Correo
Delincuencia en Puerto Montt
La anomia y el incivilismo que se ha hecho tan habitual en Santiago ya se han extendido hasta Puerto Montt; los actos delictuales se multiplican en barrios y en las calles céntricas, siempre copadas de ambulantes o saltimbanquis de todo tipo y en todo horario; el silencio ominoso de autoridades es el colofón de una impunidad repulsiva que ya no sólo afecta la seguridad de locatarios y emprendedores, también se amplía a transeúntes, automovilistas y ciudadanos sin distinción.
El desborde delictual es una pésima noticia y una alerta significativa para la viabilidad del futuro pacto social; el germen de un retroceso autoritario está siempre latente y en pulsión, alimentándose de la incapacidad e inmovilismo del centro político y del oportunismo nefasto de ambos extremos, siempre tan dados a la naturalización de la violencia como medio y fin en sí mismo.
La frivolidad con que se abordan estos temas contrasta con el enorme efecto negativo sobre la calidad de vida de los ciudadanos y sus implicancias futuras en lo electoral; el riesgo de una corrida contrarreformista y conservadora que haga plausible el ascenso de un populismo en clave fascista está más vivo hoy que antes. A cada separatismo le sobrevienen los unionistas; para salir de esta dinámica pendular donde el conflicto irriga todo a su alrededor se necesita más que seguir a la masa o mantenerse repitiendo los eslóganes de otros, es hora de hablar con nuestras propias palabras y salir de la nefasta y fratricida idea de "todos contra nosotros mismos".
Patricio Hahn
Delincuencia en Calbuco
Calbuco, otrora una apacible comuna, de gente conocida que salía a su puerta muy temprano para saludar a sus vecinos, prestarse un pan, una taza de azúcar o yerba mate, que corría acelerado por las tranquilas calles de piedra, para llegar a las conserveras, que arreglaba sus almácigos provisionados de lechugas, zanahorias, repollos, perejiles y etc. Hoy sin duda pertenece a un paisaje y un estadio de la memoria y el recuerdo, muy lejanos.
Hoy, a la par de las urbes, ha llegado el tiempo del miedo, la desconfianza, la delincuencia y todos los flagelos que enarbolan el odio, la impotencia y el temor. Ver a un par de extranjeros de los malos, porque los hay buenos, discutiendo en una calle con carabineros, sin respeto alguno, es algo inaudito. La violencia de un grupo de jóvenes desorientados y exaltados es otro foco de preocupación de esta globalización enferma.
Ni hablar del lenguaje beligerante, calumnioso, intrépido de politólogos de baja monta, que sin embargo tienen a su haber cobertura de medios, haciendo creer o pareciendo ser los ufanos dueños de la verdad; igual agotan y hacen crecer la desconfianza. El insulto fácil y gratuito dejan mucho que desear y se escapan al buen uso del verbo, originario del respeto, la tolerancia y la mediana rectitud.
Hay que conversar, dialogar y aportar desde nuestras modestas vitrinas para recobrar la idiosincracia tan particular de un pueblo ancestral que se prepara para su nuevo We Tripantu, de rescate de las tradiciones que nos han hecho de vernáculo en un pueblo tan bonito, cariñoso y feliz.
Eduardo Nievas Muñoz
Plebiscito y tercera vía
Ya se conoce la propuesta final de la Convención Constitucional. Para algunos sectores, esta propuesta debe ser aprobada sólo porque ha emanado de un órgano democrático. Esta postura se encuentra amparada en la consigna "enterrar la Constitución de Pinochet".
Otros consideran que el contenido de esta propuesta constitucional es imperioso para llevar a cabo transformaciones que permitan hacer de Chile un país más justo. Por otro lado, hay quienes piensan que el texto constitucional vigente (Constitución de 1980 con sus modificaciones), ha permitido lograr importantes avances que han llevado a Chile a las puertas del desarrollo.
Finalmente, están los que consideran que Chile sí necesita una nueva Constitución, pero se han decepcionado del trabajo de la Convención. En este contexto, algunos sectores políticos y académicos se han mostrado partidarios de buscar una tercera vía para el plebiscito de salida del 4 de septiembre.
¿Es posible? Esta vía no se encuentra contemplada expresamente en el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución ni en la institucionalidad constitucional que ha permitido la instalación y desarrollo de nuestro proceso constituyente.
El 78,28% de los que votaron Apruebo decidieron que querían un nuevo texto constitucional. Por eso, un eventual triunfo del Rechazo no debe ser interpretado como una validación de la Constitución de Pinochet (que en estricto rigor ya no lo es), sino sólo como el rechazo a una propuesta que no cumple con uno de sus objetivos políticos esenciales: unir a Chile.
Jorge Astudillo Muñoz, académico de la Universidad Andrés Bello
Convención y ex Presidentes
La mesa de la Convención Constitucional indicó que al acto final sólo se invitará a autoridades en ejercicio, o sea, en términos simples, en el caso de la Presidencia no se invitará a los ex Presidentes, sólo se invitará al Presidente en práctica.
José Luis Hernández
Convencionales y televisión
Pensé que algunos convencionales desaparecerían de escena, pero el llamado de la selva y de la televisión es demasiado fuerte. Y allí están, haciéndose autogoles regularmente.
Pedro Herrera
Tenencia de armas
Prohibir por ley a civiles la tenencia responsable de armas parece un infantilismo que sólo es posible en países verdaderamente desarrollados, es decir, en países donde hay un Estado/Gobierno que brinda la seguridad del caso a sus ciudadanos, cumpliendo con su mandato constitucional.
Donde sus ciudadanos, antes han demostrado respeto y cumplimiento de las leyes. Donde hay instituciones independientes y sólidas que ejercen su función plenamente. Donde hay responsabilidad en el actuar del pueblo y sus dirigentes y, por cierto, más allá de fantasías e iluminaciones y supuestas buenas intenciones. Y entre otras, más donde la democracia está madura cumple todos sus roles ante la sociedad y el mundo.
Como en Chile desde hace tiempo -gobiernos anteriores- no ha habido garantía confiable ni menos demostrada y ni siquiera intenciones claras de brindarla; posiblemente ese proyecto en los hechos será un fracaso, pues muchos no están dispuestos a exponerse ni a los suyos a manos del vandalismo o terrorismo sin control.
José Manuel Caerols