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Padres de mujer asesinada por su pareja: "Nunca dejamos de buscarla y sabíamos que él nos mentía"

DESAPARECIDA DESDE 1998. Carlos Abello y Elsa Mancilla entregaron detalles de la relación de su hija, cuyo cuerpo fue hallado en Osorno, con su conviviente, quien ahora confesó su crimen. Aseguran que la motivación habría sido "los celos".
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Sergio Silva

Un gran dolor es el que enfrenta estos días la familia Abello Mancilla, en especial los adultos mayores Carlos y Elsa -de 60 años de matrimonio-, quienes el domingo por la tarde confirmaron una triste duda que los embargaba: su hija Marisol, la quinta hija de nueve, estaba sin vida desde hace más de dos décadas y que el autor confeso era su esposo, Carlos Silva.

"Desde el primer día que Carlos (Silva) dijo que ella había abandonado su casa, sus hijos y que se había ido a Puerto Montt, nunca lo creímos. Fueron sus celos, ella siempre decía que le pegaba. Ahora ese maldito debería morirse como un perro, no tiene perdón por lo que hizo. ¿Por qué mi hijita tuvo que morir así?. He sufrido muchísimo y sólo quiero que se haga justicia como debe ser", expresó Elsa Mancilla, quien hace unos días se enteró que la pareja de su hija había confesado su crimen, ocurrido en 1998, y que su cuerpo estaba en una pesebrera del Club de Campo.

"Nunca dejamos de buscarla y sabíamos que él nos mentía" recalcó en medio de la pena y las lágrimas.

Junto a su esposo, Carlos Abello, viven una vivienda de la población Quinto Centenario. Él, también afectado por la triste noticia, relató que al esposo de su hija "se le atendía como un yerno. De primera andaba bien, después empezó a mentir... era muy celoso. Mi señora y mi hija iban a vender flores y verduras a Puerto Montt, pero las seguía y se quedaba todo el día allá. Mi hija nunca iba a dejar solos a sus hijos, por eso nos pareció extraño todo su relato en esa época", en alusión a que el propio esposo argumentaba que la mujer había abandonado el hogar por voluntad propia.

úLTIMA CELEBRACIÓN

La relación de Marisol y Carlos comenzó cuando ambos vivían en los Barracones Municipales, un campamento levantado a un costado del ex cementerio en avenida 18 de Septiembre al llegar a Santa María, en la década de los '80.

Ambos contrajeron matrimonio y de esa relación nacieron tres hijos, quienes la ultima vez -al igual que el resto de la familia-, vieron con vida a Marisol, el 11 de julio de 1998, cuando llegaron a celebrar el cumpleaños de la hija de Julio Abello, hermano de la mujer.

"Estuvieron compartiendo en mi casa y luego se fueron a la suya, pero no quiero saber nada de él", expresó brevemente el hermano de la mujer, cuyo cuerpo fue recuperado el lunes y se mantiene en el Servicio Médico Legal de Osorno, a la espera de ser trasladado hacia Concepción para los peritajes junto a las muestras de sangre que le tomaran a uno de sus hijos y a su hermana María Abello, quien es la persona que el año 2007 hizo la denuncia en la Policía de Investigaciones por presunta desgracia.

"Pasaron los días y él siempre mantuvo su mentira, se hizo evangélico y siguió guardando la verdad. Sólo queremos que se haga justicia y pague por todo. Es un gran daño que le hizo a nuestros sobrinos. Nos enteramos de muchas cosas, ya que él prohibió que nos visitaran. Los mantuvo todo este tiempo con mentiras y les hizo creer que mi hermana los había abandonado", añadió su hermana María Abello.

Crimen y peritajes

"Muchos hoy dicen por qué no la buscamos, pero lo hicimos. Yo quedé embarazada y cuando mi hijo estaba crecido, fui quien hizo la denuncia en la policía. Él (Carlos) fue llamado a declarar, pero como se había hecho evangélico, llevaba pastores o amigos de la Iglesia y todos atestiguaban a su favor y decían que mi hermana los había abandonado", precisó.

La mujer relató que en los primeros meses de no saber nada de Marisol, una de sus sobrinas le comentó que su padre tenía el carnet de identidad de su mamá.

