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Líder de migrantes pide ordenar el proceso de ingreso al país y repudia hechos violentos

LOS LAGOS. Danilsa Granados analiza las protestas que han tenido lugar en el norte del país, los hechos de violencia en que se han visto involucrados ciudadanos extranjeros y asegura que la "sociedad iquiqueña se cansó de pedir ayuda".
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Karen Wilder

La jefa del Departamento de Inclusión Social, Oficina de Inmigrantes de la Municipalidad de Puerto Montt y presidenta de la Corporación de Inmigrantes Unidos de Los Lagos, analizó la situación que se vive en el norte del país, en especial las movilizaciones que se han generado en Iquique y el impacto que ha tenido un video en el que se registra la agresión que cuatro venezolanos le propinaron a un carabinero.

Material que ha sido ampliamente compartido en redes sociales y que llevó a poner especial atención en la crisis migratoria que se está viviendo en esta zona del país.

Sin respaldo

Frente a la protesta, que tuvo lugar en Iquique el 30 de enero y en la cual participaron unas 4 mil personas y en la cual un grupo de manifestantes destruyó algunos de los campamentos improvisados de inmigrantes en la vía pública, Granados declaró que, "nosotros, como migrantes en el sur, estamos viendo lo que pasa en el norte, y nunca vamos a respaldar ninguna manifestación de violencia, venga del lado que venga. Ni como forma de expresión de una conformidad, ni para tomar la justicia por las manos".

Sin embargo, expone que sí entiende "al pueblo de Iquique", "entiendo al iquiqueño que está cansado al ver que sus derechos han sido vulnerados... es muy triste para ellos ver que su ciudad está llena de carpas, que hay inseguridad, que los asaltan y que roban".

A lo que se suma, dice, los homicidios registrados.

"Entonces, no podemos cerrar los ojos ante esto. Pero tampoco podemos generalizar, ya que los migrantes, en general, no vinimos a hacer daño. No podemos permitir, ni la violencia ni la generalización", subraya.

Sobre la acción en contra de un uniformado, Granados sostuvo que es algo "inconcebible". Más aún cuando se actúa con "con tal brutalidad, como lo es el golpear con una manopla de hierro".

Pero ello, reitera, "jamás significará que todos los inmigrantes seamos así... (el autor) debe ser juzgado no por su nacionalidad, sino por lo que hizo. Agredir a funcionarios del orden. Es importante entender que somos cerca de dos millones de extranjeros que vivimos en Chile; pero no somos todos iguales".

"Nula fiscalización"

Para Granados, las manifestaciones son el resultados de una "nula fiscalización. La frontera de Chile, además de ser extensa y porosa, es tierra de nadie... cualquier persona puede entrar, puesto que no hay fiscalización en la frontera. No hay control".

Sobre la determinación del ministro del Interior, Rodrigo Delgado, de expulsar judicialmente a personas relacionadas con delitos de microtráfico o tráfico de droga, además de quienes entraron por un paso clandestino y que hubiesen cometido un delito adicional, cree que, "hay que reconocer que cada vez que se quiere hacer algo surgen de lado y lado opositores que dicen que eso no se puede hacer. Van a expulsar a personas que han cometido actos delictuales, y salen agrupaciones a impedir, mediante órdenes o recursos de amparo que aquello suceda".

"Yo creo que la sociedad iquiqueña se cansó de pedir ayuda, de llamar la atención, de decir miren lo que está pasando. Se cansaron de ver que no pasaba nada. Yo, en mis nueve años en Chile, he visto como la migración ha sido tomada como caballito de batalla de distintos sectores políticos. Somos como un trofeo que se pelea la izquierda y la derecha. Y es tan doloroso que se nos vea solo desde el punto de vista político, y no como seres humanos".

"Les falló"

Para entender la actual crisis migratoria, enfatizó en que a muchos de los inmigrantes, "su Estado de origen les falló, los abandonó. Y salen a otro país a buscarlo, pero resulta que a Chile llegaron muchísimos... han llegado muchas personas. Y se habla de entre 25 mil a 30 mil personas que entraron de manera irregular".

Y si bien asegura que "Chile es el país más atractivo de latinoamérica", puesto que, entre otros factores, tiene una economía sólida y las mejores proyecciones postpandemia, que lo hace estar en una mejor situación que el resto de los países del continente, llama a reconocer que tiene límites.

En este sentido reflexiona respecto a que "puede ser un país muy rico, pero no tiene para dar alojamiento ni trabajo a todo el mundo... Por eso se necesita una migración ordenada, controlada y regulada. Si pones a 40 personas en una lancha para 40 personas, esta se va a hundir...".

