pandémico

Es preocupante que aun a pesar de la voluminosa evidencia de la enorme crisis sanitaria por la que está transitando el planeta desde hace más de un año, con una aguda tensión en las redes asistenciales de cada país y un notorio aumento en las tasas de mortalidad, haya todavía quienes persistan en desoír los llamados a la prevención de parte de autoridades y expertos, poniendo en riesgo no sólo su salud, sino también la de sus seres más cercanos. Si bien su presencia comenzó a aparecer tibiamente hace algunos meses en el Hemisferio Norte, ya se ha dejado sentir en el país, con actitudes que van en abierto sentido contrario a lo que se requiere para superar colectivamente la pandemia.

En este segmento de los "incrédulos", por así llamarlos, se pueden distinguir dos subgrupos. Están aquellos que desconfían de la realidad del coronavirus, tejiendo relatos fantasiosos acerca de un plan global para someter a la gente a un prolongado aislamiento, y para quienes, por lo tanto, no reviste peligro alguno salir a la calle sin mascarilla; y están los que ahora último dudan en torno a la seguridad de las vacunas que ya se están aplicando en el país, sospechando de la rapidez con la que los laboratorios dieron con la fórmula e incluso de las intenciones de la inoculación.

Por cierto, ninguno de estos grupos es capaz de blandir argumentos serios y basados en evidencia científica. Basta que lo lean en las redes sociales (aquí el funcionamiento del algoritmo se está convirtiendo en un franco riesgo para la lucha contra la pandemia), para que adopten decisiones temerarias que, al final, pueden irse en contra de sí mismos y de sus familias.

En una sociedad como la occidental, que tiene como uno de sus pilares a la libertad de expresión, es complejo restringir la circulación estos discursos negacionistas. La mejor contrastación para aquellos es precisamente recurrir a los datos de la pandemia, que hablan de millones de contagiados, una lista extensa de fallecidos y hospitales funcionando al límite. Y la responsabilidad argumentativa no le compete únicamente a las autoridades y los expertos, es también de cada ciudadano que sabe lo que se está jugando con la salud pública.

Al iniciar el año laboral o académico, nos inunda una serie de temores, los que se han agudizado con la presencia de la pandemia. ¿Cómo será el año? ¿Qué dificultades tendré? Es normal atravesar por un período de adaptación, hasta ir sintiendo que estamos preparados para cumplir los objetivos trazados.

Este proceso de adaptación involucra al menos tres etapas: la fase inicial, que generalmente es unos días antes de comenzar el año laboral o académico. Luego viene una etapa de acomodación, donde debemos organizar nuestros horarios. Finalmente, una etapa de consolidación, donde sentimos que vamos habituándonos a esta nueva rutina. Es vivido de diversas formas y está determinado por factores como la personalidad, la etapa del ciclo vital, mayor gusto o disgusto por las tareas que desarrolla, las habilidades que involucra y el contexto.

Es normal vivenciar ciertas emociones con mayor o menor intensidad. No hay emociones buenas o malas, todas nos enseñan algo si nos permitimos escucharlas y aprender de ellas. Esta habilidad es llamada inteligencia emocional.

La emoción central en este proceso es la ansiedad, derivada del miedo, pero que se distingue de este último porque el miedo es un temor a una amenaza real y presente, mientras la ansiedad se caracteriza por ser un temor a situaciones que se derivan de las proyecciones que hace la persona.

Debemos aprender a canalizar nuestra ansiedad, de manera que se vuelva nuestra aliada. Primeramente, tomar conciencia del tipo de pensamientos que nos transmite, por ejemplo: "no voy a poder", "esto me cuesta mucho", etc. Una buena técnica es escribirlos, para detectarlos más fácilmente. Esto impide que se vuelvan pensamientos automáticos, rígidos y difíciles de remover. En segundo lugar, practicar alguna técnica de relajación. Otra alternativa es adoptar una postura crítica frente a los pensamientos que nos producen preocupación: ¿es factible que esto ocurra? ¿Sirve de algo darles vuelta a estos pensamientos?

Finalmente, si nos sentimos muy sobrepasados, podemos pedir ayuda. Una persona emocionalmente inteligente sabe pedir ayuda cuando siente que lo necesita.

María Teresa Morand García-Huidobro,

sicóloga, coordinadora de Cenfa Valparaíso

80 años | 17 de marzo de 1941

Con créditos hoteleros impulsarán el turismo

Importancia para todo el país revistió la última reunión del Consejo Nacional de Turismo, ya que entre otras materias consideró la construcción de nuevos hoteles en diversas zonas del país, como en Puerto Montt. Para la construcción de estos recintos se acordó conceder créditos. Para Puerto Montt sería de un millón de pesos.

20 años | 17 de marzo de 2001

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10 años | 17 de marzo de 2011

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El alcalde de Puerto Montt, Rabindranath Quinteros, descartó la posibilidad de crear un barrio rojo, determinación que, según el jefe comunal, la tomó luego de constatar que había mucha gente que no estaba de acuerdo con esta iniciativa, aunque reconoció que esta opción se venía analizando desde hace algunos años.