Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos

Adolfo Alvial: "Cuando el covid no puede con el amor"

E-mail Compartir

Los padres y suegra de Adolfo Alvial fallecieron de covid: "Con una voz tenue me preguntó, "¿como está tu mamá?". Le respondí, "papá, no mejor que tú, y también luchando".

"Sentí que para él sería bueno verla y le mostré una foto en WhatsApp y le dije, es de ayer. La miró. Lucía serena y con mascarilla de alto flujo en la habitación de la residencia que habían ocupado juntos hasta la semana anterior. Me miró, cerró los ojos y entendí que comprendía muy bien el desenlace más probable, para ella y para él. Luego asintió levemente, sin decir nada más. Mi madre tenía Alzheimer avanzado y permanecía en hospitalización intradomiciliaria porque su estado no permitía trasladarla. Mi hermano había logrado internar a nuestro padre, pero pese a los esfuerzos, cada intento por recuperarlo tropezaba con dificultades basales que no permitían avances. Su deterioro era sostenido y su pronóstico cada vez más malo. A la semana de los fallidos intentos por recuperar a mi padre, mi madre empeoró y murió. Hicimos todo lo que pudimos, para finalmente concentramos en que no sufriera los dolores del zarpazo final e implacable de esta enfermedad. Nos dejó a los dos días que mi padre vio su fotografía, con la misma belleza de rostro y alma que todos admirábamos y agradecíamos".

"Por su parte, mi padre decidió a los pocos días que él no seguiría en su dolorosa lucha explicándole a los médicos, él veía que todo su esfuerzo no estaba dando los resultados esperados y que ahora sólo quería morir en paz y sin sufrimientos evitables. Conversamos al día siguiente con él y con gran serenidad me recordó el epitafio que quería en su tumba, "honesto, modesto y veraz".

"Le dije que así sería y le hablé de la música que pondríamos en su funeral, y nos habló con naturalidad de la muerte que se acercaba y reímos juntos con las escasas fuerzas que aún le quedaban. Con su decisión, sellaba un deseo compartido con la mujer de su vida y con la cual juntos forjaron sueños y una familia desde hacía 70 años, partir juntos, porque no habrían sabido vivir el uno sin el otro. Todo nos indicaba que mi padre entendía que ese sería el camino, y sin decirlo, era probablemente parte de la enorme fortaleza que mostraba frente al final 5. Mi padre murió cinco días después".

"Cuando aún no se disipaba el dolor de la partida de ambos, nos dejó mi suegra y amiga. Una gran mujer, sabia, profunda y alegre. Los tres, y antes con mi suegro, compartieron muchas veces, en familia, con todos nosotros, que era cuando se sentían intensamente felices".

"Ya no los tendríamos físicamente, pero su testimonio y las enseñanzas que nos dejaron hasta en las cercanías de su muerte, permanecerán por siempre. El covid-19 no pudo vencer al amor".

"Sus funerales me causaron la tristeza de no tenerlos más, pero también la tranquilidad de su partida, tan unidos como siempre. Sin embargo, sentí también una sensación de dolor por las miles de personas que comenzaban a morir y por sus familias, sin poder acceder a servicios médicos que empezaban a colapsarse a pesar del enorme esfuerzo del personal de salud".

"El covid-19 ha sido implacable y doloroso, pero nos ha recordado que somos también seres capaces de amar y solidarizar, y acaso sea esta la única opción que tenemos de enfrentar un futuro desafiante para todos".

Johann Bayer: "No dan ganas de vivir"

E-mail Compartir

Paola Espinoza, pareja durante 28 años del puertomontino Johann Bayer, falleció de covid: "Todos los hombres que tienen una mujer a su lado, tienen que aprender a valorizarla, porque cuando no está, uno se da cuenta".

"Ella hacía todo. Con mi hija tuvimos que comprar una secadora porque no sabíamos ni colgar la ropa. Este tiempo en lugar de ir mejorando voy empeorando... estuve con sicóloga, pero ya no voy, porque lo único que dice es que "es algo normal" y que tengo que poner de mi parte... con ese tipo de comentario y de ayuda... es como si te sientas y es tu trabajo y deber responder a ciertas preguntas.". "No me sentí acogido y por eso decidí no ir. Además, después de visitar a un médico y conversar con él como por 30 minutos, salí mucho mejor y eso que no es sicólogo. Pero me ayudó bastante".

"A la casa no es fácil llegar. No es lo mismo, ya han pasado siete meses, pero no me dan ganas de vivir, ni de comer... no tengo hambre y paso -a veces- hasta dos días sin comer. Y a veces cuando como, lo hago porque hay que hacerlo; pero no porque tenga ganas. Cuando mi hija hace alguna cosa, ahí como algo. Es una situación compleja, que no tiene ni patas ni cabeza, porque no sabes cómo salir adelante, aunque todos te digan que tienes que ser fuerte y que esto pasará. Pero tienes que estar ahí. No es fácil decirle a uno que cambie esta mentalidad. No tomo desayuno, ni almuerzo, ni ceno, ni nada, estando en la casa no hago nada. Ha sido una situación compleja. No sabes cómo salir adelante... El valor de la mujer uno lo aprende a valorar cuando no la tiene. Estuvimos juntos 28 años, en las buenas y en las malas. Cometí errores, como todo ser humano, y todos estos errores se pagan en la tierra".