La economía nacional tendrá un ajuste a la baja el próximo año, en eso hay bastante consenso entre los especialistas. El punto en discusión es la magnitud del "frenazo" que tendrá la actividad luego de que este año el Producto Interno Bruto (PIB) podría crecer en torno al 12%, según las últimas estimaciones del Banco Central. Pero, el ente emisor bajó sus proyecciones para los próximos años, y ahora los números indican que la economía crecería entre 1,5 y 2,5% en el 2022, y entre 0,0 y 1,0% durante el 2023.
Lo que está sucediendo actualmente refleja una preocupante alza en el consumo privado, empujada por los bonos y ayuda gubernamental que han llevado a los consumidores a realizar un gasto desmedido, que está empujando la inflación hacia niveles muy elevados (podría llegar al 7%). La mala noticia es que la gran cantidad de dinero circulando se acabará en el corto plazo, y vendrán tiempos muy difíciles para el país pues un bajo crecimiento, altas tasas de interés y alta inflación no son una buena combinación. Además, se ha instalado una incertidumbre política que no va a desaparecer tan rápidamente.
Los diferentes enfoques de las dos candidaturas presidenciales ya quedan claros en los grandes números que se han informado. El programa de Gabriel Boric cuesta US$ 12.500 millones y se financia íntegramente con cambios tributarios, mientras que el de José Antonio Kast tiene un costo de US$ 7.500 millones y sólo un tercio de esos recursos proviene de medidas tributarias, ya que el resto se origina en el mayor crecimiento esperado y mejoras en eficiencia del gasto público. Ahora bien, no va a ser fácil lidiar con el tema del crecimiento en el mediano plazo.
Los enfoques más llamativos de dichas candidaturas pueden resumirse de la siguiente manera. Boric pretende ampliar el beneficio de la gratuidad en la educación superior y eliminar a los bancos como fuente de financiamiento del sistema, además de condonar de manera progresiva las deudas estudiantiles. Por otra parte, promete crear una Pensión Básica Universal de $250.000 de manera gradual, por sobre las pensiones mínimas actuales. Y eliminar las AFP, cambiándolas por un organismo estatal autónomo y descentralizado. Sin embargo, no está claro qué va a suceder con los ahorros de los cotizantes del actual sistema. La estrechez fiscal de los próximos años hará muy complicado que se pueda financiar este ambicioso programa con endeudamiento o impuestos (con un Congreso empatado). Queda la duda, entonces, de si los actuales fondos individuales en las AFP - US$ 200 mil millones-, no serían utilizados para bancar el programa de reformas de su eventual gobierno.
Dentro de las principales ideas de Kast, se promoverá un ajuste al actual sistema de AFP, pero no se "tocarán" los ahorros individuales. Entre las modificaciones está aumentar la edad de jubilación de las personas y el monto de las cotizaciones, para lograr mejores pensiones. Kast también propone cambios para que la salud pública pueda licitar soluciones médicas y contratar servicios según las propuestas que resulten más competitivas y eficientes; piensa que el problema no reside en los recursos invertidos, sino en que el sistema estatal es profundamente burocrático y está capturado políticamente.
En definitiva, el problema de Chile para los próximos años será económico, y la gran polémica estará centrada en el manejo de las platas públicas y privadas.