Así, además, explicó que "Chile tiene deudas con su pueblo, con los adultos mayores, con las personas con discapacidad, con los profesores, con las viviendas… Esos son factores que hay que tener en cuenta. Si el Estado permite que un grupo de personas entre, tiene que proveer el mínimo de condiciones para vivir dignamente y eso lamentablemente no ha ocurrido".

Por otro lado, la presidenta de la Corporación de Inmigrantes en la región, lamentó que "la xenofobia que se ha desatado en estos días, hiciera que la percepción de la migración subiera a altos niveles de rechazo, tremendamente peligrosos, porque despierta el nacionalismo y la sensación de que los invadieron, de que están violando sus derechos y que más encima no respetan a sus autoridades. Eso, en el colectivo nacional, no es bueno".

"Comuna más tranquila"

Respecto a lo que sucede en la capital regional, afirmó que "esta es una comuna más tranquila, más pequeña y todavía no tenemos gente durmiendo en las calles, aparte de que el clima no lo permite. Pero si tuviéramos una temperatura como Osorno, quizás tendríamos carpas en las calles".

También aclaró que "el norteño ha sufrido diferentes etapas de migración. Primero con la peruana y luego la boliviana. "No vivieron la migración haitiana, que llegó directamente a Santiago. En Iquique el 37% de los delitos cometidos son de parte de extranjeros, entonces claro que la gente está cansada, es un llamado de auxilio. No puede ser que para ayudar a uno se pase a llevar a otro, hay que buscar un punto de equilibrio. Es un problema grave, complejo, donde muchos actores se tienen que sentar a conversar, no solamente el Gobierno de Chile".

Migración irregular y situación social en Iquique

Pedro Díaz PolancoDirector de la Escuela de Administración Pública. <Universidad Austral de Chile.
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Algunos de los principales motivos que justifica la migración hacia Chile son la estabilidad política y el análisis comparativo entre la realidad económica nacional y la desmejorada situación en los países de origen de los migrantes, especialmente, la de aquellos que provienen de algunos países de Latinoamérica. En este sentido, y a partir de las premisas que emanan desde Naciones Unidas, Chile se presenta como un Estado que está en una excelente posición a la hora de sacar ventajas de aquellas oportunidades que se le reconocen a la migración, tales como el intercambio comercial y cultural, y la llegada de capital humano avanzado.

En ese contexto, y ante la importante oleada de migrantes irregulares que ha llegado en los últimos años y, especialmente, ante los numerosos reclamos que esto ha generado por parte de la sociedad nacional, se esbozó un discurso que buscaba defender la migración en función de consideraciones humanitarias, señalándose, por ejemplo, que la sociedad nacional debía evitar la xenofobia que podría esconder el reclamo y seguir el ejemplo de Iquique, a fin de acostumbrarse a reconocer el alto valor social que produce la migración.

Sin embargo, este ejemplo no sólo es producto de un limitado análisis, sino también nace de una premisa errada, ya que la relación de Iquique con la migración no se produce en virtud de factores humanitarios, sino de una interacción material que es beneficiosa para todas las partes. Esto es así, ya que la clásica migración que recibía Iquique no sólo era regular, sino también se justificaba en la lógica asociada al comercio internacional, generándose ventajas casi inmediatas para la población local, como empleos y la oferta de bienes y servicios.

Ante esto, y a partir de lo que hoy sucede con la migración irregular, esos beneficios para la comunidad local no se producen, al menos en un corto plazo. Muy por el contrario, y en función de lo que ha sucedido en Iquique con la llegada masiva y sistemática de migrantes irregulares, se ha logrado evidenciar una merma general en la calidad de vida del iquiqueño y un aumento sostenido en la percepción de inseguridad, por lo que resulta lógico entender que la ciudadanía local no esté reconociendo las oportunidades teóricas que ofrece la migración y que durante años Iquique evidenció y defendió.

Algunas de las nefastas consecuencias que este problema ha generado son el lamentable aumento de discursos y de acciones xenófobas, lo que ha profundizado la crisis social en Iquique. Sin embargo, estas posiciones no pueden deslegitimar el fondo del problema, y que -en esencia- refiere a la urgente necesidad de exigir a las autoridades la recuperación de los espacios públicos y la materialización de acciones inmediatas a fin de eliminar la percepción de inseguridad que hoy está más activa que siempre en la ciudad.

Desgraciadamente, la ineficiencia del gobierno en torno a subsanar la migración irregular y sus consecuencias, así como el silencio de la oposición a la hora de ofertar un camino que permita una salida a la crisis, ha generado en Iquique un masivo sentir colectivo de abandono, generándose una grave situación social que parece no haberse valorado en forma correcta por el poder político.

"La ineficiencia del gobierno en torno a subsanar la migración irregular y sus consecuencias, así como el silencio de la oposición a la hora de ofertar un camino que permita una salida a la crisis, ha generado en Iquique un masivo sentir colectivo de abandono"