El centro está "desbordado"
Una vez más, el municipio de Puerto Montt ha anunciado un plan para contener la proliferación del comercio ambulante. El 2 de enero de 2020, entró en vigencia una ordenanza en la capital regional que hasta ahora no ha dado ningún resultado visible.
Aunque no es nuevo el problema del comercio ambulante en el centro de las ciudades, con su consiguiente estela de inseguridad ciudadana y dudas acerca de su abastecimiento, la pandemia parece haber generado condiciones necesarias para su proliferación, producto de una crisis económica que destruyó empleos formales y que empujó a aquellos desocupados hacia la venta irregular de bienes de todo tipo. Un reciente estudio de la Cámara Nacional de Comercio reflejó que sólo entre enero y septiembre de este año, las aduanas confiscaron casi cinco millones de productos, los que sumados alcanzan 24 millones de dólares. Predominan en ellos la ropa (17%), accesorios para celulares (15%) y juguetes (9%).
Refrendando el incremento de la actividad irregular, la encuesta de victimización que realiza el gremio a nivel nacional estableció que durante el primer semestre de este año, cuatro de cada diez establecimientos afirmaron tener comercio ambulante ilegal a su alrededor. De hecho, el 70% afirmó que éste ha experimentado un notorio incremento.
Puerto Montt no ha estado ajeno a este fenómeno. Si bien durante los primeros meses de confinamiento por la pandemia hubo una efectiva disminución de la presencia de ambulantes en las calles, debido a la menor circulación de potenciales compradores, lo cierto es que en las últimas semanas la actividad prácticamente se "desbordó", como lo advirtió el presidente de la Cámara de Comercio de la capital regional, Eduardo Salazar.
Para los municipios, luchar contra esta actividad no es algo fácil ni popular. Habitualmente quedan en el medio de los reclamos del comercio establecido y de los vecinos, por la competencia desleal y la inseguridad, y de las demandas de los propios ambulantes, que encuentran en esta venta irregular la forma de llevar el sustento a sus hogares.
Aun así, tienen que actuar, pues por algo la población les encomendó la tarea de gobernar las ciudades. La corporación edilicia puertomontina anunció un nuevo plan, definido esta vez como de "regulación transitoria", que ojalá tenga mejor suerte que la ordenanza que debutó el 2 de enero del año pasado y que hasta ahora, la evidencia está a la vista, no es más que letra muerta.