Aunque se han esbozado variadas explicaciones e interpretaciones en las redes sociales y en las conversaciones de la calle, hasta ahora, la principal causa que explicaría el mal olor que se siente desde hace unos días en Puerto Montt radica en la conjunción de la descomposición de algas, baja marea y viento puelche. Detrás de aquellos tres elementos estaría el origen de la peculiar pestilencia que se está dejando sentir en el borde costero de la ciudad y que dependiendo del momento del día y de las condiciones climáticas, de a poco se eleva hasta algunas de las terrazas.

Naturalmente, en los primeros días del fenómeno se produjo la preocupación de la ciudadanía. Los llamados telefónicos a Bomberos se fueron multiplicando desde la tarde del miércoles, motivando que los voluntarios recorrieran un amplio perímetro de la ciudad en búsqueda de eventuales fugas de gas. Al final, tal como lo confirmaría más tarde la institución, no se confirmó ningún peligro para la población.

A partir de ahí, tanto la autoridad ambiental como expertos han apuntado hacia el factor de las algas, viento y marea como la explicación de la aguda pestilencia, que ha sido descrita en un amplio arco que va desde el olor a aguas servidas al aroma que expelen algunas verduras cocidas, pasando por otras más intrincadas. Aun así, hasta ahora sólo ha habido explicaciones dadas a consultas periodísticas, sin que a la fecha se observe alguna inquietud mayor por parte de la autoridad que permita llevar tranquilidad a la población, desnudando, por lo demás, la ausencia de una capacidad de respuesta oportuna de parte de los organismos estatales a cuestiones tan relevantes como las dudas sobre el entorno y el aire que se respira.

Si la causa de los malos olores que se sienten en Puerto Montt estos días pasa efectivamente en la confabulación de los elementos mencionados, la pregunta de rigor sería por qué ocurre ahora y si se trata de un fenómeno que tendrá mayor ocurrencia en el futuro, o si bien es un indicativo de otro problema que se aproxima, como una floración de algas, ya esbozada por algunos. Es aquí donde el brazo del Estado debería actuar con más celeridad.

En la última década, la Región de Los Lagos casi duplicó los campamentos, pasando de 32 en 2011 a 62 en 2021, y de acuerdo a datos de la Cámara Chilena de la Construcción, el déficit habitacional nacional superaría las 700 mil viviendas, agudizándose así la problemática de no contar con una vivienda asequible, con la casa propia, no sólo en quienes habitan en campamentos, sino en muchas familias de la denominada clase media que viven del arriendo y, por supuesto, de allegados.

A días de dejar el poder, el gobierno de Sebastián Piñera anunció recientemente un programa, "Compromiso Vivienda", que busca destinar terrenos fiscales para otorgar una solución habitacional a familias, aun cuando la gran mayoría de postulaciones a subsidios habitacionales desde el Ministerio de Vivienda continúan cerradas, incluida la opción del subsidio de arriendo regular deshabilitada desde mediados de octubre de 2021 hasta mayo de 2022. Algo realmente insólito.

Volviendo a la región, el déficit habitacional en la zona fluctúa en las 28 mil viviendas, donde la capital regional concentra apropiadamente el 25% del total.

Ante ello, ¿qué propuestas se requiere? En lo inmediato, elaborar un plan de emergencia habitacional, a través del que el Estado pueda sostener un rol activo en la adquisición de suelo urbano, sumado a una necesaria planificación territorial para el desarrollo armónico de barrios (de acuerdo a estudios, cerca de tres millones de personas viven en barrios y poblaciones críticas).

Además, un banco público de suelos que avance de la mano con una planificación integrada a mediano y largo plazo en el acceso al suelo, así como trabajar integralmente en el desarrollo urbano. Resulta fundamental enfrentar el creciente déficit habitacional con un trabajo colaborativo entre el sector público y privado, que permita aumentar la oferta con un resguardo en el medio ambiente y en entornos favorables. El Presidente electo Gabriel Boric ha sido enfático en abordar estos hechos desde una óptica integral, lo que garantizará certezas en materia de políticas públicas. Si al nuevo gobierno le va bien, a todo Chile le irá bien.

Gonzalo Valenzuela, cientista político

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