"Lo encaré por ello y él me respondió que se había ido a Santiago a comprar mercadería y que había dejado su dinero y su carnet. Desde ahí dudé de su palabra y me alejé porque era peligroso. Fui con todos esos datos a la PDI, pero no hicieron nada. Pedí diligencias y hasta el juez me dijo que sin pruebas no se podía hacer nada y archivó el caso. Hoy se descubre que todo era tal cual lo dijimos en su momento", aseguró María.

El crimen se habría cometido la madrugada del lunes 13 de julio de 1998. Carlos Silva llevó a Marisol mediante engaño a su trabajo: "él confesó a su hija menor que supuestamente la ahorcó con las manos. Al desenterrar su cuerpo vestía su chomba con la que la vimos la última vez".

María Abello está citada para hoy a una diligencia, donde se encontrará con personal de la PDI, del Juzgado de Letras y se enfrentará cara a cara con el asesino confeso de su hermano, una de las diligencias que espera con calma.

Se prevé que la otra semana realicen el funeral de Marisol.

"Pedí diligencias y hasta el juez me dijo que sin pruebas no se podía hacer nada y archivó el caso. Hoy se descubre que todo era tal cual lo dijimos en su momento"

María Abello, Hermana de la fallecida

1998 el lunes 13 de julio en horas de la madrugada el trabajador habría cometido el crimen.

2007 se hizo la denuncia en la PDI por presunta desgracia y la familia pidió diligencias en el Club de Campo.

Convención, expresión sublime de debate y participación

Mario Madrid Mcinnes Académico de la Escuela de Derecho de la Universidad Santo Tomás, sede Puerto Montt
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Cuatro de septiembre, fecha culmine del proceso constituyente. Ahora que en ceremonia pública el poder constituyente entregó la propuesta del nuevo texto constitucional luego de un año de intensas y apasionadas deliberaciones, nos queda a nosotros informarnos y participar del plebiscito de salida.

Cuentas más, cuentas menos, el proceso que ha vivido nuestro país constituye una expresión sublime de transparencia, participación, debate y confrontación de posturas en torno al pacto político que debe gobernarnos durante algunos lustros. La historia juzgará, en su momento, los apasionados y en ocasiones virulentos intercambios de opiniones entre los convencionales, que desde sus particulares puntos de vista aportaron a la construcción del texto final.

El efecto comunicacional de esta inédita construcción normativa deja entrever la necesidad de reponer en la formación sistemática de nuestros niños, niñas y adolescente -también la comunidad adulta debiera formarse en estas cuestiones esenciales, para la convivencia civilizada- la necesaria educación ciudadana que impregnada de vigorosas oportunidades de aprendizaje en lo político, desde la perspectiva de las cuestiones que ocurren en el seno de la polis, aporta en el proceso de madurez que cada comunidad precisa a la hora de enfrentar debates colectivos como al que asistimos hoy en nuestro país.

Comunidades alejadas de la cuestión pública permiten que campee el partidarismo y repliega visiones que en muchas ocasiones entienden la realidad desde las necesidades de la gente y no a partir de supuestos que configuran un determinado sector partidario. El interés general resulta ser la expresión de las necesidades colectivas y esas deben canalizarse de la forma más genuina posible dentro de una democracia participativa, por cierto.

Hemos observado como un conjunto de personas, genuinamente, exponen al país sus aspiraciones de modificar el sistema político, ampliar el catálogo de derechos fundamentales, crear nuevos servicios públicos que atiendan necesidades emergentes, reconfigurar la forma, estructura y funcionamiento del poder jurisdiccional, atribuir mayores competencias a la Contraloría General de la República, reconfigurar el rol de las Fuerzas Armadas, conferir mayor espacio de participación en las decisiones a las comunidades y autoridades comunales y regionales, en fin.

Y, de otra parte, nos podemos notificar de un grupo importante, a lo menos comunicacionalmente, que si bien estuvo por la idea de modificar la actual carta fundamental, ha tornado en crítico de lo que hasta hoy está presente en el borrador de la propuesta de nueva Constitución.

Pues bien, la oportunidad de asumir los cambios propuestos o mantener la actual normativa constitucional está en nuestras manos. Ese acto, deliberativo, cobra la mayor trascendencia en lo personal y por sobre todo en lo colectivo. Por el bien de Chile, expresemos nuestra voluntad habiendo agotado, sincera e informadamente, la energía intelectual y reflexiva. La ocasión así lo clama.

"La historia juzgará, en su momento, los apasionados y en ocasiones virulentos intercambios de opiniones entre los convencionales"