No hay duda que la elección presidencial que se realiza hoy en todo el país prácticamente ha absorbido la atención de la opinión pública. Todo lo que está en juego, con una Convención Constitucional en marcha, las inquietudes sobre el futuro de la economía, las demandas sociales expresadas en el estallido y la creciente inseguridad ciudadana, han terminado siendo un cóctel propicio para una campaña electoral muy polarizada, quizás la más abierta desde el retorno a la democracia en el año 1990.

Con todo lo relevante que es esta definición para el país, no obstante, no es la única elección. Hoy, hay otras tres papeletas que marcar para quienes acudan a los locales de votación, todas las cuales son tremendamente relevantes para la marcha de las regiones, sobre todo en un escenario de anhelos de mayor autonomía y en el contexto de la figura ya empoderada del gobernador regional, que fue electo este año y que ha representado todo un hito en la descentralización. En el caso de Los Lagos, este domingo se definirán los nombres de tres senadores (uno más de los que hay ahora), nueve diputados (cuatro del distrito 25 y cinco del 26), y 20 integrantes del Consejo Regional (cuatro más de los que componen en la actualidad al Core).

Cada una de las autoridades que triunfen en los comicios de hoy, sean reelectas o electas por primera vez, tendrán que asumir la muy necesaria tarea de dignificar la política en tiempos que han sido complejos para la definición de prioridades, adopción de acuerdos y comunicación con la ciudadanía, en un escenario marcado por las desconfianzas y dudas acerca de los principios en juego. Senadores, diputados y consejeros regionales habrán de comprender que la región tiene múltiples urgencias en esta etapa de complicaciones sanitarias y, además, un significativo potencial para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Quienes venzan hoy en la elección deben tener muy en cuenta que su primer compromiso es con sus respectivos territorios, más que con sus legítimas adscripciones políticas.

Nuevamente los chilenos somos llamados a emitir nuestro voto para elegir autoridades en nuestro país. Esta vez tenemos que pronunciarnos sobre quiénes asumirán responsabilidades tan importantes como Presidente de la República, senadores, diputados y consejeros regionales.

Lamentablemente no faltan razones para estar desencantados con la política: disputas eternas entre los que tienen responsabilidades, faltas a la probidad de muchas autoridades, engaños para perpetuarse en el poder, populismo desatado, creación de expectativas incumplidas, discursos llenos de lugares comunes y así una larga lista.

Pero no es la política la que produce el desencanto, sino más bien el desempeño de algunos políticos lo que desilusiona. La política, en simple, consiste en la organización y administración del poder en una determinada sociedad. Los seres humanos somos gregarios; necesitamos vivir con otros y, por eso, necesitamos también organizarnos, creando instituciones y asignando responsabilidades con las facultades necesarias para ejercer sus mandatos. Y sabemos lo que cautiva el poder, ante el cual somos vulnerables, porque permite incidir en la vida de los demás.

En razón de la ambigüedad del poder, es entonces necesario que nos tomemos en serio lo que significa participar en un proceso eleccionario para entregarle una importante cuota de poder a algunas personas. Lo que más necesitamos en este momento es que todos los que tienen derecho a voto vayan a expresar su opinión. Junto con esto, necesitamos también que esa opinión pase por el cedazo de la reflexión y el discernimiento con respecto a las personas que queremos elegir para estos cargos tan significativos.

En esta línea, dos criterios se imponen con urgencia para elegir líderes con sentido, más allá de sus programas y capacidades personales. Por una parte, la categoría del servicio nos ayudará a buscar candidatos que no aspiran a ser elegidos para servirse del poder, sino para utilizarlo para el bien común. Y, por otra, la categoría del diálogo y el respeto nos iluminará para optar por aquellos que efectivamente construyen una sociedad democrática desde la amistad cívica, alejados de la prepotencia de la violencia y la falsedad.

Se nos abre entonces en este día una nueva oportunidad de participación. Con esperanza, acerquémonos a emitir nuestro voto y colaboremos así en la construcción de un Chile más representativo de todos nosotros.

Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt

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