Población San Luis de Puerto Montt: una ruralidad que no debe desaparecer
Se trata de una de los sectores más antiguos de la capital regional, ya que junto con Bellavista, fueron las primeras en instalarse en 'El Alto' de la ciudad, la que tuvo un marcado perfil rural hasta la creación de la población Padre José Fernández en 1960, donde hoy sus antiguos vecinos siguen luchando para no transformarse en otro barrio industrial y comercial.
La población Sal Luis tiene como límites la avenida Presidente Ibáñez por el sur, hasta el pasaje Eugenio Schmidt -incluyendo el estadio Tricolor- para el norte. Al oeste incluye la calle Lord Cochrane (colindante al cerro de las antenas) y hacia el este, Santa Inés, llegando por sus pasajes hasta casi San Antonio. Justamente en calle Reloncaví 1056 se emplaza la reluciente nueva sede de la Junta de Vecinos, adquirida en 2019 gracias a un subsidio municipal. Sin embargo, esas aproximadamente 300 familias han sufrido grandes embates debido al crecimiento explosivo de la capital regional, negándose a desaparecer y luchando hasta hoy por mejorar su calidad de vida.
Hernán Colín Soto (nacido en 1955 en Puerto Montt) nos comparte: "Mis padres eran de acá, pero mis abuelos llegaron de Dalcahue. Llegaron a fines del siglo XIX a este puerto. Fueron de los primeros en llegar por 1900 a la población San Luis, junto a los Navarro y los Ayancanes, que son los más antiguos. Es un ambiente familiar. Nos conocemos todos".
La familia wistuba
Los abuelos de Hernán le dijeron que el nombre de la población "es por la esposa Luisa, del terrateniente Antonio Wistuba, que era dueño de todo esto. Los migrantes chilotes -que fueron nuestros ancestros- iban llegando y compraban su terrenito y el gringo daba facilidades en cuotas. Muchos de los que llegaron acá pasaron a ser empleados de Wistuba, como él tenía animales y mucho campo. S casa patronal estaba atrás de la capilla Bellavista, que ahora es sitio eriazo, pero que se desarmó por el año 1987".
El paisaje de comienzos del siglo XX era completamente diferente. Pascual Colín Villarroel (nacido en 1957 en Puerto Montt), presidente de la Junta de Vecinos desde 2019 y dueño de una vulcanización desde el año 2000 en el sector, recuerda: "Mi papá trabajó para el señor Wistuba, canalizando las aguas de todo este sector, que era hualve (humedales). Le pagó con dos terrenos. Eso tiene que haber sido por los años 30".
Hernán manifiesta que "antes del terremoto de 1960 no había calles, sólo eran pasadas, ni siquiera existía calle Santa Inés. Antes había un estero en calle San Antonio, que corría con mucha agua. Había una tranca para los animales, había muchas huertas. Pero las casas eran hasta la tranca. Había choritos en el estero, pescábamos incluso. Para el cerro había chacay y algo de bosque. Para abajo, había una pampa larga en donde andábamos a caballo. Éramos pequeños granjeros, hacíamos intercambio de plantas medicinales. Antes del terremoto vivían unas 30 o 40 familias acá, lo que más poblado era el sector del pasaje Eugenio Schmidt. Nuestro santo patronal es San Antonio y seguimos celebrándolo en conjunto. Nuestros padres crearon esa iglesia gracias a la donación de los Wistuba, que eran muy católicos".
Club tricolor
La población San Luis estaba originalmente unida a la población Bellavista, porque antes de 1960 no existía la avenida Presidente Ibáñez. De hecho no era conocido de manera independiente como población.
Hernán Colín comparte que "tenemos un problema de identidad, pero luego surgió un Comité de Trabajo propio con los antiguos. La costumbre era la minga. Toda la parte de armar las calles se hacía entre todos. Aquí había un gran pantanal y se fue construyendo de a poquitito. Los sitios no eran chicos, de 20 por 30, porque las familias eran grandes. El lugar de encuentro de los mayores era la Quinta Vidal en calle Ramírez. Nosotros hacíamos malones y los más chicos jugaban hasta tarde en las calles sin que nadie se moleste".
"Tenemos el club deportivo más antiguo de Puerto Montt: el Tricolor. Yo me crecí en el estadio. Hacíamos zanjas para que no se inunde la cancha y dejábamos las piedras donde hoy está la escuela Santa Inés. Antes íbamos a la Escuela N°4 de Bellavista y a la escuela N°10 Angelmó. Antes existía la parroquia Bellavista, pero después sólo fue capilla, ahora pertenecemos a la Parroquia Cristo Salvador de la población Padre Fernández".
Agua y leña
Rosalina Almonacid González (nacida en 1950 en Tegualda), secretaria de la actual Junta de Vecinos, señala que "por 1967 vine a Puerto Montt para estudiar al Liceo de Niñas y a un curso de paramédico después. Aquí conocí a Vitalino Antonio Saldivia (nacido en 1946, jubilado como tornero de Empremar). Él me decía que su familia venía de Maullín. Antes se sacaba agua de unos pozos de lo que hoy es Presidente Ibáñez; la leña la sacaban del monte donde hoy está el estadio Tricolor, había hasta alerce aún. Iban a esperar las carretas que traían el carbón al cruce Cardonal que se producía en Chin Chín Alto. Como entre 1960 y 1970 llega el agua potable por medio de unos pilones comunitarios y por 1970 cuando me casé, se forma un comité para conseguir agua para las casas".
Para Rosalina "en la población San Luis viven muchos adultos mayores, viven los descendientes de los fundadores. La gente se ha mantenido en general".
Antes, asegura, casi no era necesario ir al centro. "Se iba muy poco, porque en el sector había negocios, el de la señora Nina Lleucún y su esposo Damaliel Palma, el señor Eduardo Madrid y el señor. Germán Soto 'el Che'".
Mientras que las fuentes de trabajo "eran la pesca, mariscada, la leña que traía la lancha a vela de Angelmó".
Sueños
Sin embargo, expresa que el mayor anhelo de los vecinos "es pedirle al señor Alcalde que no den más permisos para instalar nuevas industrias en nuestra población. Cada vez se están ampliando más, comprando casas. Hay como 20 empresas. Hay que luchar para que no se haga un barrio comercial".
Para lograr ese gran sueño de seguir viviendo en su población, decidieron crear su propia Junta de Vecinos, fundada legalmente el 5 de junio de 2016, siendo su primer presidente Hernán Colín, destacando también Marcia Gallardo, Elena Maldonado y Rosalina Almonacid. La hija de esta última, Cristina Saldivia, agrega otro sueño: "Que hagan departamentos para hijos y nietos de los pobladores antiguos que no quieren irse. Somos muchos y así paremos la emigración".
Finalmente, manifestaron la necesidad de contar con lomos de toro y áreas verdes con árboles y pasto, retomando esa característica tan rural y humana que tuvieron, expresada en la solidaridad vigente entre ellos hasta hoy y en un programa de huertos urbanos que se está ejecutando.
La sabiduría ancestral sigue existiendo en la población San Luis. Pero, como metrópolis, debemos proteger y proyectar uno de los barrios más antiguos de la ciudad, que nos recuerda siempre nuestras raíces.