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Un emprendimiento da nueva vida al plástico y retoma tradición ancestral

EN COCHAMÓ. Aprovechando mallas de pesca de salmones en desuso, un grupo de innovadores puso en marcha un proyecto que además incluye a varias artesanas de la comunidad.
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María Consuelo Ulloa

Un hecho fortuito y una buena obra terminaron convirtiéndose, sin querer, en un emprendimiento que no solo es novedoso sino que encadena una serie de virtudes que lo tienen ahora como un ejemplo a nivel local.

Se trata de la propuesta que entrega Mochacóbags, bolsas hechas a partir de material en desuso y que, además de colaborar con el medio ambiente, da trabajo a artesanas de la zona.

Todo comenzó como un regalo. Manuel Astudillo -el hombre detrás de esta propuesta- quería confeccionar un obsequio cuando vio la idea en una malla de pesca de salmón.

Recuperó el material y durante dos días, con ayuda de una amiga, tejió la red y le puso cuero.

El resultado: dos bolsas transparentes que les entregó a unos inversionistas de la empresa en que trabajaba.

Con el tiempo la idea se fue perfeccionando y terminó siendo un producto amigable con el medio ambiente y fabricado por dos artesanas en la comuna de Cochamó, tres en Puerto Montt y cuatro en Puerto Varas.

Inspiración histórica

"Uno se da cuenta que se pueden ocupar las redes para muchas cosas más que contener y atrapar, porque es un objeto diseñado para ello. Además, nos reconecta con el origen del territorio y su diseño ancestral. Siempre he sentido algo súper fuerte con la conexión ancestral. Mueve el piso, eso me pasó cuando vi las redes", afirma Astudillo, quien explica también que el producto toma como referencia la "pilwa", un oficio ancestral de las comunidades mapuche-huilliche. "Jamás quisimos hacer una neo pilwa. Está inspirada en ella. Ese es un oficio muy bonito y es importante acentuar lo que hay detrás de eso. No es solo vender sino enseñar", sostiene.

La idea mágica tiene también entre sus fundadores a Erick Sepúlveda y entre ambos trabajaron durante meses en la fase inicial y finalmente lograron conseguir un patrocinador comprometido con la generación de cambios en la forma de trabajar e impactar en el medio ambiente y la sociedad: la empresa Ersil, que provee las mallas que las empresas salmoneras ya no utilizan.

El propio Sepúlveda cuenta que la recepción del público "ha sido súper positiva. Las personas están valorando mucho que se pueda reutilizar y para nosotros es clave que se busque la mejor opción de reutilizar, que no se pase directamente al reciclaje. Cuando le explicamos a las personas que lo que hacemos es recuperar, reparar, entienden un concepto que se utiliza mucho, pero que poco se entiende".

Agrega que "ya estamos sobrepasados (en el planeta) en cuanto a basura y residuos, ya hay una cantidad muy grande de plástico y materiales que no se le da una segunda vida... y hay una tendencia a la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, pero que no es suficiente. Y ahí aparece Mochacó con este producto donde las personas pueden ver que a basura se le puede dar un giro con un poco de creatividad".

Volver al oficio

El trabajo de las artesanas es involucrar al territorio donde está la empresa y trabajar con la comunidad, todas las empresas debiesen hacer eso. Varias de las artesanas han estado vinculadas a las pesqueras y han salido de eso, y reconectarse con el oficio a través de esto, les ha sido muy romántico. El volver a nuestro ADN y volver al trabajo hecho a mano", complementa Astudillo.

En este aspecto, Faviola Vidal, una de las expertas del tejido, explica que su entrada al proyecto "fue bien anecdótico, yo tengo un local en Río Puelo y un día llegaron una personas con un bolsito muy llamativo, sencillo, elegante y me acerqué y consulté dónde lo había encontrado. Y me dicen que era un emprendimiento que estaba creando y me encantó. Conecté con él porque yo vengo del mundo de la pesca artesanal, entonces me llamó la atención que de una red hayan hecho algo tan útil y sencillo, pero que finalizado se ve tan elegante".

Sobre qué significa para ella ser parte de la iniciativa, cuenta que propuso trabajar en red, para complementar su trabajo principal y que ahora está "contenta de trabajar con él. Me siento como trabajando en la pesca nuevamente, uno tiene los conocimientos, no se olvida eso. Yo corto la red, luego tengo que coserla y luego armo el bolsito. Me llevan los insumos y yo lo confecciono".

Por ahora la idea toma un impulso inusitado. Sobre cuál es el horizonte al que quieren aspirar, Astudillo refiere que "más allá de pensar en la cantidad de productos, tenemos una planificación de producción súper justo con todas las artesanas (...) sentimos que hemos ampliado harto los equipos de artesanas, pronto tendremos en Alerce, Chiloé y Puelo, entonces sentimos más significativa la red que estamos tejiendo con las artesanas. Es más importante tener un buen equipo para poder afrontar cualquier desafío que a futuro nos vayan pidiendo".

"Además estamos enfocados en nuevos productos que los vamos a utilizar para inspirar y para generar ideas en cosas que otras personas o marcas o puedan hacer. No queremos acaparar el mercado, sino invitar a crear con los residuos proactivamente."

9 artesanas son parte, por ahora, del proyecto, a la espera de sumar a más mujeres de otras localidades.