Correo
Copamiento en Puerto Montt
Tras el sensible fallecimiento de la reportera del canal de La Victoria, Francisca Sandoval, como consecuencia de un disparo en pleno barrio Meiggs de Santiago el 1 de mayo, el Gobierno ha impulsado un plan de "copamiento" del espacio público en este barrio comercial, desde la semana pasada. Con esta estrategia, no sólo se busca recuperar el espacio público, sino también aportar a la sensación de seguridad, tras el incremento explosivo del comercio irregular y las mafias detrás de la internación de productos ilegales y de "arriendos" extorsivos de los bienes nacionales de uso público en estos barrios comerciales.
El problema es que no sólo ocurre en Santiago, en distintos puntos del país sucede lo mismo con los llamados "toldos", que han colmado el espacio público bajo la premisa de necesidad económica y las consecuencias pandémicas. Así, ya se levantan voces para replicar esta estrategia en las principales ciudades de Chile.
Esta situación no la vemos como lejana en Puerto Montt, es más, día a día convivimos con una radiografía similar al caminar por el centro de la ciudad, donde colisionan al menos dos derechos claramente. Por una parte, el libre tránsito que se ve delimitado por el uso indiscriminado del espacio público sin regulación; y por otra, la libertad de trabajo y a emprender una actividad económica.
Si bien ambas garantías son de plena relevancia, no es menos cierto que el derecho al trabajo y la posibilidad de emprender debe estar regulada en torno a lo legal. Bajo la premisa de llevar el pan a la mesa, no se puede justificar el ejercicio de negocios ilegales, que no sólo no tributan en el erario nacional, sino que también ponen en riesgo a todos los que se desplazan por la ciudad a riñas, hurtos, robos y consumo de alcohol o drogas en el espacio público.
Es necesario, junto con copar los espacios por agentes del Estado (policías), reconvertir capacidades de quienes legítimamente necesitan trabajar y generar un ingreso digno. Para ello las autoridades locales y nacionales deben proponer una estrategia más allá de la seguridad vial, donde se avance en recuperar la ciudad para los vecinos, junto con la posibilidad de robustecer el mercado local, legalizando a todos quienes deseen iniciar una actividad lícita y regular que no afecte a la seguridad y el libre tránsito.
Giovanni Riffo Fica
Violencia en el sur
Los estadounidenses perdieron la guerra de Vietnam y el día antes estaba la gente en la embajada jugando tenis, almorzando o tomando cócteles, sin escuchar a los que los alertaban que los rojos estaban ya a las puertras de Saigón.
Eso mismo pasa en Chile; las autoridades actuales y las anteriores no entienden que hoy la delincuencia, el narcotrafico y el terrorismo en La Araucanía es un negocio y un trabajo apetitoso para los desempleados y resentidos que abundan en toda sociedad. Por algo Colombia lleva 50 años luchando contra la guerrilla de terroristas y narcotraficantes.
El diálogo está claro que no funcionó en Colombia después de 50 años, sólo se puede contener con la misma fuerza que ellos usan las armas.
Enrique Montero
Violencia en el país
Allí está el resultado de los que no condenaron la violencia cuando correspondía durante el estallido. Gracias por todo.
Esteban Meza
"¿Libertad de enseñanza?"
El borrador de la nueva Constitución asegura que todos los proyectos educativos de Chile recibirán fondos basales, cuestión que violenta la libertad de enseñanza, dado que obliga a proyectos educativos particulares a seguir reglas públicas, generando una hegemonía del Estado por sobre cualquier iniciativa diversa.
De una u otra manera, este modo de "igualar la cancha", como se hace entender esto, cae en un problema político y ético donde el dinero (fondos basales) puede comprar cualquier proyecto educativo y hacerlo bailar a su ritmo, como ya lo profetizó Michael J. Sandel en su obra "Lo que el dinero no puede comprar". Una cosa es fortalecer la educación pública, cosa que me parece del todo urgente, pero otra, muy distinta, es atentar contra proyectos educativos que con sus principios han forjado personas, de acuerdo a ideales que no siempre van a mancomunar con el Estado, pero que no atentan contra la naturaleza humana.
Juan Carlos Alvial
Apoderados y profesores
Durante el fin de semana me dediqué a leer noticias, en distintos grupos a los que pertenezco, de educación. Leía, con mucho asombro y espanto, sobre una alumna que amenazó a una profesora con una pistola y se le bajó el perfil aludiendo con: "fue una broma y el arma era de fogueo". Otra profesora exponía que "con mucho pesar dejaba su trabajo, de años, porque los padres del curso en el que ejercía labores de tutoría se molestaron porque les dijo NO a sus hijos. Y que ni en casa se les decía así, por lo que no iban a aceptar que en el colegio se hiciera".
Hace un tiempo envié una carta exponiendo algunos problemas de la falta de profesores. Si observamos esto, ya tenemos una respuesta: las familias. Coloco a la familia, ya que en el período de pandemia los estudiantes pasaron todo el tiempo con ella o debieron hacerlo. El rol formador está al debe, hay cosas que se aprenden en casa y eso no se está viendo hoy día.
Apoderados cada vez más subversivos, que al primer problema creen tener el derecho de interpelar de mala manera al docente, saltarse el conducto regular y llegar a instancias mayores como proponer "tomarse el establecimiento"; pedir que se vaya un profesor del colegio o que este tome dicha decisión, ya que no siente respaldo. En base al respaldo tenemos otro punto: ¿los profesores tenemos algún tipo de respaldo de nuestro empleador?
Lamentablemente, lo que diga el apoderado pesa más que el docente y seguimos en tela de juicio, teniendo expertos en educación por todos lados, los que nunca entraron a una sala a dictar clases. Entonces tenemos dos problemas latentes y circundantes a diario: familias que se desligan de su rol, entregándoselo a cualquiera y de esta manera se desligan de la responsabilidad. Y por otro lado, a los sostenedores y directores que, aunque se intentó, no llegan por méritos. ¿Quién se hace cargo de esto?
Finalmente, tenemos dos factores que no son nuevos y que están directamente relacionados: apoderados, sin ánimo de asumir su rol; y directivos que sin mérito llegan a un cargo y por mantenerlo le dan la razón a cualquiera menos al docente, lo que decanta en que se vaya o presente licencia médica.
Francisco Ojeda Navarro