Escasez hídrica en el sur del país
La sequía exige tanto una mejor distribución de agua en las zonas rurales de Los Lagos como también la búsqueda de nuevos sistemas de acopio. Hace un par de décadas habría sido inimaginable que la falta de agua en los sectores rurales de la zona hubiese alcanzado este nivel de seriedad.
Aunque pudiera parecer contradictorio, la Región de Los Lagos, territorio asociado en el imaginario colectivo del país a la lluvia durante todo el año, los verdes prados, lagos y mar, desde hace un tiempo a esta parte viene sumándose al escenario de escasez hídrica cuyas principales consecuencias (y visibilidad) se dan en la zona central. Desafiando una rica historia pluviométrica que por décadas facilitó el pastoreo en los campos y que conspiró en contra de cualquier estrategia de almacenamiento, desde la provincia de Osorno hacia el sur ya se instaló una constante la falta de agua para las miles de familias que viven en los sectores rurales.
Por ello es que en el mes de abril pasado, el ministro de Obras Públicas firmó el decreto de escasez hídrica para las provincias de Osorno, Llanquihue y Chiloé, lo que supone mayores facilidades para que los municipios y el Gobierno Regional vayan en ayuda de las zonas amagadas mediante la contratación de camiones aljibe, en un contexto ya no de una emergencia puntual, sino que como parte de un fenómeno mundial que será una constante, producto del cambio climático. Aunque las corporaciones alcaldicias están en mejor pie con este instrumento para acelerar las estrategias de distribución de agua, el presidente del Consejo Regional advirtió a través de este medio que pocas han presentado proyectos de este tipo, lo que debiera estar desde ya en la mesa de los nuevos alcaldes que asumieron esta semana y de aquellos que fueron reelegidos. Todos, sin distinción, han de comprender que se está frente a una emergencia que exige una respuesta rápida desde todas las entidades del Estado.
No obstante, la contratación de camiones aljibe no puede constituirse en la única herramienta. Es la que puede dar soluciones en el corto plazo, pero paralelamente la autoridad debiera ir explorando iniciativas que permitan un mejor almacenamiento, así como cuidar de verdad los humedales urbanos, que aunque ya cuentan con una ley que los protege, parece que siguen estando a merced de la presión inmobiliaria.