Por cierto que el avance de la vacunación en el país ha permitido enfrentar de mejor forma a la pandemia. La exitosa inoculación que partió a comienzos de este año ha brindado hasta ahora una efectiva protección a la población, pese a la porfía de los círculos negacionistas y antivacunas que sin base científica alguna se resisten a colaborar con la sociedad.

Aun así, es hora de que la ciudadanía empiece a tomar nota del aumento de nuevos contagios que se está observando en Los Lagos desde el pasado 21 de octubre, y que sitúa a la región entre las de mayor incremento en el país. La razón detrás de ello estaría en la presencia de la variante delta, de mayor capacidad de transmisión de acuerdo a las autoridades sanitarias, y probablemente en los círculos antivacunas que están poniendo en riesgo la inmunidad alcanzada.

Desde los gremios de la salud, tanto el Colegio de Enfermeras como la Fenpruss, agregan a estos antecedentes lo que definen como erróneas señales de parte del Gobierno en cuanto al peligro que todavía representa la pandemia, en el contexto de mayores libertades de circulación sin las suficentes medidas de autocuidado. En este sentido, tienen razón en sostener la necesidad de reforzar la comunicación de riesgo que exige la pandemia todavía vigente, algo extraviada desde que la mayoría del territorio avanzó a las fases superiores del plan Paso a Paso, junto con una menor actividad fiscalizadora en la vía pública.

Quizás el retroceso en el Paso a Paso decretado para la comuna de Puerto Varas, a contar de hoy, constituye una señal poderosa para graficar los peligros del covid-19, incluso en un escenario de mayor vacunación y menor demanda de hospitalización de pacientes en las unidades críticas. La vacuna ha sido efectiva en la región en cuanto a la disminución de contagios y a la baja de hospitalizados, merced a la protección que proporciona, pero aun así es mucho lo que está en juego, desde las esferas de salud, económica y social, como para que las personas crean equivocadamente que ya no es necesario mantener las medidas de autocuidado.

Mucho hablamos hoy del valor de lo comunitario. Nos surge una primera pregunta: ¿Tenemos conciencia de la afectación que la comunidad tiene en la vida de cada persona?

No es nuestro propósito encontrar una definición de comunidad, no obstante, para el desarrollo de esta reflexión tomaremos lo que creemos son los principales elementos de una comunidad: sentido de pertenencia, la interrelación y la cultura.

El ser humano, por esencia, es un ser social. A propósito de lo que hemos vivido con la pandemia, nos damos cuenta de las consecuencias negativas que tiene para la salud mental la soledad. Somos seres en relación, con necesidades básicas indiscutibles.

Necesitamos de la experiencia de encuentro y acompañamiento. Necesitamos relacionarnos con un otro y vincularnos. Necesitamos sentirnos parte del grupo o comunidad, necesitamos identificarnos con otros.

La segunda pregunta que nos surge es: ¿Cómo nos estamos relacionando con nuestro medio ambiente? En este sentido, el sistema actual le da poco o nulo valor a la organización comunitaria, dando énfasis, en muchos casos, a valores que surgen del individualismo y ligados al consumismo. Sin duda, es esto lo que nos ha llevado a la crisis climática que enfrentamos actualmente como sociedad, ya que para satisfacer nuestras necesidades, hemos explotado nuestros recursos naturales generando cambios globales sin precedentes. Olas de calor, incendios forestales, disminución de las precipitaciones y aluviones son sólo algunos de los ejemplos de esta devastación.

En este contexto, necesitamos hacer un cambio de paradigma. Busquemos formas más adecuadas de relacionarnos con nuestro entorno. Tratemos de comprender de mejor manera los fenómenos naturales y culturales con los que convivimos, de tal modo de sentirnos parte de la comunidad a la que pertenecemos. Incentivemos procesos de reflexión acerca de nuestros hábitos y acciones diarias y cómo estas impactan positiva o negativamente.

Si queremos convivir en un mundo más armónico, es importante fortalecer el valor de la comunidad como principal medio para enfrentar un cambio de paradigma que nos permita avanzar hacia valores como la reciprocidad, lo colectivo, el respeto, la empatía y el reencuentro con la naturaleza.

Mónica Vásquez, consejera

familiar de Cenfa Puerto Montt

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