Conducción y uso del celular
Quienes guían vehículos motorizados deben comprender que por ningún motivo se puede usar el teléfono. La Ley Anti-Chat supone un gran avance en la sanción de estas conductas de peligro que suelen exhibir algunos choferes.
Causas como cansancio, fatiga, distracciones y sueño son los principales motivos de accidentes de tránsito en las carreteras y caminos del país. Según el Observatorio de Seguridad Vial, durante el año 2020 se registraron 64.707 siniestros de tránsito y 1.485 personas perdieron la vida, cifra que tuvo una disminución de 8,2% respecto de los fallecidos informados el año 2019.
Entre las causas mencionadas la mayoría se puede evitar. Por ejemplo, leer, o peor aún, responder un mensaje de WhatsApp, tiene más que ver con un cambio de mentalidad junto con estar convencidos de que en el 99% de los casos no pasa nada si no se lee o se contesta de inmediato el mensaje que llegó, en lugar de sentirlo como una privación de algo que se "necesita" hacer.
Si se transita a una velocidad de los 30 kilómetros por hora - bajísima para muchos-, en un segundo se recorren más de ocho metros; es decir, la distancia promedio que ocupan dos autos detenidos en una pista, y en leer o contestar un mensaje se puede demorar el doble o triple de eso. Por ello es tan peligroso.
Según Rodrigo Serrano, vicepresidente corporativo de Innovación y Desarrollo en Wisetrack Corp, hace poco una persona confesaba que era tal su "mala costumbre" que se había encontrado respondiendo inmediatamente un mensaje en que le pedían coordinar una reunión para la semana siguiente, mientras conducía, y sólo le faltaban menos de 10 minutos para llegar a su oficina y hacerlo tranquilamente y sin peligro alguno para él y los demás usuarios de la vía pública.
La nueva Ley Anti-Chat pretende aumentar las sanciones y disminuir las subjetividades de lo que se puede o no se puede hacer con los dispositivos electrónicos mientras se conduce, pero ninguna ley ni sanción cambia conductas de manera mágica e inmediata, sólo el ser conscientes de los riesgos que las distracciones conllevan, además de los malos ratos, sufrimientos y perjuicios que se pueden evitar con el simple hecho de asignarle a los mensajes la urgencia real que estos tienen.