Livia Vergara: la cultura canoera en la Región de Los Lagos
Hasta el 30 de este mes estará en exhibición, en la Casa del Arte Diego Rivera de Puerto Montt, un homenaje a las mujeres chonas que habitaban desde la Provincia de Llanquihue hasta Tierra del Fuego y que, con sus manos y buceo en gélidas aguas, alimentaban a sus familias y criaban a sus hijos en sus grandiosas embarcaciones denominadas Dalcas.
En el espíritu de Livia Vergara Moya vive una verdadera mujer canoera contemporánea y urbana nacida y criada en Santiago. Su infancia fue entre "máquinas de coser, ya que mi mamá siempre confeccionó todo tipo de vestuario, hubo tiempos buenos y malos… me críe jugando con telas" (catálogo de exhibición). Al igual que las nómades milenarias, ella -a los 19 años- partió de su hogar enamorada a una distante ciudad de Llanquihue donde tuvo sus cuatro hijos. Pero valiente y dispuesta a desarrollar y compartir su aprendizaje, se separó para vivir de su don de artesana y maestra.
Los chonos son un pueblo vivo cuya huella está presente en nuestros genes, en nuestras artes de navegación que son el alma de los chilotes así como en la toponimia de las islas y canales que surcan con sus embarcaciones. Su presencia es visible aún en la Puntilla Tenglo y en los cientos de conchales y corrales de pesca del Seno de Reloncaví, los que tienen más de 5.000 años de antigüedad, ellos están entre los primeros pueblos indígenas mucho antes de que se constituyera la nación mapuche.
"La historiadora Carla Loaysa me motivó con sus relatos a hacer un homenaje que fuera estética pura, sensación y sentimiento" dice Livia, tras lo cual postuló y se adjudicó un proyecto Fondart Regional (2020) del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. "Ellas habitaban en estas embarcaciones llamadas dalcas… como yo trabajo la fibra vegetal tuve que hacer las 7 dalcas…y estuve un año estudiando, sacando modelos pero aún con la tecnología de hoy fue mucho trabajo… me impactó que vivían casi desnudas con este frío de la Patagonia, ellas eran las que buceaban y no los hombres, amamantaban a sus hijos en sus dalcas y para mantener el calor corporal bebían grasa de lobos marinos …" comparte.
Livia siente que este homenaje a las mujeres canoeras tiene el objetivo de hacerlas visibles: "muchas personas no saben que existieron… piensan que ellas están solo en Magallanes… toda su vida se sacrificaron y en realidad las mujeres siempre hemos estado en desventaja" dice Livia. "Vi tantas fotos de ellas y vi dulzura en sus rostros" por lo que encomendó al artista visual chilote Guillermo Grez Aburto su representación. Sin embargo, "el también leyó mucho sobre ellas y representó sus rostros pero no de manera tierna, eso fue lo que él sintió…es una mirada muy profunda".
"Se habla mucho hoy de la mujer williche, es más conocida, pero no la mujer chona o canoera" dice Livia. Efectivamente, los primeros terminando aceptando la forma de vida impuesta por los conquistadores españoles, especialmente su religión católica. Por el contrario, los chonos decidieron alejarse de las misiones y de los fuertes que iban fundando para lo que se refugiaron en los canales más australes y en las aguas más gélidas donde mantuvieron su forma de vida nómade y su compleja religión. Por eso ella afirma que "a mí me gusta la gente rebelde que hacen cambiar el mundo, yo me siento identificada con los chonos".
Cada una de las dalcas elaborada por Livia Vergara tiene el sentido de que diferentes mujeres homenajean a las mujeres canoeras: una de madera con un llolle (red de pesca hecha con vegetales), otra de metal y madera "por la nostalgia de ver en cada playa una embarcación que están solamente los fierros", otra cubierta de "rostros de mujeres que amo", otra es una embarcación que los niños le regalan a las canoeras y que consiste en cientos de pequeños barcos de papel reciclado de una pautas musicales. Otra representa la desnudez y trabajé mucho con las sombras que las dalcas proyectan, "son símbolos de regalos a ellas y la de las fibras es una de las que más me gusta porque llevo trabajando ese material por muchos años, es una de las que más me identifica". Otra está cubierta de vellón con semillas y "que representa claridad, fragilidad… que levitan desde mis sentimientos más profundos hacia su espiritualidad".
Se trata de una experiencia completa no solo por la representación artística de Livia y pinturas de Guillermo, sino que además el público tiene la oportunidad de escuchar música clásica original elaborada para ambientar el clima duro y las condiciones de vida tan sacrificadas. Nicolás Cortés es el autor de la música inaugural de la obra interpretada por la Compañía de Danza Tierra Húmeda.
"Yo soñé con ellas, me imaginé navegando con ellas, pasando frío…fue un trabajo muy consciente… hay que hacer todo, desde lo más pequeño hasta lo más grande de manera consciente… Me gusta Puerto Montt porque tengo la necesidad de vivir cerca del mar" dice Livia evocando el inicio de un paisaje que continua a Magallanes por 1.500 kilómetros y que es el marco geográfico en donde las canoeras vivieron.
Para Livia Vergara su mayor sueño es contar con una escuela de artesanas "Enseñar el oficio de artesana a las mujeres es lo que más me gusta, trabajaba para casi todas las municipalidades en talleres… pero nos falta escuela para vivir de este oficio". Esas habilidades les seguirá permitiendo a las 'canoeras contemporáneas', mujeres valientes y trabajadoras, seguir criando a sus hijos de manera independiente como lo hicieron las mujeres chonas por miles de años.