la zona, comenzó a ser una amenaza para el animal más grande del mundo, así lo advirtió un estudio realizado por los científicos chilenos Luis Bedriñana-Romano y Rodrigo Hucke-Gaete, quienes en febrero del 2021 alertaron el peligro que implicaba el tránsito de barcos en uno de los principales lugares de alimentación de esta especie.
Embarcaciones
Según datos del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), son alrededor de mil las embarcaciones que navegan diariamente por estas aguas aumentando la posibilidad de chocar con alguno de estos animales.
El doctor Luis Bedriñana del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral de Chile y quien también es parte del reciente estudio, rescata la importancia de estas investigaciones, ya que permiten definir los puntos críticos "donde las ballenas y los cetáceos, en general, están encontrando las embarcaciones y de ahí se deriva un gran número de problemas, como los choques", lo que bajo su criterio, cada vez se están reportando más.
Además, el investigador agrega que "los barcos también producen un daño físico que afecta su conducta. Esto es que las expone a mucho ruido, los cetáceos son animales acústicos, entonces esto les afecta bastante".
Un ejemplo de ello es que solo dos meses después de haber dado a conocer este estudio, en febrero del 2021, en abril del mismo año, Sernapesca confirmaba que una ballena azul varada en Chaitén había muerto por colisionar con una embarcación.
En aquel entonces el médico veterinario especialista en cetáceos de la Unidad de Conservación y Biodiversidad de Sernapesca, Mauricio Ulloa informaba que "a nivel toráxico había un hematoma grande que sugería una colisión importante de ese ejemplar, posteriormente al sacar la primera capa muscular, aparece encima el corazón, eso ya nos da una guía de que el impacto fue realmente severo", explicaba el experto.
En este contexto, Bedriñana analizó, en ese entonces, los datos de embarcaciones que navegaron por la zona las últimas 48 horas antes del primer reporte del animal muerto, informando a través de su cuenta de Twitter que "en esos dos días transitaron 221 embarcaciones, de las cuales 198 son de la flota acuícola y las 23 restantes de otros usos como pesca y transporte".
De acuerdo a lo que indica Bedriñana este análisis, ni los estudios que han desarrollado al respecto habrían sido posibles sin la información que ofrece el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura. "Es muy importante resaltar el esfuerzo de Sernapesca que provee desde 2020 información actualizada diariamente sobre las rutas de navegación de cuatro flotas en Chile de forma pública y gratuita. Esto es algo muy valorable y donde debemos seguir avanzando en términos de transparencia y de accesibilidad a la información que ayuda a la investigación para la conservación".
En este sentido Patricia Zárate agrega que "para evaluar el potencial riesgo de las poblaciones de cetáceos es clave identificar y comprender los efectos provocados por los impactos humanos acumulativos y de ese modo establecer medidas efectivas de protección y gestión. Muchas especies de cetáceos son vulnerables a la pesca incidental, y la continuidad de este estudio permitirá también el desarrollo de indicadores para estimar los niveles sostenibles de mortalidad de aquellas especies que son capturadas de manera incidental en las pesquerías chilenas, lo que podrán servir de base para el desarrollo de medidas de conservación para estas especies en nuestro país" explica Zárate.
Para conocer la versión de las empresas que trabajan con embarcaciones y que navegan en la zona, el diario El Llanquihue intentó comunicarse con la Asociación de Armadores de Transporte Marítimo (Armasur), sin embargo al cierre de este reportaje no fue posible generar el contacto con la asociación.
Contribución del estudio
Algo que motivó el desarrollo de este programa que inició IFOP en el 2016, fue la política que desarrolló Estados Unidos denominada como Ley de Protección de Mamíferos Marinos (Marine Mammal Protection Act), la cual explica Bedriñana, "aplica para todos los países que le venden productos marinos, que éstos deben asegurar estándares, en este sentido Chile tiene que demostrar que está tomando cartas en el asunto con respecto a la captura incidental y para eso también se requería saber cuántos animales hay".
El doctor argumenta que "el país tiene que demostrar que sabe o que puede decir algo, al menos, respecto a la conservación de las especies que tiene, que no son pocas, y por otro lado que las pesquerías están cumpliendo con los estándares norteamericanos: que no se está produciendo una afectación de sus poblaciones a través de las pesquerías, particularmente con la captura incidental, porque si no el país se arriesga a perder la capacidad de exportar hacia ese mercado".
Soluciones
Actualmente en Chile no hay un mecanismo que regule el tránsito de embarcaciones por zonas en las que se alimentan estas especies, es por ello que para Luis Bedriñana la solución es "establecer rutas de navegación determinadas, sobre todo en la zona donde ya sabemos se concentran las ballenas. Lo que hay que hacer es reducir la velocidad y eso requiere regulaciones, las embarcaciones no debieran superar cierta cantidad de nudos en estos lugares, porque así se reduce el peligro de que si existe una colisión esta sea letal".
Robert Bello, quien se ha desempeñado como Observador Científico principal de la actividad de avistamiento de cetáceos, añade que "nos falta mucho más en términos de investigación. En otros países se han desarrollado sistemas de boyas que detectan a las ballenas acústicamente y avisan en tiempo real a las embarcaciones de que hay una ballena en los alrededores y así, las embarcaciones puedan reducir la velocidad, pero para eso se requiere mayor investigación porque no es tan fácil de hacer como parece", finaliza.
el investigador robert bello reconoce que falta mucho más por investigar en esta materia.
Luis Bedriñana destaca la relevancia de estos estudios respecto a definir los puntos críticos donde se encuentran con las embarcaciones.
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"Hoy podemos contar con una valiosa información sobre la distribución y abundancia de especies que cumplen roles ecológicos relevantes en el ecosistema"
Patricia Zárate, Investigadora