Correo
Llegó septiembre
Cuando llegaba el septiembre de mi infancia, me aprendía una poesía de memoria, a la bandera, la patria, una cueca o las Glorias del Ejército, tenía que seguramente recitar en el salón de mi escuela, en el acto académico, donde era fijo declamador (gracias profesores míos por la consideración que templó mi personalidad).
Hoy llegó septiembre con aires muy diferentes, ya maduro y en el tercer tiempo de la vida. Espero que se apruebe la idea de legislar el cuarto retiro, que el Servel confirme que soy ciudadano habilitado, espero rememorar el 48 aniversario del aciago golpe militar, para luego, apaciguados los ánimos, bailar una cueca chilota, comer una jugosa empanada y un anticucho, y elevar un volantín, para ondearlo en los aires más renovados y oxigenados de la política chilena, de más respeto y dignidad para el hombre y su destino, y que al final recordemos a Neruda que dijo y escribió "podrán cortar todas las flores, pero no impedirán que vuelva la primavera".
Eduardo Nievas Muñoz
En defensa de Carabineros I
Con preocupación me he enterado que algunos constituyentes están promoviendo la "desmilitarización terminal de Carabineros de Chile". Quiero traer a la memoria que en la crisis del año 1978 con Argentina, la condición militar de Carabineros, su despliegue territorial, su armamento, sus comunicaciones y en especial su juramento de rendir la vida si fuera necesario, permitió cubrir rápidamente todos los pasos fronterizos, contribuyendo valiosamente al despliegue estratégico de las Fuerzas Armadas. No juguemos con la seguridad nacional.
Onofre Torres
En defensa de Carabineros II
La frase "refundar la policía uniformada" ha rondado mucho en la Convención Constituyente últimamente, pero sin preguntarse si es realmente necesario o sólo se hace por ir en contra de la institución.
Por décadas Carabineros de Chile ha sido un símbolo de protección y seguridad de las personas. Uno jamás escucha peticiones de eliminar una comisaría o que haya menos carabineros, por el contrario, las personas siempre piden que ellos estén más cerca de sus comunidades.
Soy consciente de que las policías necesitan una modernización (que ya está en curso), pero de ahí a ser refundadas es un paso innecesario que busca borrar instituciones que, por mucho tiempo, y al margen de casos puntuales de funcionarios que han incumplido protocolos, han llenado de orgullo a nuestra nación.
Ricardo Oyarzún
"Notarialmente hablando"
En su columna "Notarialmente hablando", publicada en la edición de este sábado en el Diario El Llanquihue, Jorge Loncón inicia señalando que "se ha zanjado de una vez por todas la controversia por el tema del servicio público y los notarios", aportando al debate información poco precisa, todo ello, a propósito del caso de certificación de patrocinios de la Lista del Pueblo mediante la falsificación de firmas y timbres de un notario ya fallecido.
El más grueso de estos errores lo comete Loncón al referir que los notarios reciben "sueldo", lo cual es enteramente falso.
Por el contrario, estos abogados actúan como independientes, no tienen empleador y financian la operación de su oficio mediante los cobros directos a los usuarios, sin aporte o apoyo de recursos fiscales de ningún tipo.
Así las cosas, el resultado de la columna es poco feliz, ya que atribuye responsabilidad al notariado en los atentados contra la fe pública que habitualmente ocurren en nuestro país, como los hechos de este caso.
Pero lo más grave es que pierde de vista y exime de culpa el columnista a quienes son los verdaderos responsables de atentar contra la buena fe: nosotros, ciudadanos de un país donde reina el véndamelo sin boleta, el pituto, el CVA y el "no seai gil si no va a pasar nah", campeones olímpicos del salto de la regla sin impulso.
Para terminar, distinguido columnista, la culpa no la tiene el sillón de Don Otto.
Lorenzo Miranda Morales
Violencia en La Araucanía
En la Región de La Araucanía, es hora que los terroristas y también las comunidades dirigidas por violentistas, o tolerantes o encubridoras de los mismos, reconozcan la opresión y la dominación en que tienen, entre otros grupos humanos, a los trabajadores, a los agricultores y a los contratistas forestales.
Como víctimas, esos mencionados grupos ya se han ganado su derecho en este país a que se les den escaños reservados y se les reconozca una "deuda histórica".
Con el agravante que sus opresores están vivos, podrían responder ante la justicia y reconocer y pagar su deuda con la sociedad ellos mismos, no a través de actos simbólicos.
José Luis Hernández