Arquitectos coinciden en que paraderos no podrán proteger del viento y la lluvia
EN CONSTRUCCIÓN. Expertos analizan diseño y funcionalidad de los espacios en nueva Costanera, y proponen soluciones. Académica UACh dijo que consulta ciudadana debe ser vinculante.
Si bien los paraderos diseñados en el proyecto del Parque Costanera de Puerto Montt, que impulsa el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), han despertado cuestionamientos de la comunidad, que reclama porque no protegerán del viento y de la lluvia, hay voces de expertos que dan la opción de mejoras que permitan ofrecer esa cobertura ante ese tipo de eventos climáticos.
Las estructuras, de tres metros de alto, disponen de un techo de 6,3 metros de ancho y de un largo variable, conforme a la ubicación de los siete lugares seleccionados a lo largo de la avenida Costanera Diego Portales.
Según el arquitecto Daniel Naritelli, ese diseño "cumple con dar una sensación de seguridad, sin generar espacios residuales". Pero, especificó, al estar emplazados en la costanera "no se hacen cargo de las características climáticas de la ciudad, lluvia principalmente por la cara norte, y viento sur en días despejados".
Sin embargo, observó que "por la simpleza del diseño, es algo que se podría solucionar sin afectar el concepto original de la propuesta", que evaluó positivamente, ya que "como elemento de diseño dentro de la ciudad, tiene líneas contemporáneas y simples que son un aporte".
Respecto a la posibilidad de incorporar componentes que resguarden de la lluvia y el viento, Naritelli planteó que "se debería evaluar proteger con elementos transparentes algún porcentaje de los lados para que los usuarios se puedan proteger, en caso de lluvia principalmente, pero sin perder la simpleza del diseño, ni la sensación de seguridad de los usuarios", aunque sugirió sumar "una buena iluminación, dado que en invierno tenemos bastantes horas de oscuridad".
Postuló que lo principal es proteger a los usuarios de la lluvia y que existen ejemplos en otros países con ciudades de climas similares, donde "los paraderos son de características parecidas a la propuesta, pero incluyen algún plano transparente, para protegerse de la lluvia y el viento".
El profesional del estudio de arquitectura Naritelli-Bravo Arquitectos, reconoció que como oficina "tuvimos una discusión interna bastante interesante" respecto al diseño de esos paraderos, tras lo que concluyeron que "un elemento urbano como un paradero de buses debe cumplir con ciertas características genéricas y que deben ser adaptadas al lugar donde están emplazados".
En ese aspecto, destacó que los nuevos paraderos "no son protagonistas dentro del paisaje de la ciudad. La proporción y altura de la cubierta lineal permiten que las personas vean completamente la horizontalidad del paisaje de la bahía de Puerto Montt".
Lluvia cenital
Su colega, Víctor Belmar, de Asprintec Arquitectos, coincidió con la apreciación de parte de la comunidad local, en cuanto a que esa armazón metálica "se contradice totalmente con el objetivo urbanístico que uno busca con una mejora de un espacio público. Eso funcionaría si la lluvia en Puerto Montt fuera absolutamente cenital; es decir, vertical".
Apuntó que se debió haber considerado que hay promedios de viento de diez kilómetros por hora "y a veces más, la lluvia es bastante oblicua, con ángulos que pueden llegar incluso a los 45 grados. Entonces, obviamente que esa techumbre plana, no va a tener ningún efecto sobre las personas en tanto deseen protegerse de la lluvia y mucho menos del viento".
Por ello es que el arquitecto Belmar admitió que "no concuerdo en absoluto con ese diseño". Estimó que ese tipo de paradero fue concebido "para otra ciudad, donde no haya viento; seguramente, donde haya una hoya hidrográfica que evite el viento, como La Unión o más al norte el mismo Santiago, donde sí funcionan. Pero acá no, por ningún motivo".
El profesional de esa oficina de arquitectura también reconoció que existen posibilidades de remediar lo hecho. En tal sentido, Belmar aconsejó "formar un muro cortina por tres lados; es decir, por el del mar, de la bahía, y por sus dos extremos. Eso significa un muro permeable, que permita ver el mar, que sea lo bastante resistente y rígido; que no sea maleable por vándalos que andan destrozando cosas".
De prosperar una iniciativa en tal sentido, el arquitecto planteó que el interior del nuevo paradero deberá disponer de una adecuada iluminación artificial que permita disuadir actos vandálicos o que atenten contra la seguridad de las personas. En ese aspecto, propuso dispositivos que se enciendan con sensores de movimiento, "para que no tengan que estar gastando luz toda la noche. El ideal es que operen con paneles solares, para que además sean sustentables y evitar gastos onerosos al municipio".
Participación
Desde el lado de la academia, la socióloga Sylvia Soto, académica del Instituto de Gestión e Industria de la Universidad Austral de Chile (UACh) sede Puerto Montt, precisó que los paraderos son una parte de un diseño mayor. "En eso uno no puede perderse, porque los paraderos no son lo único que hay, sino que hay un diseño del Parque Costanera, un espacio público, dentro del que está el diseño particular de los paraderos", estableció.
No obstante, admitió que en decisiones que afecten directamente a la comunidad, debe haber un proceso de consulta ciudadana vinculante "que quede incorporada en la planificación urbana, como eje estratégico. Como parte del ejercicio democrático, la participación de la gente tiene que estar incorporada. De hecho lo está. Ese diseño se hizo con una masiva participación en talleres y consultas".
Soto, quien es doctora en Geografía, Planificación Territorial y Gestión Ambiental, de la Universidad de Barcelona, comentó que "se debe poner atención en cómo se está haciendo esa participación ciudadana, qué persigue, y si esa participación ciudadana efectivamente es vinculante y no sólo informativa".
Así es como concluyó que en ese proceso "hubo una situación que no se ha logrado resolver, al menos en el diseño en particular de los paraderos para el Parque Costanera".
La académica de la UACh dijo presumir que cuando se consulta a la comunidad sobre generalidades y no se aprecia en detalle cada elemento del diseño "puede generar estas dificultades".
También hizo notar que el proyecto había sido sometido a un proceso de observaciones. "Entonces, si no se hicieron las modificaciones, significa que la participación no está siendo vinculante. En el fondo, se considera por cumplir con las exigencias planteadas en la norma, pero no genera una acción específica o una transformación".
Por eso es que resaltó el anuncio del seremi de Vivienda, Fabián Nail, quien anticipó que ante el malestar ciudadano propiciarán un nuevo proceso participativo para un nuevo diseño, "en lo que aún estamos a tiempo".
Consultada sobre su opinión de los paraderos en construcción, la académica de la UACh comentó que "conversan con el diseño completo del espacio público. Pero, por lo que plantea la ciudadanía, en donde no se produce una conversación es en el uso de ese espacio público".
Especificó que "puede ser que estén muy bien diseñados, pero no generan una funcionalidad, ni van a promover el uso del espacio público de calidad". Para ello, ejemplificó lo que estaba ocurriendo ayer en la tarde, cuando en Puerto Montt llovía con un fuerte viento norte. "Un paradero así, no cumple con la función que necesitamos, en ese espacio".