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Hasta 110 km semanales de preparación

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Semanalmente cada uno de los participantes de este desafío entrenó entre 4 y 5 días, por un par de horas, alcanzando a completar entre 90 y 110 kilómetros cada siete días. En caso contrario, de no estar en fase de preparar una competencia, los corredores entrenan entre 3 o 4 días a la semana. Todos, exceptuando a Daniel Vargas, dicen que volverían a hacer el trayecto. Por ejemplo, Aracelli Cáceres mencionó que quiere cumplir la meta y que tiene pensado completar el trayecto antes de finalizar el año, mientras que Patricio mencionó que no tenía planeado volver a hacerlo en el corto plazo, pero que sí le gustaría recorrer el lago en alguna oportunidad.

Carlos Marambio, quien practica el descalcismo, tiene pensado otro desafío: correr desde Santiago hasta La Serena. Y en una de esas, algún día repetir lo del lago Llanquihue. Según explicó Daniel Vargas, el trayecto que hicieron tenía mayormente tramos de suelo asfaltado. Por esto justificó que no volvería a hacer el recorrido, puesto que este tipo de caminos son muy duros. "Para este tipo de distancias, el asfalto es terrible porque es una superficie muy dura. Prefiero mil veces hacer distancias largas en el ripio, senderos o pasto, porque son terrenos más blandos que el asfalto", explicó el corredor oriundo de la isla Tabón.

Ánimo no faltó: corredores reviven los duros 155 km del lago Llanquihue

DEPORTE AMATEUR. De los cuatro que partieron, al final dos lograron la meta. Uno de ellos se atrevió a hacer parte del recorrido descalzo, incluso en zonas donde avanzaron por ripio y piedras.
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Ariel Soza

Es viernes 11 de febrero, 08:00 horas. Un día de verano de esos bonitos en la Costanera de Puerto Varas, con la leve brisa fría que despierta a cualquiera. Más todavía a aquellos que gustan de hacer deporte a primera hora como rutina de vida, como quien se lava los dientes, chequea su celular para ver el primer WhatsApp del día o eleva alguna plegaria por él y los suyos.

Esa mañana fue especial. Cuatro amigos acordaron comenzar la travesía de sus vidas: recorrer a pie los aproximadamente 155 kilómetros de la Cuenca del Lago Llanquihue. Las reglas eran claras: no dormirían y las detenciones serían exclusivamente para ir al baño, comer e hidratarse. Uno de ellos incluso quiso llevar el asunto un poco más lejos: hacer la carrera descalzo.

Pero esta historia parte antes. Mucho antes. La preparación arrancó en julio de 2021, con entrenamientos enfocados en largas distancias. Es decir, corriendo por muchas horas, a ritmos bajos, para preparar no solo el cuerpo, sino también la mente. Es que pensar en 155 km para un amateur es proyectar más de un día de carrera continua, entre unas 25 a 30 horas. Al menos ese era el cálculo inicial que tenían. Una proyección, una idea potencial, un escenario posible. Porque los que gustan de correr saben que nunca está todo bajo control. Un dolor, el viento, la lluvia, o una pequeña herida en un pie pueden tirar al tacho lo preparado por meses.

Idea

Aracelli Cáceres, de 46 años, fue la impulsora de este proyecto. Ella lleva 16 años corriendo y ha participado en diferentes maratones y triatlones. ¿Por qué quería recorrer el lago Llanquihue?: "Correr un maratón me quedaba chico. Esos 42 kilómetros ya no eran un desafío -dice con confianza-, así que participé en ultramaratones. La idea inicial de recorrer el perímetro del lago fue hacerlo en bicicleta, pero me di cuenta de que si se podía sobre ruedas, se puede hacer corriendo", se convenció.

Pero como no todo resulta como uno quiere, Cáceres debió abandonar la carrera por complicaciones físicas. Al final, alcanzó a recorrer 105 kilómetros en aproximadamente 17 horas.

Es decir, corrió con holgura dos maratones (42 km con 195 m) y un poco más en el mismo día. Lo hecho no es menor, si se piensa en que bastó un maratón, como dice el mito, para que el soldado griego Filípides muriera de fatiga (en el año 490 a.C), tras haber corrido la distancia entre Maratón y Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa.

Objetivo cumplido

El primer corredor en llegar nuevamente al punto de partida fue Daniel Vargas (38 años), quien es oriundo de la Isla Tabón (Calbuco). Él lleva 22 años practicando este deporte y fue el primero en cumplir el trayecto. Demoró 26 horas con 23 minutos. Según su reloj, que registra con mayor precisión distancias y otros parámetros, completó 158,6 km en 26 horas, con 23 minutos y 29 segundos. Es decir, a 09:59 minutos el km o 6 km/h.

