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El año más seco y de más incendios: una mezcla negativa que atemoriza

PROYECCIÓN. Altas temperaturas, baja humedad y, principalmente, la irresponsabilidad del ser humano, se unen en un panorama preocupante de cara al verano. Están las condiciones más complejas para enfrentar catástrofes forestales. Llaman a la precaución y a denunciar cuando sea necesario.
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María Consuelo Ulloa

Los incendios de vegetación de los últimos días han puesto en la palestra la delicada situación que está viviendo y podría vivir en los próximos meses la Región de Los Lagos.

Las cifras solo conspiran para imaginar un verano complejo para la naturaleza, los equipos de emergencia y, por cierto, los ecosistemas,

Los Lagos se encuentra en el año más seco desde que se tiene registro y con un componente de cambio climático que además ha promovido altas temperaturas. El verano, sin duda, será caluroso.

Si a todo lo anterior se le agrega la irresponsabilidad humana, que genera casi el 100% de los incendios forestales y en las afueras de las ciudades, está la combinación perfecta para que las autoridades tengan en permanente atención lo que ocurrirá.

Hasta hace una semana los incendios de la temporada (desde julio de este año) llegaban a los 150, hoy ya alcanzan los 177 a nivel regional, más del doble de los 58 que había la temporada anterior. Ni hablar de las hectáreas consumidas que pasaron de 40 a las actuales 242, y eso que aún el verano está empezando.

Más seco, peor incendio

"Hay unos modelos que predicen el riesgo de incendios, entonces si consideramos que la vegetación seca es un potencial combustible, eso aumenta el riesgo de incendios, es decir, si se produce un incendio, este se propaga violentamente con una alta intensidad", comenta Gustavo Torres, experto ingeniero forestal, magister en Ciencias.

El también académico del Departamento de Ciencias Sociales de la ULagos, cuenta que "este año ha sido muy seco, por lo tanto el riesgo es real. Las extensiones (de tierra) quemadas se ven expuestas a la erosión y pasan graves problemas como remociones fuertes, por ejemplo cuando hay pendientes grandes en la cordillera eso se puede desmoronar, todo producto que cuando la superficie está sin la cubierta vegetal, se producen estas erosiones".

Agrega que esto provoca además un aumento de plagas, por ejemplo, de los escarabajos de la corteza, "ya que al estar muerto el árbol para ellos es un tremendo recurso, entonces cambian todas las dinámicas naturales".

A este respecto el director regional de Conaf, Jorge Aichele, ratifica que "a mayor temperatura y menor humedad a la vegetación, sabemos que hay mayor probabilidad de incendio, aunque no existen estudios exactos de correlación".

Destaca eso sí que, por ejemplo, este año será más seco que lo normal y eso nos va a indicar que va a haber una mayor propensión a que los incendios se produzcan, siempre entendiendo que los incendios no se prenden con el calor, la baja humedad ni la velocidad del viento, los incendios son un 99,9% por algún tipo de manipulación humana, ya sea por descuido hasta llegar a la intencionalidad.

Concuerda en esta lógica Ernesto Cobo, presidente del directorio de la Fundación Legado Chile, explicando que "sin duda las bajas precipitaciones generan condiciones propicias para el desarrollo de incendios forestales al producir que la biomasa del medio se encuentre más seca que en condiciones normales de precipitación".

Agrega eso sí una realidad ineludible: "Los incendios producen la muerte de individuos de especies que no pueden desplazarse o no pueden hacerlo con la velocidad o distancia necesaria. La microfauna y flora son las mas afectadas. Para la fauna y flora en general produce una disminución de superficie habitable, y dependiendo en que contexto ecosistémico se genere un incendio, el grado de daño ambiental puede ser catastrófico".

El académico Torres comparte esta mirada, argumentando que "los incendios forestales, dependiendo la intensidad, van a tener múltiples consecuencias. Desde el punto de vista ecológico, económico o