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El 90% de las obras literarias medievales se perdieron en el tiempo

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Estudiar la conservación de los manuscritos medievales con métodos propios de la ecología ha permitido a un grupo de investigación concluir que el 90% de estos textos escritos a mano sobre héroes y caballeros se ha perdido. Una investigación que publicó Science y está encabezada por la Universidad de Oxford se centra en obras en neerlandés, francés, islandés, irlandés, inglés y alemán.

Los resultados destacan como un dato no esperado que más de tres cuartas partes de las historias medievales en islandés e irlandés sí sobreviven, en un patrón inusual que sugiere que los "ecosistemas" insulares ayudaron a preservar la cultura.

El grupo calcula que se ha perdido más del 90% de los manuscritos medievales con narraciones caballerescas y heroicas y que "alrededor del 32% de estas obras de la Edad Media se ha perdido a lo largo de los siglos", indicó Katarzyna Kapitan, una de las autoras.

El equipo tomó prestado un modelo de la ecología sobre "especies nunca vistas" para estimar el tamaño de la población original de la literatura europea medieval y la naturaleza de las pérdidas que sufrieron estas obras culturales.

Grandes cantidades de literatura que fueron un pilar de la cultura en la Europa medieval no han sobrevivido, debido a los incendios de las bibliotecas y a que la gente se deshizo de ellas o las recicló de forma creativa.

En un caso famoso, señalaron los autores, los restos de una novela romántica medieval se utilizaron para reforzar la mitra de un obispo, por ello, los estudiosos no saben hasta qué punto la literatura que se conserva es representativa de la que existió en su día.

Se trata de un fenómeno conocido como sesgo de supervivencia, lo que significa que corren el riesgo de subestimar la diversidad de la producción cultural de las sociedades medievales

El equipo asumió que las obras literarias podían tratarse como especies en ecología y que las copias de documentos manuscritos de obras individuales podían tratarse como avistamientos de una especie.

Consideraron como "perdidas" las obras de las que ya no sobrevivía ninguna de las copias de los documentos que, en tiempos, las preservaron.

El estudio indica que los 3.648 documentos medievales que aún se pueden observar hoy en día constituyen una muestra de una población que originalmente habría contado con 40.614 ejemplares, lo que se traduce en una tasa de supervivencia del 9%.

Para sorpresa del equipo, las obras de dos de las culturas más insulares, la islandesa y la irlandesa, estaban relativamente intactas, con tasas de supervivencia del 77,3% y el 81%, respectivamente. Las inglesas sólo llegan al 38,6%.

El estudio arroja luz sobre el volumen de material perdido.

El avance de los planes de limpieza de Fukushima

El Organismo de Energía Atómica realizó la primera de varias visitas a la central nuclear antes de que comience el vertido del agua contaminada y que será analizada en laboratorios independientes de Mónaco y Austria.
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El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) calificó como "productiva" su primera visita a Japón para revisar el plan del vertido del agua contaminada y tratada de la central nuclear de Fukushima, de la que han recogido muestras para analizar de forma independiente.

La directora general adjunta y jefa del Departamento de Seguridad Nuclear Tecnológica y Física del OIEA, Lydie Evrard, participó en una rueda de prensa, al término del primer viaje de un grupo de expertos internacionales al país asiático, sobre la que se elaborará un primer informe que publicarán en abril.

Ha sido "una visita muy ocupada y productiva", centrada en cuestiones técnicas sobre las funciones y responsabilidades de la empresa propietaria de la accidentada planta, Tokyo Electric Power (Tepco), y el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI) en el proceso del vertido del agua, explicó Evrard.

El equipo incluye miembros del organismo y once expertos internacionales externos de Argentina, Australia, Canadá, China, Francia, Islas Marshall, Corea del Sur, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y Vietnam.

El grupo de revisión del OIEA se creó en septiembre, cinco meses después de que el Gobierno nipón anunciara su plan de verter en aguas del Pacífico, el agua contaminada usada para enfriar los núcleos de los reactores dañados de la central de Fukushima Daiichi, luego de tratarla para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos.

Está previsto que el proceso comience en la primavera de 2023. Es la primera ver que el organismo se enfrenta a una revisión de esta envergadura, "por las dimensiones del vertido y el interés", dijo Evrard, que explicó que el trabajo se centrará en tres pilares: revisar la seguridad del proceso y los informes de Tepco, las regulaciones del país y la independencia de los análisis del agua.

50 litros de muestras

Durante su visita, el equipo de expertos, coordinados por Gustavo Caruso, director de la Oficina de Coordinación de la Seguridad Tecnológica y Física de la OIEA, revisaron las muestras de Tepco del agua tratada almacenada en tanques en el terreno de las instalaciones y recogieron 50 litros de muestras que serán analizados en varios laboratorios en Mónaco y Seibersdorf (Austria).

"Tomamos muestras de los tanques que están listos para ser vertidos al mar", explicó Caruso, y señaló que esta actividad de muestreo "tendrá lugar en diferentes fases del proceso: antes, durante y después del vertido", y también conllevará la recogida de muestras ambientales.

Japón estuvo años deliberando sobre la controvertida medida, que está principalmente destinada a resolver el problema de la acumulación de agua radiactiva en las instalaciones de Fukushima. Los tanques de almacenamiento ocupan una amplia zona costera y están cerca de alcanzar su capacidad máxima. Al 10 de febrero, cerca de 1,3 millones de metros cúbicos de agua tratada se almacenaban en las instalaciones, según datos divulgados por Tepco.

Ese agua procede del enfriamiento de los reactores, así como de acuíferos subterráneos y de lluvias que se filtran y terminan contaminadas con isótopos radiactivos.

El líquido es tratado con un sistema de procesamiento que elimina la mayoría de los materiales radiactivos considerados peligrosos, a excepción del tritio, un isótopo presente en la naturaleza en baja concentración.

Las autoridades japonesas mantienen que el vertido no generará ningún riesgo para la salud humana porque los niveles de tritio liberados al mar estarán por debajo de los estándares sanitarios nacionales (al ser mezclado con agua marina) y defienden que ésta es una práctica habitual en la industria nuclear de otros países.

El equipo del OIEA analizará las muestras y compararán los resultados con los obtenidos por laboratorios en Japón, para "corroborar el contenido del agua" y comprobar que el proceso concuerda con los estándares internacionales de seguridad.

Durante la visita, el grupo también supervisó los preparativos para el vertido, como las instalaciones de filtrado del agua y la construcción de un túnel submarino que llevará el agua hasta el mar.

La de esta semana es la primera de una serie de visitas que el OIEA realizará a Japón hasta el próximo año, dijo Evrard, que recordó que la labor del organismo es "ayudar a los Estados a cumplir el marco regulatorio y prácticas de seguridad" en materia nuclear cuando adoptan una decisión de este tipo.El equipo destinado a la revisión de los planes nipones ya ha comenzado a revisar documentos de seguridad pertinentes, incluidos el plan de implementación del proceso del vertido y los informes sobre impacto ecológico elaborados por Tepco.

En marzo, el equipo tiene previsto volver a desplazarse a Japón para revisar aspectos regulatorios.

Chimeneas de la planta nuclear de Fukushima, Japón

2011 Un terremoto y posterior tsunami golpeó a la costa de Japón. Un grave efecto del hecho fue la crisis de la central de Fukushima, que resultó severamente dañada.