El emprendedor, al igual que Cáceres, ha participado de maratones y a mediados del año pasado llevó a cabo un desafío personal junto a otros corredores, de mantenerse activo en carrera a pie, de manera continua, por 6 horas.

Ruta compleja

El camino elegido tenía una dificultad extra. Además de la distancia en sí, había tramos de ripio y piedra. El trayecto entre Puerto Varas y Llanquihue lo hicieron sobre las vías del tren, puesto que por el borde lacustre no hay un camino directo. "Esa parte estuvo fea, fue tediosa. En el tramo para llegar a Frutillar nos fuimos por un camino de pura cuesta y ripio. No era muy agradable subir eso corriendo", recordó Aracelli Cáceres.

Con zapatillas el camino se hizo difícil. Y para Carlos Marambio (37 años), quien viajó desde Santiago para unirse a esta travesía, fue algo peor. Una parte de ese camino rural -30 kilómetros- lo hizo descalzo. "Lo que más he corrido descalzo es 45 kilómetros. Sin embargo, en esta oportunidad logré recorrer solamente 30. Como sea, estoy satisfecho de haber recorrido 86 kilómetros, 30 km descalzo y el resto lo tuve que hacer con zapatillas", explicó Marambio, quien abandonó a las 12 horas con 53 minutos. "Es un trayecto realmente duro. Cualquiera no lo podría hacer, hay que prepararse", reflexiona.

El "principiante"

Patricio Villegas (40 años) fue el segundo en completar el desafío. Él lleva menos tiempo practicando este deporte con regularidad. Acumula cinco años de experiencia y nunca supo antes de maratones (42 km), por lo que su desafío tenía una cuota interesante de incertidumbre.

Al final, Villegas completó los 158 kilómetros en cerca de 29 horas. "Estaba asustado porque nunca había corrido tanto (su máximo eran 30 km). Estaba preocupado por cómo iba a reaccionar mi cuerpo, pero confiaba en que lo podía lograr y así fue", dice.

Para cumplir con este desafío propuesto por Aracelli Cáceres se comenzó a preparar desde julio de 2021. Por lo mismo, su satisfacción en la meta fue total.

"No ganan nada"

Es recurrente escuchar que los aficionados por las carreras sean tachados caricaturescamente de "locos" por querer recorrer grandes distancias sin que haya alguna recompensa al hacerlo.

"El fin de hacer esto no es obtener algo, es porque me gusta ganarme a mí misma, me gusta colocarme desafíos y tener una meta. La gente que no hace deporte no lo entiende, entonces piensan que una está loca", expresa Aracelli Cáceres. Y cierra: "Me dijeron que era loca, que era una irresponsabilidad e incluso me dijeron que se me caería el útero por correr tanto".

¡Alto ahí!

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Parto con una aclaración. ¿Qué es eso de maratonista XL? Lo "normal" al ver atletas de alto rendimiento u amateur en TV, con años de circo en pisar calles, es que sean de contextura delgada. Ese no mi es acaso y nunca lo fue, por una vida de malos hábitos y otras cuestiones que poco importan aquí. Mi fin aquí no está en hacer proselitismo por la vida sana. Bueno, en parte sí porque he corrido dos maratones (42 km 195 m, para que quede claro), por eso el crédito fanfarrón. Vengo con un apunte urgente. La historia de Aracelli, Daniel, Patricio y Carlos es sin duda una travesía que raya en lo absurdo. ¿Cabe alguna duda que tiene algo de lógico correr tal cantidad de horas, sin parar, por el solo hecho de lograr una meta? No, para nada. El riesgo es alto. Y no lo digo únicamente al riesgo de una lesión, sino que a lo peor. Esta historia terminó bien, pero hay otras que no. Cuento una. Claudio Agurto, 51 años. En 2019 se preparó para los 21 K del maratón de Santiago. A mitad de camino se desplomó y no volvió. Murió pese a que fue socorrido por personal médico dispuesto por la organización. Un año antes, en 2018, había hecho el recorrido en 2 horas y 26 minutos. Experiencia tenía y disfrutaba mucho de correr. De eso quedó registro en sus redes sociales.

Los accidentes pasan. ¿Se pueden minimizar riesgos? Esa es la misión de cada uno. Porque una cosa es tomar la decisión de salir del sillón, dejar el sedentarismo que puso de moda la pandemia -entre chatarra a domicilio y "maratones" de series-, y otra pensar en estar horas corriendo en la calle. Los chequeos médicos salvan vidas, ahorran sufrimiento, dinero y dan una mayor garantía de seguir haciendo lo que nos hace felices. Y también parar cuando el cuerpo grita ¡alto ahí! Aracelli y Carlos dieron ejemplo de eso.

Carlos J. Véjar Maratonista "XL" y periodista