Presión demográfica
El estallido, la pandemia y ahora la disponibilidad de agua han empujado a numerosas familias a migrar hacia el sur. Los seremis tienen que pasar rápidamente de la instalación a un trabajo activo en coordinación con los alcaldes de las comunas implicadas.
Aunque parece que invisible para el nivel central, los alcaldes de las comunas sur saben muy bien del explosivo crecimiento demográfico que han experimentado las ciudades de esta parte del país, primero por el estallido, por quienes buscaban algo de tranquilidad; luego por la pandemia, de parte de quienes querían huir del confinamiento sanitario en Santiago; y muy probablemente ahora por quienes intentarán garantizarse afuera de la Región Metropolitana el valioso recurso agua, ahora que el fantasma del racionamiento se está haciendo cada vez más patente. Sin contar todavía con los datos que pudiese entregar un instrumento como un censo poblacional, los jefes comunales conocen de sobra cuánto han cambiado sus comunas en estos poco más de dos años. Sólo en Puerto Varas y Frutillar, por ejemplo, la creciente venta de parcelas es un indicativo claro del número de familias que se están asentando en estas latitudes.
Junto con ese número, que no es de difícil sistematización por parte de los equipos municipales, la porfiada nueva realidad se hace evidente en cuestiones tan domésticas como el aumento de familias interesadas en matrículas en colegios de la zona (hay establecimientos en comunas con lista de espera), la demanda por el retiro de basura domiciliaria, la provisión de agua potable, la escasez de viviendas en venta o arriendo y lo que es de fácil constatación por parte de la población: la congestión vehicular cada vez más asfixiante, con tacos que eran inimaginables hasta hace poco tiempo. Todo esto ha configurado un escenario complejo para la gestión de las ciudades, que tienen que hacer frente a una demanda de servicios para la cual no hubo una adecuada planificación por lo explosivo del fenómeno.
En esta tarea, los alcaldes no pueden quedar solos. No puede ser materia únicamente de los municipios. Necesitan de un involucramiento rápido y comprometido del Poder Ejecutivo, expresado en seremis que deben pasar aceleradamente del rodaje de su lenta instalacion hacia la gestión pública activa, a fin de que las ciudades puedan reconfigurarse y ser capaces de dar cuenta de la explosión demográfica de los últimos dos años.