Bloom de algas y muerte de peces
Los repetidos incidentes de FAN deberían motivar la adopción de una entrega de información más clara y oportuna a la opinión pública. La creciente toma de conciencia de la ciudadanía en torno a la preservación de los ecosistemas debe ser atendida por los actores implicados.
Alos sucesivos escapes de salmones que hubo el año pasado desde distintos centros de cultivo en la zona, y que despertaron la preocupación de organizaciones ambientalistas y la intervención de los órganos fiscalizadores del Estado, a fin de solicitar mejoras en los mecanismos de prevención y medidas de mitigación, se ha agregado por estos días una masiva mortandad de especies producto de un nuevo bloom de microalgas. El fenómeno, producido en el fiordo Comau, en Hualaihué, ha provocado, desde fines de marzo, la pérdida de 1.916 toneladas de salmones desde seis centros de cultivo, lo que según antecedentes de Sernapesca ha significado la muerte del 8% de la biomasa activa.
El fenómeno del bloom de algas viene registrándose periódicamente en el país desde hace algunos años. Por lo que se sabe, es una de las tantas consecuencias del cambio climático, que al alterar la temperatura del mar, propicia la floración algal nociva (FAN) y, por ende, una menor disposición de oxígeno en las aguas, lo que termina produciendo la asfixia de los peces que no están en las profundidades.
Tanto las agrupaciones medioambientales como los habitantes de las zonas cercanas a la zona en que ha surgido la FAN han estado demandando mayor información de las empresas salmoneras afectadas y de las instituciones estatales encargadas de supervisar esta actividad económica. Materia relevante a dilucidar, según lo que han señalado, es la capacidad de recolección de las especies muertas por parte de las empresas, su disposición final y los efectos en las aguas circundantes.
Esto viene a refrendar los insuficientes canales de comunicación hacia la opinión pública cuando se registra este tipo de episodios en las áreas marinas del sur. En este tipo de situaciones es prácticamente una obligación que las entidades fiscalizadores asuman su condición y aporten información a la ciudadanía local, que crecientemente está preocupada sobre la preservación del medio ambiente.
Esta necesidad se hace más relevante aún si se considera que el cambio climático seguirá causando bloom de microalgas y afectando, por tanto, a los centros de cultivo de las empresas salmoneras.