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Marta Pérez Schwencke, una pianista valiente

Como un homenaje en el marco del Día de la Mujer, compartimos la historia de vida de una profesora de Puerto Montt que por estos días cumplirá 100 años. Ella trabajó denodadamente para educar a sus hijos y desarrollar la cultura en la Provincia de Llanquihue.
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Pablo Fábrega

Marta aún toca ágilmente su antiguo piano en su departamento de Pelluco a pesar de que tiene serias dificultades para mover su cuerpo. Sus manos se mueven con gran destreza para deleitarnos con "Adiós al piano" de Beethoven, pero también con la popular melodía de "El Borrachito". Se traslada en el tiempo y rememora con lucidez absoluta su formación y tantos años de educación de tantas generaciones así como de su propia familia.

Nació en Santiago el 4 de abril de 1922, su padre fue el relojero Martín Pérez Stockgebrand y su madre fue Margarita Schwencke Gimpel, quien vivió toda su vida en Osorno y donde se asentó definitivamente el matrimonio. Marta llegó a los tres años a nuestra hermana ciudad, siendo la mayor de 5 hermanos, todos educados en el Instituto Alemán durante el auge del nazismo lo que le trajo varias dificultades: "…iba en 2° medio cuando nos obligaron a saludar 'Heil Hitler', teníamos que llegar con el brazo arriba, para mí era un tormento…"

Como lo demostrara Víctor Farías en su libro 'Los Nazis en Chile' (2000), el Partido Nazi Alemán envió disciplinados agentes al sur de Chile. "Había dos profesores que venían de Alemania, una 'frau' que era profesora de caligrafía…El otro alemán era un perverso…un día nos llevó a un campo y les dijo a todas las chicas que si no nos desvestíamos nos iba a bajar las notas, debían formar un coro y caminar frente a él…pero yo pensé que no gano nada porque tenía igual buenas notas…". Incluso "…en clases una vez el profesor alemán preguntó sobre el significado de los apellidos y dio un ejemplo con uno alemán, pero me dijo que Pérez no tenía explicación, me despreció por el origen judío de mi apellido", recuerda Marta.

Su padre tenía una tienda como relojero frente a la plaza de Osorno, la que sufrió un grave robo por lo que toda la familia decide emigrar a Puerto Montt terminando su último año en el Liceo de Niñas. Como el papá estaba arruinado económicamente, ella debió comenzar a trabajar desde los 17 años como profesora: "fue tan gracioso, el rector de Liceo de Hombres me acogió y me dijo 'tú vas a ser profesora de gimnasia de hombres y niñas, y no es nada difícil me dijo, los haces correr o en el gimnasio cosas que muevan todo su cuerpo, ya lo estoy viendo jajaja".

A los 7 años aprendió a tocar piano en Osorno y desde entonces desarrolló un gran amor a la música clásica y la pedagogía. Tomó cursos con Carolina Klagges en Osorno y en el Conservatorio de Música de Santiago y la Universidad Católica durante las vacaciones hasta obtener su título de profesora de Música posteriormente, ya que no se exigía el título cuando las necesidades eran tan básicas en Chile.

En Puerto Montt había surgido en 1947 la Sociedad Musical de Puerto Montt, gracias al filántropo Guillermo Pauly Gleisner. Esa organización realizó numerosos conciertos en el salón de la actual Casa Pauly hasta su fallecimiento en 1956. "Yo fui muy amiga de Guillermo Pauly, pude participar en algunos conciertos…pero era el único lugar" comparte Marta. Luego de la disolución de la organización, se juntaban a tocar música clásica en la Casa Binder, inmueble de conservación histórica aún existente, casi en la entrada del Liceo de Niñas.

En 1942 comenzó a trabajar permanentemente como profesora de música y de castellano, desempeñándose principalmente en tres establecimientos educacionales: Instituto Alemán, Inmaculada Concepción y Liceo de Niñas. Debía correr para poder completar una jornada cercana a las 50 horas entre los tres. "Yo trabajé mucho porque mi marido enfermó" dice ella. Su esposo fue Guillermo Gallardo Burr -hijo y nieto de alcaldes del Partido Conservador- quien sufrió problemas pulmonares dejando de trabajar.

Además de su extenuante jornada y de los coros que formó en todos los establecimientos, en las tardes y los fines de semana, ofrecía clases de piano y música en su amplio domicilio -calle Rengifo 880, la que se quemó con sus dos pianos en 1976- donde criaba a sus 4 hijos, principalmente sola pues se estaba separando de su esposo y además él tuvo que partir a vivir a Quilpué por el clima.

Pese a todo, Marta Pérez participó en el Club de Leones de Puerto Montt, siendo la miembro más antigua de Chile llegando a ser elegida presidenta de las mujeres en varios períodos. Ella comparte un hecho que no olvida y que habla de las condiciones sociales de esos años: "lo que más hacíamos era ir a las escuelas a entregar útiles escolares y ropa…me acuerdo de una vez que fuimos a esta localidad al lado de Puerto Varas, Braunau, yo estaba esperando mi segundo hijo…vi a una chiquita de unos 7 años que estaba vestida nada más que con un vestidito sin mangas de saco harinero y no tenía nada debajo y era mayo, con los fríos que había…no pude seguir y salí a llorar afuera…fue terrible ver eso y por eso con mayor ahínco me dediqué de lleno a ayudar a las escuelas…éramos 26 mujeres en el comité".

Marta nació y creció en una época en que las mujeres no tenían ni siquiera derecho a voto en Chile, "…yo tuve que ir a votar en 1949 por primera vez, pero me dio mucha risa porque el Partido Conservador daba una bota antes y si ganaba, daba la otra…" A pesar de su formación católica ella declara que "…me gustaba (Eduardo) Frei Montalva aunque me decían que íbamos en contra de los ideales de la familia que era muy conservadora…" Incluso recuerda con gran satisfacción que el jesuita Rencoret aceptó su separación diciéndole: "si usted se queda con él será un mal ejemplo para sus hijos porque su manera de ser va a ser amargada".

Luego de su jubilación, Marta Pérez siguió compartiendo su música con amigas como Ruby Stange y con Hitleriana Ubilla. Ximena Vásquez González (nacida en 1962), concertista universitaria con mención en piano y directora de su academia, recuerda.

"Yo la conocí en mi adolescencia cuando me hizo clases particulares…fue una gran profesora y pienso que en Puerto Montt hace falta más formación y extensión de la música clásica de parte del Teatro del Lago y de las universidades…falta público".

Marta Pérez ha sido valiente toda su vida: "yo siempre he creído que toda persona es otro ser, otra manera de pensar, de enfocar las cosas…no tuve miedo a expresar mis opiniones…no me volví a casar para no pasar por lo mismo…"