"Absorbida" por los evangélicos

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El movimiento feminista nunca se sintió cómodo con McCorvey, pero acudió a manifestaciones, creó una fundación, fue voluntaria en clínicas de aborto, hasta que el lado contrario "la absorbió", en palabras de su hija. "Tenía una personalidad adictiva, y ese tipo de personas acaban metidas en cosas muy extremas. Les gusta el caos, el drama", subraya. Sus mentores evangélicos la alejaron de una parte clave de su identidad: su orientación sexual. McCorvey vivió dos décadas más con su novia, Connie González, pero cualquier contacto físico entre ellas se acabó.